Chulada de representantes populares, que anteponen su “amistad” con Rusia y su gobierno, a la crisis humanitaria de desplazados, a los ataques desproporcionados entre un ejército invasor y un ejército Ucraniano que ha echado mano de civiles para reforzar sus filas.
Apenas ayer La Cámara de Diputados instaló el Grupo de Amistad México-Rusia donde el embajador ruso en México, Víktor Koronelli, agradeció la postura mexicana de no sumarse a la imposición de sanciones económicas y rechazar la petición de armamento a Ucrania.
¿A quiénes representan Alberto Anaya, del PT, y sus achichincles de MORENA y PRI integrantes del Grupo de Amistad México-Rusia? A esas y esos flamantes diputados se les borró la memoria, a largo plazo omiten los antecedentes que México tiene respecto a su postura en el tema de las guerras, específicamente de las acciones que Rusia ha tomado décadas atrás, también se les pasó que el presidente López Obrador nunca se ha pronunciado a favor de la invasión de Rusia a Ucrania, ni el Canciller Ebrard. Se representan a ellos mismos, y seguramente a un sector de personas que no entienden que el mundo es más grande que sus prejuicios y arcaicas ideas de teorías conspiratorias.
En cada uno de esos amistosos diputados hay una postura de aceptación acerca de las acciones bélicas que han costado vidas civiles en Ucrania, una insensibilidad por la vida de seres humanos que han abandonado su nación y deberán empezar de nuevo, con familia, con hijas, con hijos. O puede ser que simplemente sean admiradores del mandatario ruso Vladimir Putin, una figura polémica hasta en su mismo país.
El ganón de todo es el embajador ruso en México, quien no desaprovechó el escenario para estirar el alcance del discurso Putinesco, Viktor V. Koronelli aseguró que “Rusia no empezó la guerra contra Ucrania, la está terminando”, contra un régimen “neonazi” ucraniano. En el evento, el diplomático ruso reprochó que su país ha sido víctima de “una campaña mediática y de un odio contra efectivos del ejército ruso”. “Respetamos y valoramos mucho a México”, enfatizó y dijo que México es de los países que “nunca van a contestar ¡yes Sr.!”.
Chico favor le hicieron a su camarada presidente, el licenciado Andrés Manuel, quien ahora deberá agachar la cabeza cuando tenga que abordar temas bilaterales con Estados Unidos. El astuto y visionario dueño de la ocurrencia, diputado Alberto Anaya, trató de justificar el hecho enalteciendo las relaciones entre México y Rusia, y dijo que se obtienen 4,783 millones de dolares por el intercambio comercial de productos químicos, medicamentos, maquinaria, equipo, aviones y helicópteros.
La incongruencia en su máxima expresión, pues desde la ONU México fijó una postura clara de condenar la invasión rusa en Ucrania, lo que marcó la línea desde hace semanas al respecto del tema, pero les salió lo Putin a esos diputados, quienes abrieron una vía más de propaganda para el gobierno Ruso desde la mismísima Cámara de Diputados, institución en la que todas y todos los mexicanos deberíamos sentirnos bien representados; ojalá su linda y soviética amistad les sirva para apuntalar sus carreras políticas; y si no, al menos que les asegure un rinconcito en Siberia donde puedan esconder su mala fama como representantes populares.