Aunque hay optimismo en algunos análisis sobre que la seguridad mejorará a raíz de las últimas detenciones de grandes jefes de los cárteles delincuenciales, lo cierto es que hasta ahora los mexicanos nos sentimos más inseguros.

El Inegi al presentar los resultados de su última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, correspondiente al segundo trimestre de este año, expone que veracruzanos ahora se sienten más expuestos.

En marzo, en el puerto de Veracruz, el 55.7% de los habitantes respondieron sentirse inseguros en su ciudad, tres meses después esa percepción subió al 63.3%. En Coatzacoalcos, el porcentaje pasó de 76.2 a 78.4%. Y en Xalapa, sede de los tres poderes de gobierno y en donde reside Cuitláhuac García, que dice que todo está mejor en su gobierno, en marzo el 57.3% de los xalapeños se sentían inseguros y ahora está con esa sensación el 58.8%.

La violencia generada por las organizaciones criminales ciertamente no empezó en 2018 con López Obrador, viene de mucho tiempo atrás y se recrudeció a partir del 2000 con Vicente Fox, quien despareció a las viejas corporaciones policiacas federales que, sí infestadas, pero controlaban a esos grupos porque los jefes de las policías eran los que mandaban para bien y para mal.

A partir de ese tiempo los que empezaron a mandar fueron los narcotraficantes que ahora mandan totalmente y han expandido su control. El trasiego de drogas actualmente solo es una de sus múltiples fuentes de ingresos dado que también abarcan la extorsión, el secuestro, la tala ilegal, el control de penales, los asesinatos, los asaltos al transporte de mercancía, el robo de combustible, el tráfico de migrantes, la obra pública y los contratos de gobiernos, la compra barata de mercancía agrícola y pesquera para venderla cara y más.

El Ejército cada vez golpea menos a los cárteles, la Marina ya bajó su actividad y la Guardia Nacional hace menos. ¿Por qué?, la respuesta está en el incremento de las actividades ilícitas y en que los mexicanos se sienten más inseguros, pues sencillamente hay más inseguridad, es decir, los que mandan, insistimos, son otros.

Por lo que respecta a la gran mayoría de las policías estatales están peor que las fuerzas federales. Aquí en Veracruz se aprecia con claridad esa situación.

La Secretaría de Seguridad Pública del Estado arrancó este gobierno haciendo negocios con la compra de equipo y todo indica que siguió igual. Mientras tanto la tropa fue utilizada, en las primeras elecciones, más en lo electoral que en el combate a la delincuencia y el resultado es lo que se vive en Xalapa y Veracruz, que es menor a lo que resienten en Coatzacoalcos, Minatitlán, Acayucan, Sayula, Las Choapas, San Juan Evangelista, Poza Rica, Córdoba, Orizaba Tuxpan, Pánuco y muchos otros lugares.

Eso sí, la policía veracruzana tiene carta blanca, vía lo que el Gobernador denomina Código Rojo, para disparar cuando así lo considere necesario, sea contra campesinos que protestan sin armas o contra estudiantes que no se someten a una revisión. ¿Y los capos de los cárteles que operan en Veracruz?