De 2006 a 2007 trabajé en Coatzacoalcos y a pesar de que nunca faltaba el pleito callejero, el asalto y de vez en cuando una que otra muerte violenta, la ciudad era más o menos tranquila, tan es así que los fines de semana los jóvenes abarrotaban el malecón y los antros estaban al tope.
Fue a partir del 2008 que las cosas comenzaron a descomponerse “aunque nunca pensamos que llegarían a estos niveles. Fidel (Herrera) nos dijo que tuviéramos paciencia, que pronto regresaría la paz a Coatza… y es la hora” me dijo un compañero reportero de aquel lugar.
Los levantones, extorsiones, cobros de piso y secuestros empezaron a hacerse cotidianos. “Primero se fueron contra la gente de dinero; ahora todos somos susceptibles a ser secuestrados. Duarte vino varias veces y prometió todo el apoyo para acabar con la inseguridad. Tengan paciencia, nos dijo”.
Pero la violencia continuó. Coatzacoalcos apareció en el mapa delictivo como una de las ciudades más violentas. En 2011 se registraron 45 homicidios dolosos lo que fue un escándalo, pero nada comparado con 2016 en que ocurrieron 83.
Miguel Ángel Yunes Linares llegó al municipio con la buena esperanza; seis meses y se acaba la inseguridad: “Tengan paciencia”.
A pesar de que prácticamente cubrió a Coatzacoalcos con elementos de la SSP, Fuerza Civil, Policía Federal, Ejército y Marina, los delincuentes le contestaron con una ferocidad nunca vista. En 2017 se registraron 121 ejecuciones y en 2018 fueron 125.
Del 2011 al 2018 ocurrieron 84 secuestros según datos del SESNSP, pero se calcula que hubo además entre 25 y 30 que por miedo o desconfianza no fueron denunciados.
El número de autos robados también es de escándalo. Siguiendo con los informes del SESNSP, en siete años se registraron 3 mil 759 robos.
Y la violencia no para; desde principios de año los delincuentes han estado muy activos frente a una sociedad indefensa, impotente y aterrada.
Este domingo y mientras se disponía a inaugurar la “Campaña para la Construcción de la Paz” el alcalde de Coatzacoalcos, Víctor Carranza, fue abucheado por los asistentes que le exigieron resultados en lugar de demagogia.
La señora Claudia Palmeiro lo increpó y como primeras providencias le pidió que callara a unos músicos que amenizaban el evento porque “la sociedad está de luto”.
“Es una vergüenza… cuántas personas han sido levantadas, estamos sufriendo por la inseguridad y ahora nos invitan a una fiesta. No quieren carnaval y esto es un carnaval, debemos estar sin música, de luto, en silencio, la gente está desesperada, estamos aquí por miedo, porque tenemos familia y necesidad de salir. Ya no puedes llevar a tu hijo segura porque no sabes si vas a regresar, es una mentada de madre para el pueblo, estamos indignados”, le dijo la señora Palmeiro.
Desconcertado, Víctor Carranza se pasmó. Tuvo que intervenir una mujer que aseguró que ellos sí traen resultados, lo que aprovechó el alcalde para decir: “No podemos darles resultados de un momento a otro…”
“Ni de un momento a otro, ni mañana, ni el próximo año, ni quién sabe hasta cuándo. Lo que le faltó decir al alcalde fue ‘tengan paciencia’”, ironizó mi compañero de oficio.
¡Qué crueldad! Paciencia, es lo único que se les ocurre pedir a los políticos en lugar de ofrecer la seguridad que están obligados a brindar.
Paciencia, cuando Coatzacoalcos y la zona sur están casi en llamas.
Más patetismo, imposible.
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