Los últimos cinco años, Rosa María Gómez Silva los dedicó a buscar a su hijo, Camilo Efraín Silva Gómez, víctima de desaparición forzada por policías de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) en Coatzacoalcos, durante el gobierno de Javier Duarte de Ochoa, hoy preso en un penal del Estado de México por los delitos de asociación delictiva y lavado de dinero.
Rosa María vio mermada su salud a consecuencia de la depresión que empezó a sufrir por la desaparición de su hijo Efraín, y en este año 2020, ya no pudo salir de casa para unirse a otras integrantes del colectivo “Madres en Búsqueda Belém González”.
En entrevista con Belem González, expuso que “Rosita” murió el lunes 22 de junio, a consecuencia de la depresión y complicaciones en su salud por la diabetes, y se fue sin volver a ver o saber de Efraín.
“Ella sufrió depresión, era una señora grande, enferma, se ponía contenta cuando salíamos a buscar y llevábamos con nosotros la foto de su hijo, ella caminó con nosotras, la conocimos, yo más porque su hijo desapareció junto con mi hijo en el mismo operativo” expuso Belem González.
Cabe mencionar que el 26 de mayo del 2015, el gobierno de Veracruz a través de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) a cargo de Arturo Bermúdez Zurita y la Secretaría de Marina y Armada de México (Semar) pusieron en marcha el operativo “Blindaje Coatzacoalcos”
Se informó que a ese municipio del sur llegaron un total de 535 nuevos elementos de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena), Marina-Armada de México (Semar), Policía Naval, Secretaría de Seguridad Pública y Policía Federal: 325 elementos del Ejército Mexicano, 100 de Infantería de Marina que trabajarán en coordinación con la Policía Naval; 100 policías estatales acreditables y 10 federales.
Fue el 25 de septiembre del 2015, cuando fuerzas estatales y federales realizaron operativos en diversos puntos de Coatzacoalcos, y de ese día se reportó la desaparición de 30 personas, pero sólo hubo 11 denuncias ante la Fiscalía General del Estado (FGE).
Belem González lamentó que el día de la desaparición de su hijo Jacob Jiménez González, también sufrió lo mismo Efraín -hijo de Rosa María.
“Jacob y Efraín eran amigos y andaban juntos, es como yo conozco a Rosita, y cuando ella no podía acompañarnos, nosotras nos movíamos a las búsquedas, y ella cuando veía en los periódicos la foto de su hijo se ponía contenta porque veía que las demás compañeras lo llevábamos con nosotros” expuso Belém González.
En sus últimos días Rosita, quedó sola porque su familia se alejó tras la desaparición de su hijo, y obtenía recursos de los dulces y “Chacharitas” que vendía en un parque cercano a su casa.
Finalmente explicó que otras mamás de jóvenes desaparecidos se ofrecían a ir por Rosita a su casa, cuando se necesitaba que ella acudiera a firmar documentos a algunas oficinas de la Fiscalía Regional de Coatzacoalcos, porque ya no podía caminar por si sola, sino que necesitaba el apoyo de alguien más.
“Le tendíamos puente, le ayudábamos porque sabíamos del dolor que ella llevaba, y ella al igual que todas nosotras tenía la esperanza de volver a ver a Efraín” finalizó, su amiga Belém González.
AVC/Verónica Huerta
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