«Flavia —escribe Manuel Velázquez, director de Flavia— es (…) la posibilidad de verse en otros y encontrar partes de uno mismo. Un nombre que contiene y al mismo tiempo permite estar en un espacio y ser una utopía en construcción permanente.
«Flavia es un ejemplo de que los lugares que conforman la ciudad, no son, ni deben de ser entendidos como meros bloques entre el paso veloz de los automóviles, espacios degradados, terrenos de nadie. Son lugares de encuentro con uno mismo, con los demás y con el medio ambiente, expresión de la cultura y representación de las aspiraciones de toda la comunidad».
Concebida como instrumento óptico para descubrir la imagen propia en los intersticios de la otredad, la galería, café e insospechada sala de conciertos Flavia, a lo largo de setecientos y piquito de días se ha ido integrando al inventario de los espacios que, como el caleidoscopio, multiplican las cuentas que dan forma a las expresiones, siempre mutantes, que han hecho de Xalapa la Atenas nacional.
El viernes 19 de agosto fui a Flavia a participar del segundo aniversario que celebraron con un concierto en el que tres iconos del jazz xalapeño: Humberto León, Javier Cabrera y Lucio Sánchez —quien participó como invitado en un par de piezas, el bajista titular fue Juan Galván— confirmaron la vocación del espacio de mantener viva la cultura xalapeña más allá de nostalgias o pintoresquismos de tarjeta postal. Tres días después fui a tomarme un café —que recomiendo mucho— con dos de los socios fundadores, el arquitecto Rafael Pardo y el pintor José Antonio Flores Fulladosa, para que me platicaran la historia y los tejemanejes del lugar.
Rafael Pardo
Cuando adquirí esta propiedad, había un cuarto al frente y dos al fondo, pero eran muy precarios, supongo que expropietaria contrató un albañil y los construyó para rentarlos a estudiantes. Realmente no había nada qué rescatar, entonces los demolí e hice este proyecto que consta de cuatro departamentos y este espacio que siempre tuvo este enfoque comercial. Toño y yo tenemos una amistad de muchos años, él venía a visitar la obra y en un momento platicamos que el espacio se prestaba para una tienda de diseño, de muebles, o cosas de este tipo, y así empezó la travesía.
José Antonio Flores Fulladosa
El frente estaba tapiado, cuando se quitó la barda fue una sorpresa porque apareció una gran vitrina y le dije es un buen espacio para poner una tienda de diseño o para exponer obra de arte. Yo soy artista plástico, me dedico a la pintura, y Rafael me dijo pues pon un estudio, una galería o algo así; le dije oye, pero yo solo, está medio rudo. Así empezó todo, como una idea, sabíamos que el perfil del lugar se podía prestar mucho para un espacio para exhibición, pero se quedó nada más en una plática. Llegó a oídos un amigo que tenemos en común, Alfredo Martínez, y él alzó la mano y dijo yo rento el espacio, quiero poner un café y tú hazte cargo de la galería. Ese fue el empujón inicial, pero a los cinco meses de que se armó el proyecto, Alfredo dijo que se iba seis meses a Noruega. Estábamos iniciando el negocio y le dije ¿cómo que te vas?, pero se fue (risas).
Después invitamos a Manuel Velázquez —que tiene formación de artista plástico— y ya se perfiló más el proyecto como un espacio para galería, cafetería y también para dar talleres, cursos y todo lo que nos ayudara a explotar el espacio. Nos cuestionábamos la pertinencia de tener una cafetería dentro de la galería, pero la verdad es que estábamos buscando un esquema de negocio que nos permitiera mantener el espacio porque creíamos que la galería, por sí sola, estaba difícil que se pudiera mantener.
Se tomó la decisión de diseñar una barra para dar el servicio de cafetería en la planta baja y dejar la planta alta para la galería.
Rafael
Yo ya tenía amistad con Lucio (Sánchez) —que vive aquí enfrente—, me preguntó que iba a ser y le platiqué el proyecto de la galería de arte contemporáneo. El día de la inauguración invitamos a todos los vecinos a que vinieran, Lucio trajo su bajo y su amplificador y se puso a tocar él solo, así que el primer concierto fue el día de la inauguración.
