En estos tiempos de Facebook, esta columna se convierte en «muro» para recibir el 2019 con una serie de deseos ordenados en forma de soneto.

Que este año nuestra dicha sea perenne,
que ya no nos azote la violencia,
que no nos aprehenda la indiferencia,
que tenga menos el que mucho tiene,

que cada quien una utopía estrene,
que avance unos centímetros la ciencia,
que abrazar y besar no sea indecencia,
que la eterna música siempre suene,

que se agrande sin límite el futuro,
que el arte no cese de ser labriego,
que el amor nos toque y nos pegue duro,

que nuestra vida sea un eterno juego
y que los visitantes de este muro
crezcan durante todo el año nuevo.



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