Este miércoles se cumplen tres años de la toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador, fecha que quedará marcada en la historia de este país como el cambio de rumbo de décadas de atrocidades en la vida pública de México.
El inicio del cambio que esperábamos y que llegó porque no nos sentamos a esperarlo, sino que lo provocamos juntas y juntos.
Mirar hacia atrás, hasta esa fecha, provoca un efecto raro: por un lado, parece que fue ayer y, al mismo tiempo, pareciera que han pasado muchísimas cosas, muchísimos cambios radicales en beneficio de nuestro país contenido en un tiempo tan corto.
En ocasión de este aniversario el miércoles pienso estar, como un mexicano y como un militante de Morena más, en el Zócalo de la Ciudad de México escuchando el mensaje del Presidente y celebrando sus logros con miles de compañeras y compañeras.
A la mitad del camino es un buen nombre para el libro que el Presidente López Obrador presentó recientemente. Estamos a la mitad, no sólo en el calendario, sino a la mitad de la Transformación, que ya avanzó, pero sigue teniendo pendientes.
Acudiremos al Zócalo a reconocer el trabajo de nuestro Presidente y a confirmar que ahora confiamos en él más que nunca, porque habiendo llegado al Poder hizo algo muy difícil: conservar su palabra y cumplir lo que comprometió.
Como pocas veces en la historia de México, las mexicanas y mexicanos sabemos que tuvimos razón en confiar en Andrés Manuel y que, si volviéramos el tiempo atrás sabiendo lo que ahora sabemos, votaríamos por él con más entusiasmo y decisión.
Los opositores, los que perdieron sus privilegios y a los que se les cayó o estar por caer su negocito a costillas del pueblo, siguen cada vez más enojados. Ese también es un buen termómetro de que el país está bien. Si a los ladrones de siempre les va mal, significa que a los demás nos tiene que ir bien.
Personalmente, estoy convencido de que seguir a la Cuarta Transformación y volverme parte de ella ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida, porque cuando mi hija crezca en un país y un Estado arrancado de las garras de los corruptos, sabré que hice lo correcto.