Manuel Velázquez, que es quien lleva las redes sociales, se empezó a dar cuenta de lo desatendidas que están algunas de las artes como la pintura, la escultura, la cerámica. Nos pusimos a trabajar en una dinámica de tener exposiciones, pláticas, talleres, para hacelo más atractivo. Hicimos jornadas de arquitectura e incluimos el tema de los conciertos, principalmente de jazz, que es lo que más hemos tenido.
José Antonio
El espacio no estaba diseñado como foro, entonces, cuando hay concierto acomodamos el mobiliario para que funcione de la mejor manera. La música no estaba contemplada pero los músicos se acercan a pedir el espacio, se les da una fecha, tocan y ellos mismos invitan a otros, así han venido Humberto León, Jakub Dedina, Roberto Picasso, Ramiro González, Édgar Dorantes. Hay meses en los que tenemos cuatro tocadas, hay otros en los que tenemos dos, no hemos hecho esa labor de buscar músicos pero lo estamos considerando porque eso genera una dinámica diferente en la que gente empieza a identificar que ciertos días hay música en el lugar.
Rafael
Como ya comentaba Toño, es difícil vivir nada más de la venta de obra de arte, pero creo que se ha hecho una muy buena sinergia con el café, con las pláticas, con la música, con las distintas actividades, por ejemplo, las jornadas de arquitectura han tenido mucho éxito, ya se ha invitado a arquitectos del puerto de Veracruz y estamos próximos a invitar más arquitectos. Creo que todos estos eventos y actividades culturales han ido manteniendo el espacio.
También creo que es importante decir que es una galería que se lleva como realmente se deben de llevar las galerías, hay una curadora, la maestra Graciela Kartofel; hay un director, Manuel Velázquez, y nosotros que estamos atendiendo y apoyando en todo lo necesario. Cada dos meses y medio o cada tres meses se van cambiando las exposiciones y eso genera otro tipo de público, que probablemente en su mayoría sean alumnos de Artes Plásticas, pero también hemos tenido algunos clientes que son coleccionistas.
José Antonio
Aunque es una labor difícil y a largo plazo, creo que las galerías deben generar públicos y fomentar la cultura del coleccionismo, que bien llevado es interesante y muy apasionante para la gente que lo puede hacer. La apuesta fue que desde un inicio, a través de Graciela Kartofel la galería contara con artistas que están muy bien posicionados en la Ciudad de México, inauguramos con Perla Krauze, una artista ya consolidada que tiene una larga trayectoria.
También apostamos por traer lo que no se exponía regularmente aquí en Xalapa, traer buenas firmas, buena obra, gestionar todo. Hemos tenido buenas exposiciones de artistas importantes, te mencionaba que inauguramos con Perla Krauze, estuvo Nahum B. Zenil, un artista muy importante del neomexicanismo que ya forma parte de la historia del arte mexicano; tuvimos una exposición de gráfica con artistas de la generación posterior a la ruptura, estaban Vicente Rojo, Von Gunten, Alberto Castro Leñero, Irma Palacios, todos son artistas de mucho renombre; tuvimos tres collages de Matías Mathias Goeritz. También estamos intentando ir alternando con artistas emergentes, que a lo mejor no son tan conocidos, pero que tienen calidad. Todo esto ha provocado que la galería empiece a tener una posición firme, a tener obra interesante, y eso nos ha ayudado mucho.
Habíamos pensado que las obras de firmas importantes, que son más caras, eran difíciles de vender, pero es con las que mejor nos ha ido. Afortunadamente, la galería ha tenido ventas y ha sido una sorpresa para nosotros, hemos vendido más de lo que esperábamos y creo que se debe a la buena selección de artistas que se ha hecho y a que, afortunadamente, hemos contado con un público interesado. Ya hay gente que identifica a la galería como un espacio que ofrece buenas obras y esperamos que continúe así, y que se sumen más coleccionistas.
