“Somos unas guerreras” dice Lucy Díaz, y es cierto porque la cruzada que han emprendido todas estas madres para buscar a sus hijos ha sido una campaña como la de David contra Golit. Estas “solecitas” como también les dice, son unas luchadoras en medio de una de las crisis de violaciones a los derechos humanos más importantes en la vida de nuestro país.

Conocí a Lucy hace cuatro años. Era una reunión de varias mamás de personas desaparecidas. En un principio no había notado su presencia, pero cuando empezó a hablar era imposible ya ignorarla. Lucy es una maestra de la palabra, del lenguaje. Las palabras son su principal arma, Lucy es una guerrera de las palabras.

La he escuchado en reuniones con las más altas autoridades estatales y federales, cuando ella habla la atmósfera cambia, los oídos se agudizan, los ojos despiertan, las conciencias se movilizan. Eso es, cuando Lucy habla las conciencias se movilizan. Lucy usa la palabra, Lucy es palabra. He visto cómo deja callada una audiencia, cómo deja callada a un Fiscal, a un Comisionado, a un Gobernador.

Pero esa palabra que Lucy usa no viene de la retórica, nace del enojo, no viene de la tristeza, surge de la desesperación, no viene de la desesperanza, se forja en la desilusión. Cuando Lucy habla su voz tiembla, su cuerpo tiembla, pero no tiembla de nervios, ni de la duda, tiembla desde la rabia, tiembla desde la desesperación, tiembla desde la impotencia.

Cuando descubrieron Colinas de Santa Fe, varias veces las acompañé, estuve ahí con ellas, me sorprendía lo alegres que iban, echaban bromas, reían juntas, bromeaban entre ellas, pero siempre estaba ahí ese sombra, esa tristeza escondida, soterrada, metastásica, en medio de esas bromas y risas, en medio del calor y el sudor, en medio de la arena y de las varillas que entran y salen, que se huelen después para sospechar el horror. Lucy en medio dando ánimos, siendo líder. Lucy caminando adelante, abrazando a todas, dando ánimos. Ella sabe que están destrozadas, ella sabe que están dolidas y enfermas, por la espera, por la esperanza en este limbo en el que viven, un limbo en medio de la arena, un limbo en medio de cien fosas.

Pero Lucy no llora. Lucy es menuda, camina despacio, pausadamente, sabiendo que falta mucho, sabiendo que están en medio de un desierto. Lucy usa entonces su palabra, anima, abraza, señala, acusa con su palabra. Lucy habla directo, Lucy habla claro: ustedes, ustedes autoridades, no han hecho nada.

Lucy surge de las entrañas del movimiento, pero surge de otro movimiento, un movimiento del corazón, un movimiento hacia la acción. Lucy es palabra, pero también es acción. No se queda en la protesta, no se queda en la denuncia, no se queda en queja. Lucy es movimiento. Lucy es resultados. Lucy es búsqueda y es denuncia de la ausencia de la acción.

Lucy usa el enojo y la rabia de todos los familiares de desaparecidos para la unión también. Lucy cree en la acción, en la unión y en los resultados. Su medio es la palabra, su riqueza es la palabra, su arma es el lenguaje. Un lenguaje culto, un léxico refinado, un vocabulario informado, pero incendiario. De ella surge una energía enorme, casi inimaginable cuando se para y empieza a hablar. Esa figura aparentemente débil, menuda, frágil, toma el micrófono y transforma nuestras ideas, cambia nuestra conformidad, trastoca nuestra comodidad y nuestra resignación.

Su palabra la entrega a la autoridad, se la regala llena de señalamientos, de juicios fundados, de afirmaciones verdaderas, demostrables, incontestable, y entonces hace declaraciones poderosas.

Cuando habla Lucy sabes que están frente a alguien grande. Sabes que estás frente a una persona grande pero que está dolida, que está lastimada, que está indignada.

A las “solecitas”, a las luchadoras, a las compañeras de Lucy les lastimaron su dignidad, pero no se las quietaron. Lucy porta su dignidad, se cubre con su dignidad como una capa de reina, aunque sea una dignidad que ha sido ultrajada, una dignidad que ha sido violada.

Para mí es un honor conocer a Lucy, es un honor escucharla, escuchar su palabra, ver de frente su fuerza y su dignidad. Abrazo esa fuerza, abrazo esa palabra, y abrazo esa dignidad, como mexicano, como veracruzano, como ser humano.

Y en medio de eso, en medio de esa fuerza, en medio de esa dignidad, sale otro gobernador a decir que Lucy miente, a decir que Lucy no es digna. Qué gran error. Qué gran falta de cálculo y de insensibilidad del gran gobernante, del poder absoluto, de la deshumanización del poder y de la encarnación del poder insensible, que usa la palabra para hacer pobres y para hacer más víctimas, qué gran error del poderoso que usa la palabra para lastimar a las que ya están lastimadas.

Frente a eso, frente a esa palabra del poder, hoy se para Lucy y ¿qué hace? Le contesta, le contesta con su palabra, le contesta con su acción, le contesta con su dignidad:

Palabras contundentes, directas, irreprochables, que le dice Lucy Díaz a este Gobernador, como cualquier otro gobernador, a este poder que quiere el silencio, que quiere el callar de las víctimas.

Hoy las palabras de Lucy marcan un no retorno de la imagen de un Gobernador que perdió el piso.

Lucy le dice a las aspiraciones monárquicas y absolutistas del Gobernador: “Usted quiere hijos gobernadores, nosotras nos conformamos con saber de los nuestros”.

Transcribo aquí íntegramente las palabras de Lucy. No hay más que decir.

