La política se ha convertido en un maniqueísmo y conceptos como libertad, justicia, democracia y derecho no se están manejando de la manera que en términos jurídicos deben comprenderse, planteó Bertha Alicia Ramírez Arce, coordinadora del Seminario de Derecho Romano y Derechos Indígenas de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana (UV).
Es por ello por lo que, desde hace más de cuatro décadas, el seminario, fundado por la profesora Mercedes Gayosso y Navarrete, trabaja a través de un método histórico dogmático y líneas de investigación que analizan los temas imperantes y de actualidad en la materia, “éste es el eje más importante que estamos trabajando y queremos materializar con nuestras aportaciones”, agregó la catedrática.
Respecto al tipo de narrativa que manejan los actores políticos, tanto a nivel nacional como internacional, reconoció que “es un discurso maniqueo que busca como fin último un acomodo a sus intereses personales o de grupo, y esto es muy dañino en términos de lo que vivimos actualmente.
” Podría decirse que estamos atravesando una fase de decadencia global por la crisis de conceptos pues éstos no se están analizando a la luz de ningún método, sino simplemente a la luz de los intereses que a cada partido y a cada grupo le convienen”, puntualizó.
Con discursos de este tipo “se desvirtúa realmente la esencia y el valor de instrumentos tan importantes y útiles a lo largo de la historia como ha sido la política, porque ésta ha tenido un importante papel en el desarrollo de la civilización”, explicó Ramírez Arce.
“La política es un instrumento, es un medio de comunicación que usado de manera adecuada y verdadera con la finalidad que debe tener todo discurso político, refleja una finalidad concreta no en términos de las ocurrencias de los diversos partidos, sino en términos de lo que manda nuestra Constitución, porque es un marco que tenemos perfectamente delineado y diseñado que además descansa sobre principios de derechos humanos y en un contexto internacional donde éstos se encuentran claramente establecidos”, precisó.
En este sentido, recordó que en América Latina (AL) se ha desarrollado una visión multicultural y pluriétnica que es un contraste a los procesos históricos de Europa, “porque en nuestra región se han resistido diversos embates, logrando un sincretismo cultural, por ello son tan importantes los estudios que se desarrollan aquí, porque se analiza el derecho romano y los derechos de los pueblos indígenas”.
Advirtió que esto no quiere decir que en Europa no se estudien o no existan etnias, pero ha sido mucho más complicado para estos grupos ser visibilizados, reconocidos y tomados en cuenta.
Quienes han impulsado este reconocimiento son los organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), al igual que las organizaciones y grupos de la sociedad civil.
Recordó además que el Seminario de Derecho Romano y Derechos Indígenas se ubica a la vanguardia en el estudio de temas que son parte de la agenda de trabajo de instituciones de alcance mundial como la ONU y la UNESCO.
Por ello el sistema romanista ha cobrado una fuerza particular en AL, a partir del reconocimiento de otros sistemas como los sistemas de derecho indígena; recalcó que todos los estudios tienen un rigor teórico y conceptual basado en análisis dogmático y un método histórico-dogmático.
“Este método es lo que nos permite llegar a conclusiones que se basan en líneas de investigación que han abarcado años de trabajo y se van concretando y consolidando a partir de la discusión y la crítica”, comentó la académica.
Señaló que los trabajos del seminario han sido reconocidos en México, AL y en Europa desde hace décadas por su rigor y pertinencia a los temas más apremiantes, hecho que “me llena mucho de orgullo porque el seminario tiene una presencia sólida a lo largo del tiempo, de su quehacer, resultados y contribución a temas modernos, actuales, necesarios al igual que su discusión y debate”, compartió su coordinadora.
UV/ Santiago Morales Ortiz