Rafael
A la exposición de Perla Krauze, vinieron de una galería de Oaxaca y compraron una pieza muy bonita.
Una de las dudas que teníamos al inicio era el tamaño del espacio, cuando invitamos a Manuel, pensamos que iba a decir que se requería algo más grande, y justamente lo que le llamó la atención fue el tamaño. Obviamente yo desconocía el tema del costo del traslado y el resguardo de la obra, de lo que implica, realmente, tener una galería.
También hay que decir que a raíz de que se inauguró Flavia, aparecieron como tres o cuatro galerías más en Xalapa, pero nos da gusto, al final del día, que haya gente que se vaya sumando y que haya más espacios donde se pueda generar cultura.
También me he encontrado con que el xalapeño se jacta mucho la Atenas veracruzana y la cultura de Xalapa, pero realmente no la consume, por eso hemos hecho la apuesta de tener este espacio, invitar gente a que empiece a consumir lo que se tiene aquí en la ciudad. Afortunadamente, Xalapa ya es más grande, viene gente de fuera, hay muchos extranjeros, y entre los pocos xalapeños interesados y esta gente que va llegando, se va generando venta.
José Antonio
También hemos incorporado artistas locales, en algunas colectivas han estado Hiroyuki Okumura, Gustavo Pérez, Roberto Rodríguez, y en la medida que se pueda, también incluiremos artistas jóvenes.
Algunos de los talleres surgen de la galería y otros son propuestos por gente que está interesada en dar un taller, no necesariamente sobre artes plásticas, ha habido talleres de turismo, de literatura, se han presentado libros, la oferta ha sido muy variada.
Otra cosa en la que hemos puesto mucho cuidado es en la cafetería. Últimamente han surgido las barras de especialidad en las que no se ofrece un café convencional como el que estamos acostumbrados —el americano, el express, el cortado— sino que hay nuevos métodos de preparación como V60, Chemex, AeroPress, son técnicas de filtrado mediante papel y otros métodos que usan cafés con tostados más claros que buscan sabores más afrutados, son cafés más ligeros. No sé cuánto tiempo tenga esto a nivel mundial, pero en México, las primeras cafeterías con este perfil tendrán unos diez años, más o menos, y en Xalapa tendrán tres o cuatro años.
Es otra manera de preparar y de consumir café, de generar otra cultura del café. Uno está acostumbrado a las preparaciones convencionales, pero hay que cambiar las dinámicas y empezar a abrirse a probar cosas diferentes, llevar el café a estos sabores. Implica otro tipo de inversión, otro tipo de dispositivos y la profesionalización de la gente que lo va a preparar porque hay que saber muchas cosas pues hay muchas variables: el tostado, el molido, la temperatura. Hay que cuidar muchos detalles, por eso se convierte en un café de especialidad, pero una vez que se empieza uno a acostumbrar a probar las diferentes maneras de preparación, la verdad es que sí empieza uno a encontrar cosas muy sutiles, muy ricas y es una experiencia diferente tomar café. Es difícil pero, igual que con la galería, hay que generar esos públicos. Tenemos cervezas artesanales, que son procesos también diferentes. Le hemos apostado a que el lugar sea algo especial.
La inauguración fue el 18 de julio de 2017, acabamos de cumplir dos años, en este tiempo hemos podido mantenernos. Desde luego que hay proyectos a futuro, y el hecho de tener ya un tiempo funcionando, ayuda para poder aplicar para ciertas becas o proyectos que requieren de cierta permanencia, pero no dependemos únicamente de esto. La verdad es que estos dos primeros años hemos subsistido a partir del trabajo y de la gestión que hacemos y de la venta, pero solo salimos con los gastos, los socios no vivimos de esto, hicimos una inversión inicial, que es la que estamos recuperando, pero realmente no estamos esperando ganancias porque cada uno de nosotros tiene sus actividades, cada quien vive de su trabajo. Realmente no tenemos expectativas de vivir de esto pero es un escaparate que nos ayuda para otro tipo de cosas. Básicamente, así es como ha funcionado el espacio durante estos dos primeros años.
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