Un supuesto pacto de amistad entre dos mujeres mayores y religiosas, Lorenza y Érica, que cruzaba el umbral de la muerte. Ambas laicas consagradas. Es la explicación inicial que han entregado este miércoles tanto la policía como los fiscales chilenos luego del hallazgo del cadáver de una mujer de 59 años encontrado hace dos días en una calle residencial y tranquila del municipio de Ñuñoa, en el sector oriente de Santiago de Chile. El antecedente revelado ha supuesto un vuelco en la historia, porque en las primeras horas se pensó que se trataba de un delito más asociado al crimen organizado que se ha extendido por el país sudamericano, donde ya no resulta extraña la aparición de cuerpos en la vía pública desmembrados.
Todo comenzó alrededor de las tres de la tarde de este lunes, cuando trabajadores de un edificio de la zona reportaron a la autoridad sobre la existencia de una maleta con un contenido sospechoso en la calle Los Talaveras. El personal de la Policía de Investigaciones, PDI, descubrió que al interior del bolso se encontraban los restos de una persona de sexo femenino, los que tenían una data de muerte aproximada de unos seis meses, al menos. El caso ha provocado expectación en la opinión pública chilena, ya que la zona donde se halló el cuerpo corresponde a un barrio residencial de clase media acomodada. Una de las primeras pistas del caso fue un vídeo de una cámara de seguridad que mostraba a un hombre que circulaba por el lugar en un triciclo motorizado, que habría tomado la maleta sin transportarla hacia otro lugar. De acuerdo a los datos entregados este miércoles por la policía, era un reciclador que, al abrir la maleta, se percató de que habían restos descompuestos, pero que dejó el objeto en el mismo lugar.
Las condiciones en las que fue encontrado el cuerpo encendieron las alertas sobre un eventual accionar de las bandas criminales organizadas. Pero los acontecimientos dieron un giro sorprendente: los investigadores agrandaron el margen de investigación en la zona y, gracias a otras cámaras, encontraron las imágenes de una mujer mayor dejando la maleta en una esquina a las siete de la mañana del lunes, a unos 200 metros del punto de reciclaje. Luego de conversar con vecinos del lugar, identificaron una casa en calle Los Jardines, donde vivían tres mujeres: una de 80 años, su hija religiosa –llegó desde Italia hace poco para cuidarla– y una tercera mujer.
El jefe de la Brigada de Homicidios de la Región Metropolitana, el subprefecto Juan Fonseca, ha dicho que dos mujeres interrogadas por la PDI son una madre y una hija. La madre, que fue identificada como Lorenza Ramírez, de 80 años, habría sido la persona que llevó el cuerpo hacia la vía pública en una maleta, según lo reportado por radio Bío-Bío. La mujer fallecida, según Emol, sería Erica Fernández (59 años). El mismo medio informa que, más que amigas, habrían sido pareja y que querían forman su propia congregación.
El acuerdo hasta la muerte “por cariño”
El subprefecto Fonseca ha detallado que la fallecida Érica sufría de una gran dolencia y que su amiga de 80 años la cuidó hasta sus últimos días. Ambas sellaron un pacto de amistad que se debía concretar tras su deceso. La enferma habría fallecido en abril de 2023 y, tras ello, su amiga Lorenza ocultó su cuerpo en su casa de calle Los Jardines, en Ñuñoa.
“Esta persona hace un pacto con esta persona que fallece hace un año atrás y la mantiene en el lugar por el cariño que le tenía. Ellas mantenían una amistad. Ella manifiesta que le tenía mucho cariño y que habían hecho un compromiso entre las dos de que ninguna se iba a denunciar si fallecían”, dijo el jefe policial.
El fiscal Francisco Lanas, de la Fiscalía Metropolitana Oriente, ha detallado que la mujer falleció en otro domicilio, en calle Suárez Mujica, de la misma Ñuñoa. Su amiga, sin embargo, la trasladó a la vivienda de Los Jardines y que el cadáver estuvo retenido en una bodega por todo un año. “En el cuerpo no hay señales de violencia, ni fractura. No estaba descuartizado ni desmembrado. No hay participación de terceros. Sería preliminarmente una muerte natural”, ha dicho.
Sobre la forma en la que se encontró el cuerpo, las autoridades creen que la religiosa habría dejado los restos de su amiga en la calle ante el temor de que una de sus hijas –la religiosa que había regresado desde Italia a vivir a ese domicilio– hallara el cadáver. “Debido a la probabilidad de que su hija descubriera esta maleta con el cuerpo de su amiga, es que decide dejarla en la calle. Esa es la única explicación lógica que tenemos hasta el momento en esta investigación en curso”, ha dicho el fiscal Lanas.
La PDI también apunta al estado mental de la mujer que conservó a su amiga fallecida. “Ella la deja en la maleta porque nosotros entendemos que debe tener alguna especie de trastorno y en algún momento de conciencia denota que su amiga está en una maleta y quiere darle una sepultura. Ese es el motivo que indica ella por el que la deja en la esquina”, ha explicado el subprefecto Fonseca.
La adulta mayor de 80 años ha sido imputada como autora de inhumación ilegal, pero quedó en libertad debido a su avanzada edad y a su irreprochable conducta anterior. Su hija, en tanto, aparece como testigo en la investigación.
Las amigas –la cuidadora y la fallecida– se habrían conocido en una parroquia. De acuerdo a Emol, allí decidieron convertirse en laicas consagradas y vestir hábitos azules. Y nunca más vistieron ropa de calle. Ninguna de las dos, sin embargo, según declaró el Arzobispado de Santiago, pertenecen a una congregación. Y si bien la mujer de 80 años llegó a casarse y a tener tres hijos, todos adultos, Érica permaneció soltera durante toda su vida.
El País
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