La reforma constitucional de la presidenta Sheinbaum para fortalecer la soberanía nacional ante las amenazas comerciales y políticas de Estados Unidos intenta ocultar el verdadero mensaje: ¡con mis narcos no se metan!

La soberanía significa la capacidad del Estado para tomar decisiones autónomas. Es el derecho del pueblo a tomar decisiones políticas libres e independientes del exterior para enfrentar sus desafíos internos.

Por tanto, la soberanía nacional no está en riesgo por causa de los Estados Unidos. Lo que está en riesgo es la continuidad y legitimidad de un régimen que decidió “abrazar” a la delincuencia organizada como parte de la perversa estrategia de establecer un Estado autoritario.

La barbarie del campo de exterminio y adiestramiento de Teuchitlán –sólo comparable al holocausto de la Alemania Nazi- confirman la descomposición del Estado a causa del control territorial de los cárteles del narcotráfico y su estrecho vínculo con el gobierno morenista.

Aludir a la soberanía para impedir que se investigue el holocausto mexicano es tanto como sugerir que Alemania tenía el derecho de desaparecer a miles de personas porque esto era un asunto interno, no era un asunto del resto del mundo.

Si Claudia Sheinbaum en realidad quiere fortalecer la soberanía de nuestro país, debe romper el pacto del fentanilo.

La reforma constitucional para fortalecer la soberanía no es más que un acto de propaganda política –como lo fue la concentración en el Zócalo capitalino-, insuficientes para apaciguar los demonios del gobierno estadunidense.

Estados Unidos no está conforme con tener en su poder a los 29 narcotraficantes más poderosos de la historia de México. Hoy quiere a los verdaderos capos, los que se ocultan tras las columnas del palacio nacional, y aquéllos que se resguardan temerosos en los palacios de gobierno en los estados y en el fuero legislativo.

Claudia Sheinbaum no defiende la soberanía del país. Esa no está en riesgo. Defiende la supervivencia de su movimiento y la impunidad de sus dirigentes, incluyendo al autor de este desastre que aun gobierna desde las sombras.

Por esta razón es que el PRI votó en contra de la reforma para fortalecer la soberanía nacional, basado en cuatro argumentos adicionales a los aquí expuestos:

1. Lo que pretenden reformar ya existe. La Constitución ya protege la soberanía nacional y el rechaza la intervención extranjera.

2. Se trata de un acto de propaganda política ante la amenaza a Morena, no al país.

3. La reforma evade el verdadero problema: el crimen organizado y su infiltración en la política morenista.

4. Finalmente, criminaliza la investigación de delitos y protege a los delincuentes.

La soberanía de nuestro país es innegociable. No necesitamos reformas constitucionales ni demagogia política; necesitamos un gobierno que la sepa ejercer en el marco del derecho y las relaciones internacionales.

Ni la reforma constitucional, ni la escenografía de un zócalo lleno, evitarán que el destino los alcance…

La puntita

El gobierno de Morena ha decidido “apagar el micrófono”. Lo mismo en la tribuna del Congreso, en los foros sobre educación o en las oficinas de sus funcionarios. Nadie tiene derecho a discernir o le apagan el micrófono.

Mi solidaridad a Daniel Covarrubias, dirigente de la sección 32 del SNTE y a todos los maestros veracruzanos que han sido agraviados por la actitud arrogante y autoritaria de la Secretaria de Educación.