En ocasiones, los voluntarios de los equipos de rescate se pasan meses peinando parajes aislados en busca de excursionistas perdidos o víctimas de un crimen. Sin embargo, puede que pronto una nueva herramienta permita localizar pruebas forenses desde el cielo. Según los científicos, comprender cómo reflejan la luz los rastros de sangre y otras señales humanas halladas en distintas superficies naturales permitiría que las partidas de búsqueda emplearan imágenes captadas por drones para explorar con rapidez extensas áreas de terreno y hallar indicios de personas desaparecidas, vivas o muertas.

Los drones pueden ir equipados con sensores especiales, capaces de medir la intensidad de todas las longitudes de onda del espectro electromagnético (y no solo el rojo, el verde y el azul de una cámara típica) en cada píxel de una imagen. Los geólogos emplean con frecuencia esta técnica para localizar yacimientos minerales. Mark Krekeler, mineralogista de la Universidad Miami en Ohio y sus colaboradores se dieron cuenta de que la misma técnica, combinada con la base de datos espectrales adecuada, permitiría detectar pruebas forenses.

Para construir el dispositivo, los investigadores estudiaron la forma en que diversos elementos humanos (como la sangre, la ropa sudada o el tono de la piel) reflejaban la luz en distintas longitudes de onda. Algunos trabajos previos han examinado esas “firmas” reflectantes para identificar restos de sangre, “pero las firmas dependen de la superficie y pueden variar con el tiempo”, explica Krekeler. Su equipo analizó miles de muestras, entre ellas manchas de sangre sobre diferentes tipos de roca, observando los cambios que se producían a medida que se secaba la sangre.

Los investigadores adaptaron un programa que permite combinar varias firmas conocidas para reproducir un objetivo de búsqueda específico. Por ejemplo, se pueden mezclar las firmas de las rocas y de la ropa para localizar a un excursionista perdido en las montañas; o las de la sangre, la ropa y la arena para hallar el paradero de una persona herida en un desierto.

El programa establece si el objetivo se encuentra en algún píxel de una imagen. Puede distinguir un animal de un ser humano en un bosque denso, escrutar un paisaje urbano para hallar indicios de una persona concreta vestida con una prenda azul de algodón, o determinar si el suelo está manchado de sangre o gasóleo, asegura Krekeler. El equipo presentó su trabajo en un congreso de la sección centro-norte de la Sociedad Geológica de América, celebrado el pasado mes de abril.

Wendy Calvin, planetóloga de la Universidad de Nevada en Reno que no participó en el estudio, califica de “interesante y novedoso” este uso de los datos espectrales. “La técnica parece prometedora”, añade, aunque cree que utilizarla desde las alturas podría resultar complicado, dado que seguramente tendría que haber una gran cantidad de material para poder apreciarlo en un píxel.

En cuestión de meses, algunos funcionarios ya podrán descargar y probar el programa. La elaboración de protocolos de buenas prácticas para las operaciones de búsqueda favorecería el empleo rutinario de esta técnica en exploraciones y estudios forenses, opina Krekeler. Y agrega que, a medida que se vaya extendiendo el uso de drones y sensores, esos aparatos podrían transformar algunas investigaciones que hoy son costosas, arduas o incluso imposibles.

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