Lo dijimos anteriormente en el texto, hay mucha agua en Veracruz pero no nos sobra; por otro lado, la capital del estado crece aceleradamente y el depender de una sola fuente para abastecer del líquido a la ciudadanía ya nos está pasando factura.
En verdad es de alarmarse y tomar previsiones. Primero hacer que las y los xalapeños entiendan que, algún día no muy lejano, podríamos padecer lo que otras capitales sufren con la falta de agua, como Monterrey o la Ciudad de México; guardando las proporciones, la problemática comienza a ser parecida, con periodos de acceso ilimitado, incluso ahora con días de no contar con agua potable.
Ricardo Ahued, presidente municipal de Xalapa, acaba de ser franco en una declaración al respecto, “se están haciendo los tandeos y regulando los tanques, rogamos a la población cuidar el agua en tanto llegan las lluvias. Ha bajado la captación cerca de 30 por ciento y esto implica que tengamos que hacer tandeos para que nadie se quede sin agua”. Las fuentes de abastecimiento de agua en Xalapa enfrentan una disminución de 30 por ciento en sus niveles, debido a la falta de lluvia que se ha registrado en las últimas semanas. El presidente municipal de Xalapa, Ricardo Ahued Bardahuil, informó que por ello se han ajustado los tandeos para responder al déficit de lluvias que se registra en toda la entidad veracruzana.
La mayor parte del agua que abastece a las diversas redes de distribución de la zona metropolitana de Xalapa proviene de puntos de captación superficial, principalmente ríos y manantiales, que se alimentan de la precipitación en sus cuencas abastecedoras. No obstante, muchas de estas cuencas están perdiendo cobertura boscosa, lo cual reduce su capacidad de captación y retención de agua.
Desde hace unos 30 años las fuentes de agua que surten a la capital son las mismas, lo que tiene a Xalapa bajo condiciones de estrés hídrico; el origen de lo que irresponsablemente estamos gastando está en una zona del Cofre de Perote, conocida como Agua Escondida, ese lugar es parte de la cuenca del Río Pixquiac y de sus mamantiales surge el 38% del agua que consumimos en la capital. Esa zona forestal no representa únicamente árboles, el ecosistema de manera integral permite que los mamantiales sigan vivos, pero el equilibrio ambiental de la zona debe mantenerse y protegerse, lo cual es otro factor de riesgo pues gracias al interés perticular de sus ejidatarios es que nosotros cómodamente tenemos agua. Prácticamente dependemos de ese bosque que es´ta a unos 50 kilómetros de Xalapa.
Algunas organizaciones como Custodios del Archipiélago, Global Water Watch, Centro Mexicano de Derecho Ambiental, entre otras, advierten que urge una Ley General de Aguas (LGA) que debió promulgarse en febrero de 2013, según el mandato constitucional sobre el Derecho Humano al Agua y al Saneamiento publicado en febrero de 2012.
En el caso de Veracruz, señalan que la Legislatura debería aprobar y promulgar a la brevedad; en lo que a la región de Xalapa respecta, es indispensable que haya acuerdos y colaboraciones entre Xalapa, Banderilla, Tlalnelhuayocan, Coatepec, Emiliano Zapata, Jilotepec, Rafael Lucio, Xico y Coacoatzintla, además los municipios de Acajete, Naolinco, Teocelo y Quimixtlán-Chilchotla (Puebla).
El futuro nos alcanzó, el impacto del cambio climático, la evidente falta de conciencia de la población más el nulo enfoque regional y de largo plazo de parte de las autoridades nos tienen al borde de una crisis hídrica. Diría mi abuelo, “ven la tempestad y no se hincan”.