Un grupo de mujeres de la colonia el Moral, convirtió lo que era un viejo mercado abandonado en un huerto de alimentos y plantas medicinales, que ha transformado su vida.
La primera vez que Rita Jiménez Perez y una veintena de mujeres llegaron al mercado El Moral, no pensaron en que pudiera transformarse en un centro de gestión comunitaria.
El viejo mercado estuvo abandonado por más de seis años, en ese tiempo se convirtió en un espacio de violencia y reunión de delincuentes, luego fue demolido y el espacio entre escombros fue donado para hacer el huerto.
A la par, Rita y otro grupo se integró a una red del Instituto Municipal de la Mujer con el objetivo de combatir la violencia. De ahí surgió un primer grupo de trabajo.
“Hace tiempo que queríamos hacer algo que tuviera que ver con plantas, nosotros observamos que no tenemos centro de salud, ni doctor cercano, se nos ocurrió que podríamos sembrar plantas medicinales y así generar medicamentos naturales”, dice Rita.
El huerto inició formalmente en noviembre del 2020 y al principio, pensaron que sería muy fácil, solo plantar semilla y regar, pero el trabajo apenas empezaba.
“ Nos dimos cuenta que teníamos que adecuar el lugar, fueron muchas horas de trabajo para cargar y quitar los escombros de lo que había sido el mercado, todo para hacer las primeras camas de cultivo”, recuerdan.
El grupo de mujeres de diversas colonias se organizó y tras varias semanas logró las primeras diez camas de cultivo, después empezaron con los cursos y junto al departamento Agroecología y Educación Ambiental del ayuntamiento de Xalapa que dirige Anabell Rosas Domínguez, empezaron a conocer las técnicas la nutrir la tierra, hacer semilleros, horticajas, composta y hasta separar los residuos.
“Así fue como empezamos el huerto”, cuenta Rita quien está orgullosa de lo avanzado.
“ Sembramos hortalizas y plantas medicinales, la primera cosecha fue muy emocionante, tener nuestro primer rábano fue bueno, porque nos dio confianza en que podíamos continuar , vencer el miedo y lograr los cultivos”, recuerda.
Ahora el grupo lleva varias cosechas de hortalizas, que además de ayudar a la economía local de sus familias, les ha permitido aprender nuevas cosas sobre la tierra, pero además involucrar a sus familias.
Entrevistamos a Rita una mañana fría y lluviosa, ella arropada con un impermeable y botas asegura que nada detiene a este grupo de mujeres que se organizan para asistir todos los días a regar, deshierbar, abonar y cuidar sus plantas.
Nosotros somos como el huerto
Cuidar el huerto para estas mujeres significa más que tierras y plantas y Rita lo resumen bien: “ Yo les digo que si se dan cuenta, nosotras somos como el huerto, venimos, lo cuidamos , lo limpiamos, sembramos semillas buenas y estamos dando frutos, la tierra también somos nosotras, alguien nos enseñó el camino por donde podemos ir sin necesidad de tanta violencia, y nosotros estamos dando fruto en todo esto”.
Cuando se le pregunta, cómo sus esposos ven la actividad , confiesa que ese tema es difícil: “Algunos esposos piensan que esto es una pérdida de tiempo, admiro a mis compañeras que luchan por el espacio. Al principio el tema era difícil , pero también nos hemos ido empoderando y decidido de lo que nosotras queremos hacer en nuestro tiempo”.
Lo que Rita cuenta es verdad. El huerto además de transformar el espacio público, transformó la vida de las mujeres.
El huerto también transforma vidas
Josefina Bautista tiene 70 años y antes de llegar al huerto sufría depresión, no solo por la pandemia, sino por la pérdida de un hijo.
“Yo casi no hablaba, no escuchaba música, no tenía ganas de salir, no quería convivir, decía ¿ De que voy a hablar? pero el huerto me ayudó, dicen mis hijas que hasta la voz me cambió”, recuerda.
Josefina dice que el huerto le ayudó a sacar todo lo que ella sentía : “Ver el huerto me motivó, yo antes había sembrado plantas, pero nunca hortalizas, ahora estoy pensando en seguir sembrando pero en casa, eso mejora la alimentación y ayuda en la economía en casa”.
Alicia Ortega tiene 34 años, es una de las iniciadoras del proyecto y dice que el huerto es como si fuera un hijo y aunque su familia le dice que mejor consuma de la verdulería, tener su cosecha para ella es un logro “ cuando ves la siembra, no es tanto lo que cosecha, es tu trabajo invertido, tú sabes cómo se hizo, no es lo mismo ir a comprar, además si ayuda económicamente”.
A ella el huerto también le ha cambiado la vida, cuenta que ir al huerto la libera de la rutina de la casa y las tareas diarias, además sus hijos también participan en el huerto y aprenden al mismo tiempo.
El sueño de esta decena de mujeres es lograr producir jarabes, jabones, pomadas de sus plantas medicinales. “Tener una pequeña tienda que pueda ser un sustento para nosotras y que los productos salgan de la tierra que siembran y cosechan es el siguiente paso a lograr”, resume Rita, quien encabeza el proyecto.
El Huerto, parte de la educación ambiental
El huerto El Moral está instalado en uno de los centros comunitarios de gestión que realizó el alcalde Hipólito Rodríguez.
Anabell Rosas Domínguez, jefa del Departamento de Agroecología y Educación Ambiental de la Dirección de Medio Ambiente y Sustentabilidad, detalla que este es el más grande de una serie de huertos que se realizaron en varias colonias de Xalapa.
Coincide que la creación del huerto agroecológico va más allá del agua, la composta, la tierra y las semillas “ Tratamos de promover en nuestros programa de capacitación, la pregunta ¿ qué estamos consumiendo? , ¿ de donde viene? ? A quién beneficia? ? ¿Qué hago con los residuos que se generan? , para cambiar desde la educación”.
Anabel coincide en que el huerto no solo es la producción, es también fortalecer la parte social “ En este huerto lo estamos logrando bien, el huerto permite generar alimentos, conocimientos, pero al mismo tiempo otras oportunidades para las mujeres”.
AVC/Flavia Morales
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