Cuando Citlali Imelda Méndez Delgado veía a bailarines profesionales en plena ejecución pensaba “yo quiero volar como ellos”. A punto de ingresar becada al Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, campus Monterrey, la oriunda de Piedras Negras, Coahuila, dio un viraje, audicionó para la Facultad de Danza de la Universidad Veracruzana (UV) y logró un lugar. Recientemente participó en la convocatoria de la Salzburg Experimental Academy of Dance, Austria, con la intención de continuar su formación y fue la única mexicana aceptada.

En una ciudad fronteriza como Piedras Negras la oferta cultural está notoriamente restringida, citó Citlali en entrevista para Universo, pero cuando tenía 16 años se enteró de que la bailarina Susana Banda impartiría un taller de danza contemporánea. Tal convocatoria llamó su atención y permitió su primer encuentro con esta bella arte.

“Cuando era niña veía el programa de tele So you think you can dance y decía ‘yo quiero aprender a bailar así’. Ése fue el trampolín para empezar a investigar al respecto, pero Susana Banda fue mi mentora, me enseñó lo que es el Graham, la danza clásica, todas las técnicas modernas de la danza contemporánea.”

Cuando Citlalli cursaba el último año de preparatoria, Banda, también oriunda de Piedras Negras, invitó al coreógrafo mexicano Ruby Gámez, de la compañía regiomontana Teoría de Gravedad, para que compartiera un taller en aquella ciudad fronteriza. “De los 20 chicos que entrenábamos con Susi, yo era la única que quería ser bailarina profesional y ella se lo dijo a Ruby”, refirió la joven de 24 años.

La sugerencia del bailarín fue que asistiera a las audiciones que estaban en puerta de Ópera Prima en Movimiento, convocatoria que impulsa Canal 22, televisora del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Si bien Citlali no tenía un nivel dancístico elevado, la vivencia le permitiría relacionarse con tal ambiente, conocer a más bailarines y sobre todo confirmar si en realidad su camino era la danza. Para tal convocatoria las sedes eran San Luis Potosí, Ciudad de México, Mazatlán y Xalapa. Tanto Gámez como Banda le sugirieron Xalapa o Ciudad de México por el alto nivel de la danza en particular y la riqueza cultural en general.

Citlali eligió Xalapa y viajó acompañada de su padre, de tal vivencia compartió: “Nunca voy a olvidar a Francisco Córdoba Azuela, quien nos dio la clase. Veía que él volaba y yo decía ‘yo quiero volar como él, quiero saltar’. Recuerdo que me caía, no sabía cómo hacerlo, me golpeaba, pero a la vez me emocionaba. Salí de la audición súper emocionada”.

Precisamente el día de la audición era el último para sacar ficha para el propedéutico de la Facultad de Danza de la UV, no lo pensó y se postuló. Por fortuna, siempre ha tenido el apoyo de sus padres, ella médico y él físico, a pesar de que en su ciudad natal la vida gira en torno a empresas e industrias y las bellas artes son poco difundidas, insistió la joven.

“Mis papás siempre nos dieron a mi hermano y a mí la libertad de estudiar lo que quisiéramos. A mí nunca me presionaron, pero el día que llegué muy emocionada a decirles que había platicado con Ruby Gámez, porque quería dedicarme a la danza profesionalmente, hubo un silencio, no dijeron nada, estaban como en shock; además, yo ya tenía beca para ir al Tecnológico de Monterrey y estudiar Relaciones Internacionales. Recuerdo que (minutos después) mi papá tomó su computadora y me dijo ‘¿Cuándo es?, para ver lo del boleto’.”

Para ella, la UV y Xalapa han significado más de lo que esperaba. “La Facultad de Danza es de las más organizadas”, dijo. Es más, destacó que para ella, “el ingrediente especial de la UV es la libertad de propuesta y creación que tienen los estudiantes, el indagar en nuestra individualidad, saber hacer equipo, pero buscando nuestra esencia y estilo de movimiento”. A ello se sumó la plantilla académica, así como profesores de talla internacional que constantemente son invitados a la entidad universitaria, para enriquecer su proceso formativo.

Citlali ingresó a la UV en 2013 y egresó en 2017; enseguida, se incorporó a la Plataforma para la Creación e Investigación de Estudiantes y Egresados de la Facultad de Danza de la UV (Plataforma UV, cuya dirección virtual es https://www.facultaddedanza.com/plataforma), coordinada por Nancy López Luna Cano.

Precisamente, a través de la Plataforma UV se contactó con la Salzburg Experimental Academy of Dance, la segunda mejor escuela de todo el mundo en su tipo. El primer filtro fue virtual y una vez superado viajó en marzo a New York, Estados Unidos, para la primera audición presencial, tal ciudad fue una de las 14 sedes que hubo en todo el mundo y la más cercana a México.

Como resultado, ella y 186 finalistas más de todo el mundo fueron convocados a la última fase del proceso en la propia academia austriaca, lo cual sucedió en mayo pasado. El veredicto fue favorable sólo para 20 personas y ella fue una de las tres latinas y la única mexicana en tal lista, por lo que ya se prepara para reunir los recursos necesarios y desarrollar su estancia, que será de septiembre próximo a julio 2019.

“La final fueron cinco días de audición de ballet contemporáneo, improvisación, composición, coreografía, entrevistas y solos. Fue una semana pesada, pero también divertida.”

La entrevistada comentó que contrario a la advertencia que siempre le hicieron en el norte (en referencia a la región del país de la que es originaria), de la danza sí se puede vivir. “¡Claro que sí!”, destacó. “Hay muchas maneras, depende la rama a la que te vayas a enfocar, está la docencia, que por lo regular son los que mejor ganan, porque muchos crean sus proyectos de centros de formación dancística”.

Al respecto, comentó que desde hace dos años y medio trabaja en un centro vocacional para la danza cuyo nombre es Artífice, proyecto abocado a la niñez, mismo que le hubiera encantado tener en su ciudad cuando ella fue niña.

Para ella, la danza puede cambiar a las personas, por ello su importancia en la sociedad. “La danza es movimiento y el movimiento está en todas partes”. Además, quienes danzan “son personas más sanas y libres, no tienen tanto estrés al ser una vía de escape y, claro, se involucra a la mente, el poder de crear es infinito”.

Karina de la Paz Reyes Díaz/Prensa UV