Dos termitas estaban en pleno cortejo cuando quedaron atrapadas en la resina de un árbol y preservadas en ámbar fosilizado
Un hallazgo fósil en ámbar presenta evidencia de que las termitas que vivieron hace millones de años tenían los mismos comportamientos de apareamiento que se describen en sus parientes vivos de hoy.
Hace aproximadamente 38 millones de años, dos termitas estaban en pleno cortejo cuando quedaron atrapadas en la resina de un árbol y preservadas en ámbar fosilizado encontrado en una mina de Rusia.
Este fósil hasta ahora más antiguo y único descrito de una pareja de termitas Electrotermes affinis brindó a los investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (OIST) la oportunidad única de analizar el comportamiento de apareamiento de los insectos extintos. Sus hallazgos se publicaron ahora en PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences).
Después de adquirir el fósil, el equipo de Genómica Evolutiva del OIST utilizó una micro-CT de rayos X para observar mejor el par de E. affinis incrustado en el ámbar, “identificar la especie en realidad no fue fácil, porque había burbujas delante de partes importantes del cuerpo de las termitas”, señala el Dr. Simon Hellemans, investigador postdoctoral de la OIST. El escaneo reveló no sólo a qué especie pertenecían los insectos, sino también que los individuos atrapados eran un macho y una hembra que yacían uno al lado del otro con las piezas bucales de la hembra tocando la punta del abdomen del macho.
Una imagen con la que los investigadores estaban familiarizados, ya que la observaron muchas veces en las termitas actuales realizando un comportamiento llamado carrera en tándem. Durante este comportamiento de apareamiento, los insectos muestran movimientos coordinados que aseguran que la pareja permanezca junta mientras explora un nuevo nido.
Lo que se destacó en el fósil fue la posición irregular de la pareja, una al lado de la otra, en el ámbar, en lugar de estar una detrás de la otra. “Nuestro enfoque se centró en cómo se crean los fósiles y cómo cambia el comportamiento durante la muerte del insecto”, explica en un comunicado el Dr. Nobuaki Mizumoto, que actualmente trabaja como profesor asistente en la Universidad de Auburn.
Debido a que la conservación en la resina del árbol no es instantánea, los comportamientos normales de apareamiento del insecto se interrumpen y sus posiciones cambian mientras están encerrados en la sustancia pegajosa. Para probar su hipótesis de que las fuerzas durante la formación del ámbar pueden explicar el cambio de posición, el Dr. Mizumoto y sus colegas simularon este proceso en el laboratorio.
Sus experimentos con parejas de termitas apareándose demostraron que incluso si el individuo líder quedaba atrapado en una superficie pegajosa, el seguidor no escapaba ni abandonaba a su compañero, sino que caminó alrededor y quedó atrapado en la superficie pegajosa, en una posición muy similar a la pareja inmortalizada en el ámbar. “Si una pareja se encuentra con un depredador, normalmente escapan, pero creo que en una superficie pegajosa no se dan cuenta del peligro y quedan atrapados”, explica Mizumoto.
Este novedoso enfoque de recrear el proceso de quedar atrapado en la resina del árbol permitió a los investigadores cuantificar los comportamientos de una especie extinta con nueva precisión: “para algunas cosas, los fósiles son simplemente la mejor evidencia, una ventana directa al pasado”, coinciden Bucek y Mizumoto.
Europa Press
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