Todo comenzó a principios de junio cuando el director jurídico de la constructora Mota Engil, se apersonó con elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y maquinaria pesada, en unos predios de la familia Spinoso Carrera que fueron expropiados en 2018 para la construcción de un tramo de la autopista Cardel-Poza Rica.
Ni los policías, ni los maquinistas y menos el director jurídico, se imaginaron que minutos después se les aparecería el diablo en la persona de Édgar Spinoso que hecho una fiera le dijo barbajanada y media al director: “¡Órale, salte cabrón salte! ¡Yo te voy a partir tu madre, sé dónde vives, sé dónde está tu puta familia y te la voy a matar hijo de la chingada así me traigas a quien me traigas!”, en clara alusión a los policías que estuvieron en calidad de mirones y en un ejemplo de insolente patanería.
Pero un video delator subido a las redes lo hizo recapacitar. Al día siguiente vino la aclaración: lamentaba lo ocurrido. Y ya.
Periodistas amigos trataron de justificarlo hasta donde pudieron: Se dejó llevar por el enojo ante lo que considera una injusticia. Édgar no es así, quienes lo conocen avalan su conducta. Todo fue un exabrupto consecuencia de un atropello. Defiende una herencia familiar de muchos años, etcétera, etcétera.
No había pasado mucho del exabrupto, cuando otro video lo mostró secuestrando a un empleado de Mota Engil, al que sacó de su oficina apoyado por cuatro sujetos también armados, y al más avieso estilo de los grupos criminales.
Y esta vez ni cómo ayudarlo.
La Fiscalía estatal se movió rápido y detuvo este viernes a César y Rodrigo “N”, hermano y primo de Édgar acusados de secuestro; delito que si se les comprueba los puede mandar 40 años a la cárcel, lo mismo que a Édgar que está prófugo, aunque no podrá ir muy lejos.
La misma FGE solicitó a la Interpol la ficha roja contra el sospechoso al que ya buscan en 190 de los 194 países que existen en el planeta. Aunque en honor a la verdad es difícil que haya salido del territorio nacional o incluso de Veracruz; pero eso se sabrá cuando lo detengan.
Porque lo van a detener
Édgar tiene cuentas pendientes por un presunto fraude de millones de pesos como Oficial Mayor de la SEV. Fue por eso que su amigo Javier Duarte le regaló inmunidad por tres años con una diputación federal.
Miguel Ángel Yunes que prometió pescarlo cuando perdiera el fuero nunca lo hizo. ¿Por qué?
Se dice que desde 2017 Édgar negoció la entrega de varios terrenos, una de sus múltiples aeronaves y unos cuantos cientos de millones de pesos. Y con eso lo sacaron de la lista negra.
Pero la de malas vino con la expropiación de unos predios, las amenazas, el secuestro y unos videos que lo registraron todo.
En tiempos de Duarte ni siquiera le hubieran expropiado los terrenos. Nadie le habría tocado un pelo por secuestrar a una persona ni por colgarla del palo más alto de haberlo querido. Porque así se las gastaba la impunidad con la prepotencia de Édgar Spinoso.
Pero Duarte ya no es gobernador y los amigos de esos años no tienen el poder de tenderle la mano.
Dominador y altanero como ha sido, Édgar debe sentirse solo y agobiado por un frustrante sentimiento de impotencia.
Sin duda estará pensando si valdrá la pena pasar parte de su vida en prisión, por pelear unos terrenos que al final del día ya se los expropiaron.