En el sexenio de Javier Duarte se cometieron en Veracruz 161 homicidios violentos contra mujeres. En el bienio de Yunes Linares fueron 168 con lo que el delito aumentó proporcionalmente. Y es que si con Duarte los feminicidas se tardaron seis años para asesinar a 161 mujeres, con Yunes Linares sólo necesitaron dos años para matar a siete más.
Por donde se le mire son números pavorosos.
Pero esas cifras brutales palidecen en la 4T. En seis meses de gobierno de Cuitláhuac García Jiménez se han cometido 113 feminicidios y de seguir las cosas como van cerrará su primer año con 226, con lo que se estaría llevando de calle a Duarte y a Yunes Linares.
La asociación Equifonía, que entre sus objetivos busca prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres, dio a conocer que en los últimos 365 días el número de feminicidios se incrementó en 150 por ciento. Según una de sus integrantes, Araceli González Saavedra, esto se debe a que las estrategias para inhibir la violencia feminicida han sido insuficientes y erradas.
Con el debido respeto que me merece Araceli, en Veracruz no hay estrategias contra esos crímenes y tan no las hay que se siguen cometiendo impunemente. Sólo en los primeros 15 días de este mes de junio se contabilizaron 18 feminicidios, es decir, más de uno por día. ¿Dónde están las estrategias?
El pasado lunes una maestra y su menor hijo fueron secuestrados en Ciudad Mendoza. Eso fue el detonante para que el alcalde Melitón Reyes Larios declarara al municipio en “Estado de Emergencia” por la violencia.
Por años apacible y tranquilo, Ciudad Mendoza se ha convertido en lo más parecido a un infierno desde el 8 de noviembre del año anterior en que unos sicarios asesinaron a una estudiante de medicina de 22 años “por confusión”.
Desde entonces los mendocinos no han vuelto a ver la calma; los comerciantes son víctimas de cobro de piso, los maestros son extorsionados o levantados, los robos son recurrentes y a plena luz del día. Hay ejecuciones casi cada 24 horas y los secuestros son tantos que Ciudad Mendoza ocupa el primer lugar en ese renglón.
Con la bronca encima Reyes Larios lanzó un dramático llamado a las autoridades federales y estatales que le contestaron con su grosero silencio.
Fue hasta 24 horas después, tras el secuestro en el puerto de Veracruz del periodista Marcos Miranda, que Cuitláhuac decretó cero tolerancia y se acordó de Ciudad Mendoza: “Aquí en Veracruz se acabó ya la tolerancia a cualquier grupo delictivo y también a los secuestradores”. Prometió que visitaría a los mendocinos al día siguiente y… los dejó plantados.
(Es importante abrir este paréntesis para señalar que, enterados del decreto, los delincuentes han seguido secuestrando. Muertos de miedo, seguramente).
En Fortín, Ciudad Mendoza y Maltrata (donde este sábado secuestraron a otra mujer), la gente está encrespada ante el nulo apoyo de las autoridades y anunciaron que se armarán para defenderse. Pero como respuesta han recibido amenazas y desconsoladores mensajes.
Las amenazas las soltó el Secretario de Gobierno Eric Cisneros al manifestar que no va a permitir las autodefensas porque nadie puede estar por encima de la Ley. “Y nadie es nadie”.
Caray, bueno sería que esto se lo dijera a los delincuentes pero en su cara; a ver si es tan hombrecito.
Y a quienes están pidiendo a gritos la dimisión de Cuitláhuac García, el señor presidente les mandó el viernes el siguiente mensaje: “Nosotros nos sentimos muy satisfechos con el trabajo del gobernador de Veracruz, porque ya llevaba tiempo que no había un gobernador como Cuitláhuac García… es un gobernador honesto, trabajador y de buenos sentimientos. No es corrupto y eso es una bendición, el que la autoridad no sea corrupta”.
Quizá la soberbia o la lejanía con la realidad ahora que ya despacha en Palacio Nacional, le impiden ver a López Obrador que debido a la incuria de su gobernador honesto, de buenos sentimientos y que es una bendición, Veracruz se está convirtiendo en un polvorín que puede estallarle en la cara y de paso hacer añicos su anhelo de transformar a México por cuarta ocasión.
Ojalá no eche en saco roto que si continúa la violencia hermanada con la impunidad como hasta ahora, Veracruz no aguantará mucho y el primer damnificado será el propio Andrés Manuel.