«Mi discurso nace de la necesidad imperativa y dolorosa de encontrar a nuestros hijos, cosa que Usted parece no comprender, quizás por la diferencia abismal entre sus necesidades familiares y las nuestras:

“Usted quiere hijos gobernadores, nosotras nos conformamos con saber de los nuestros.

“Mi discurso se compone de muy escasos pero necesarios elementos:

“1) La fiscalía tiene los casos abandonados. Verdad rotunda. Ud muestre minutas, o siquiera fotos de trabajos y reuniones. No existen.

“2) El fiscal nos repudia, nos revictimiza, nos bloquea en redes, no tiene interlocución con nosotras. Ya lo demostramos, Ud trate de demostrar lo contrario.

“3) En el tema de los desaparecidos Ud ofreció trabajar e implementar acciones múltiples que nos ayudarían a superar las deficiencias y obstáculos cuando Ud se acercó a nosotras durante su campaña (tenemos las minutas de las reuniones), por ejemplo construir panteones ministeriales, ampliar la capacidad de servicios periciales, incrementar presupuestos para investigación, búsqueda e identificación, entre otras cosas. Jamás cumplió nada, especialmente no cumplió reunirse con nosotras de manera habitual. Sólo una vez y por breves minutos se volvió a sentar con nosotras.

“4). La fiscalía no nos apoya. Innecesario elaborar más el tema. Verdad contundente.

“5). Continúan las desapariciones en Veracruz. Ustedes se niegan a dar las cifras de las desapariciones. En el colectivo tenemos 25 casos de desapariciones durante SU gobierno. Las cifras nos las han negado a nosotras y a la prensa. Verdad innegable.

“6). La Ley General de Desaparición Forzada y por Particulares establece que las familias tenemos “derecho a participar directamente en las acciones de búsqueda” el hecho de que Ud ignore la ley, y su fiscal también, no los exime de su obligación de cumplirla. También la Ley General de Víctimas establece ese derecho a participar.

“Si Ud. hubiera estado por lo menos una vez en Colinas de Santa Fe sabría que nosotras conocemos los protocolos y somos muy escrupulosas en nuestro trabajo, que hacemos honor a nuestro lema de “búsqueda y localización con DIGNIDAD y RESPETO. PERO UD JAMÁS HA PUESTO UN PIE EN ESE LUGAR.

“Esa tragedia no le ha provocado el menor interés. Verdad todo. También ambas leyes estipulan nuestro derecho a la verdad y a comunicación diligente y continua con las autoridades. Ustedes violan estos derechos. Quizás sea necesario regalarles una copia de las leyes para que se enteren. Verdad incontestable.

“Por cuanto a las fosas que la fiscalía encontró recientemente, y que la prensa dijo están ubicadas en Arbolillo, Alvarado y por las que Ud me acusa de mentir con la ubicación, le aclaro -fueron los periodistas los que dijeron ese dato, mismo que ellos consiguieron por sus propios medios porque la fiscalía mezquina y enemiga de la libertad de expresión y del derecho a la verdad no lo quiso compartir. Fuera tan fácil aclarar todo con sólo decir la ubicación. ¿Por qué el secreto? Si Santa Fe -que es más grande- todo el mundo conoce la ubicación sin que eso haya implicado ningún problema.

“Ese es básicamente mi discurso, no hay una sola mentira ni falsedad en él. Yo no tengo afanes protagónicos, y sí requiero dar declaraciones porque para difundir nuestra lucha y crear conciencia es necesario hablar al público y es indispensable denunciar atropellos -como los que Ud y su fiscal cometen con nosotras porque tenemos derecho a defendernos.

“Mi única misión en la vida hoy en día es buscar a nuestros amados desaparecidos y encontrarlos. No tengo interés en ningún cargo político, y no lucro ni recibo beneficios económicos de ninguna índole. Mi trabajo es humanitario y honesto.

“Ud. tuvo en sus manos la gran oportunidad de hacer una diferencia muy importante en el tema de los desaparecidos y sin embargo escogió el conflicto la negación y la mentira para escaparse de su obligación hacia los desaparecidos. Tanto desprecio que no se ha enterado qué hay leyes como la de Desaparición Forzada y la Ley General de Víctimas que nos amparan.

“En el caso de la mala actuación del fiscal pudo Ud corregirlo y solamente lo solapó. Usted lo defiende y es comprensible el fiscal ha sido sumiso y abnegado con Ud. Usted escogió el camino de los enfrentamientos como hombre indolente e insensible que es y nosotras no íbamos a quedarnos de brazos cruzados ni calladas como tampoco lo hicimos con Duarte y demás, y nos defenderemos contra quien se requiera Asuma las consecuencias de sus malas decisiones y no se proyecte en mi.

“Las mentiras no las uso porque tengo principios y valores que Usted en su larga y tortuosa trayectoria política ha dado indicios de no conocer.

“El Solecito lucha y luchará por los desaparecidos de Veracruz y yo lucharé con él cada paso del camino. Funcionarios vendrán y se irán y nosotras permaneceremos. Aquellos funcionarios que no sean mediocres ni insignificantes lo comprenderán y aprovecharán el momento para trascender. Los demás se irán al olvido y al escarnio de la sociedad.

“En conclusión, una recomendación mutua: Procuremos tolerarnos que sólo quedan dos meses.

“¡Solecito lucha y luchará ¡HASTA ENCONTRARLOS!”

Hasta aquí la carta de Lucy Díaz.

Mi admiración, respeto y honra a Lucy Díaz, a su valentía, a su palabra, a su dignidad.