Bogotá, Colombia.- La biblioteca de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano (Utadeo) fue el escenario donde la periodista Yolanda Ruiz, galardonada con el premio Simón Bolívar en 1987 y 2008, revivió algunos de los apartes de su libro «En el filo de la navaja», una obra que narra los triunfos y fracasos del «mejor oficio del mundo».
Ante la mirada de los asistentes, la periodista Yolanda Ruiz desnudó la que es hoy una de las profesiones más atacadas desde todos los frentes, pero también uno de los oficios que por estos días hace evidente su crisis a nivel laboral, de contenidos y otras dificultades que la obligan a reinventarse.
En conversación con el profesor Andrés Barrios, director del departamento de Comunicación Social y Cinematografía de Utadeo, la periodista, con más de 30 años de experiencia, hace una reflexión sobre el panorama de este oficio, en el que las empresas deberán reinventarse.
“Lo que está en juego es nuestra propias existencia y nosotros podemos seguir existiendo si seguimos haciendo lo que en esencia somos, periodistas. El asunto es que los medios de comunicación y los periodistas han venido relajando su función para poder competir en el universo de las redes sociales y en el escenario digital, y, de repente, se nos olvidó que hay que confirmar, verificar y contrastar la información antes de publicarla en una red social. Se nos está olvidando hacer periodismo y, de paso, estamos degradando la calidad de este oficio”, señaló la comunicadora, quien hizo énfasis en que «la dictadura del clic nos está llevando a deteriorar el producto».
Ante la pregunta del profesor Barrios sobre cómo, desde la academia, se puede «salvar» el oficio y darle un nuevo aire, Ruiz insiste en que a la academia le falta casarse con los medios. Hoy en la mayoría de las universidades hay medios de comunicación que permiten hacer televisión, radio, escribir, pero no están conectados con la realidad.
«Hay que casar más a las universidades con la vida real, con lo que se hace en el terreno, en el oficio, en la construcción directa de los contenidos, porque por mucho que les enseñen a los estudiantes en el aula, nunca los van a preparar para lo que vivirán en el mundo real. El periodismo es un oficio que si no se hace, no se aprende”, señaló.
En las más de 300 páginas, la actual directora nacional de noticias de RCN Radio cuenta cómo vivió las diferentes etapas de su vida periodística. En su primer capítulo “Los periodistas somos humanos”, deja claro que la «objetividad» no existe en este oficio, que está hecho desde la humanidad del reportero. Una humanidad que la nubló en sus primeros días de periodista, cuando tuvo que cubrir un hecho de violencia en Ciudad Bolívar, donde, tras un operativo contra el M-19, una mujer fue baleada. Este fue el primer cadáver que vieron sus ojos.
Esa sensibilidad la volvió a bloquear cuando, siendo periodista de la revista Cromos, debió cubrir el atentado contra el avión de Avianca, en 1989. La tragedia que marcó a las familias de los 110 pasajeros ese 27 de noviembre, la dejó sin palabras, desarmada ante el dolor y el llanto de las víctimas. Un hecho que, con su libro, muestra que en esta profesión también hay fracasos.
“Lo que fui entendiendo con el paso de los años es que necesito la condición de humanidad, que no solamente es importante no perderla, sino que es trascendental mantenerla para poder conectarse con las historias que todos los días tenemos que enfrentar. Si se pierde esa condición, perdemos la empatía con las víctimas, la capacidad de entender lo que pasa, perdemos la posibilidad de ir más allá de la primicia, que es a veces lo que como periodistas tenemos que buscar, pero nunca olvidar que los seres humanos están por encima de las primicias», indicó.
Otro de los desafíos es luchar contra la premura, que es mala consejera. El afán por «la chiva» es el artífice de los aciertos y errores en el periodismo y es ahí donde se debe pensar con cabeza fría.
«Creo que si uno se equivoca, sale al frente y asume la equivocación, y rectifica. Eso habla bien del periodista. A mí no me avergüenza decir que me he equivocado en varias oportunidades, pero que lo importante ha sido rectificar y tener la certeza de que cada caída que he tenido, he aprendido lecciones y he tratado de no incurrir en los mismo errores», comentó.
Por eso, una recomendación que hizo a los estudiantes de Comunicación Social-Periodismo de Utadeo fue siempre dudar de la información que llegue a sus manos. «Publicar o no publicar depende de muchas cosas: tener certeza de la información, confiabilidad de las fuentes y el contraste de ellas, y luego verificar, comprobar y contrastar, aunque esto nunca sea suficiente para tomar la decisión».