“En el primer autobús que quemaron bajaron a la gente, y los otros dos que incendiaron el fin de semana, estaban estacionados, fuera de su horario de servicio, pero ¿qué va a pasar cuando los ataquen en horario de trabajo? Y ahorita estamos en pandemia, pero ¿Qué va a suceder cuando los niños regresen a clase?”, se cuestiona Belén González, integrante del Colectivo de familiares de desaparecidos en Coatzacoalcos, que lleva su mismo nombre.

Este fin de semana en la ciudad donde reside Belén, dos autobuses de pasajeros fueron incendiados en diferentes puntos de la ciudad. El primer ataque se registró en la colonia Benito Juárez, el segundo fue en el fraccionamiento Ciudad Olmeca.

En ambos casos, sujetos desconocidos rompieron las ventanas del autobús y lanzaron bombas molotov para incendiar las unidades número 164 y 340, que fueron consumidas por el fuego.

Pero lo ocurrido este fin de semana no es algo nuevo para los habitantes de aquella región de Veracruz.

Hace dos semanas, un autobús del transporte urbano que transitaba por la colonia Puerto México, de aquella ciudad porteña, fue incendiado por sujetos desconocidos, que a punta de pistola bajaron al chofer y los pasajeros de la unidad, para prenderle fuego a la unidad.

Los ataques están relacionados con actos de intimidación, extorsión y “cobro de piso”, al concesionario de transporte público.

El ataque provocó crisis nerviosas entre los pasajeros de la unidad, que corrieron a guarecerse. También, los vecinos del sitio donde ocurrió la agresión, tuvieron que dejar sus domicilios, ante el temor de que el autobús explotara, y el fuego alcanzara sus viviendas.

La mujer que busca a su hijo Jacob Jiménez González, desaparecido el 25 de septiembre del 2015, afirmó que la quema de autobuses es muy alarmante “porque en ella se desplaza la mayor parte de la población en Coatzacoalcos, gente que va al trabajo, a realizar comprar, a ver a su familia… ¿Qué confianza puede haber de usar el servicio público?”.

“Queremos que nos escuchen”

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Coatzacoalcos es uno de los municipios veracruzanos con la mayor percepción de inseguridad, ya que ocho de cada diez habitantes ven a la ciudad como de alto riesgo.

Mientras que el Observatorio Ciudadano de Violencia en Coatzacoalcos, en su último reporte, documentó que, durante noviembre, se registraron nueve homicidios en la vía pública, doce asaltos a negocios y el robo de siete vehículos.

“Y todo sucede en la impunidad, los ciudadanos y las autoridades han perdido la capacidad de asombro frente a la violencia (…) Hay homicidios a plena luz del día, es frecuente hablar de extorsiones, y de la quema de camiones ni hablamos”, dijo Armando Carvallo Brañas, presidente de la Canaco Coatzacoalcos, que ha lanzado un llamado a las autoridades.

Este fin de semana, la cámara empresarial lanzó una alerta a los tres órdenes de gobierno, para frenar la impunidad que rodea los actos de violencia.

“Queremos ser escuchados, es imprescindible que se invierta más en recursos tecnológicos para la investigación del delito y se trabaje arduamente en la persecución de criminales”, dijo Armando Carvallo.

En abril del 2019, el gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador, definió a Coatzacoalcos como una ciudad prioritaria en materia de seguridad, y ordenó el despliegue de la Guardia Nacional en aquella zona. Y en agosto de ese mismo año, el gobierno de Cuitláhuac García envió a la Fuerza Civil a reforzar la seguridad en aquella región.

Además, desde el arranque del gobierno morenista se realizan mesas diarias donde se revisa la estrategia de seguridad en Coatzacoalcos y otras regiones del estado.

Para Belén González y Armando Carvallo, los atentados registrados el fin de semana contra autobuses de pasaje es una muestra de que “las autoridades de los tres niveles de gobierno están fallando, está claro que aquí hay algo que no está funcionando, y eso es la estrategia de seguridad”.

AVC/Eirinet Gómez

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