Un equipo de científicos que provienen del Departamento de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial en la Universidad de Florida Central y el Laboratorio de Investigación Naval de Estados Unidos anunció haber encontrado el método para estabilizar las detonaciones y obtener propulsión cercana a los 21.000 kilómetros por hora —de seis de 17 veces la velocidad del sonido— en aviones y cohetes.
Una detonación es, en este caso, una onda de combustión supersónica, la cual se resume en una fuerza de choque impulsada por la liberación de energía de reacciones químicas.
Si bien esta generación de energía se está tratando desde hace mucho tiempo, “su implementación ha sido difícil”.
Las conclusiones y todos los detalles están alojados en el diario académico Proceedings of the National Academy of Sciences.
“Los futuros viajes terrestres e interplanetarios requerirán vuelos de alta velocidad y reentrada en atmósferas planetarias a través de medios robustos y controlables. Esto, en gran parte, depende de tener sistemas de propulsión confiables para vuelos hipersónicos y supersónicos”, precisan los firmantes del presente artículo.
Tal es la importancia de este avance científico que los inventores han dicho que se podría hacer un vuelo desde Nueva York hasta Los Ángeles en menos de media hora.
Lograr vuelos rápidos a velocidades supersónicas e hipersónicas es prioridad nacional y un enfoque internacional, según Daniel A. Rosato, Mason Thornton, Jonathan Sosa y los demás investigadores. Algunas metas del experimento son que la exploración espacial y los viajes entre continentes en avión sean un concepto normalizado, como los interurbanos.
Por otro lado, de acuerdo con las declaraciones del coautor e ingeniero aeroespacial Gabriel Goodwin, las simulaciones que permitirán construir el motor ayudarán al Pentágono a perfeccionar sus misiles hipersónicos.
Rosato también se mostró optimista: para él, habrá vuelos atmosféricos y espaciales a la velocidad del sonido en las próximas décadas. Los motores llamados scramjets, de estadounidenses y rusos, serían la base sobre la cual se erigiría este proyecto de ensueño, no sin antes proponer materiales que soporten la fricción de esta gran velocidad.