El libro Manifiestos del Crack, de la Generación del Crack, presentado en la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2018, es imprescindible para conocer el contexto político y social, así como un panorama de la literatura mexicana prevaleciente entre los años 1996 y 2016.
Se sabe que el Manifiesto del Crack fue leído por primera vez en agosto de 1996 en la Ciudad de México, cuya intención fue la presentación de cinco novelas: El temperamento melancólico, de Jorge Volpi; Memoria de los días, de Pedro Ángel Palou; Si volviesen sus majestades, de Ignacio Padilla; La conspiración idiota, de Ricardo Chávez Castañeda, y Las rémoras, de Eloy Urroz.
Este último, junto con Edgar García Valencia, director de la Editorial de la Universidad Veracruzana (UV), habló en esta presentación el sábado 5 de mayo en el Complejo Deportivo Omega, sede de la FILU, sobre el objetivo de estos textos escritos hace más de 20 años como un posicionamiento de cinco jóvenes que se conocieron en la década de los ochenta, en el Centro Universitario de México, quienes compartían su gusto por la literatura y por los grandes poetas y novelistas.
“El Crack es como cualquier otra generación sólo que con un nombre”, dijo Eloy Urroz, quien comentó que se trató de una idea significativa y contextualizada en los hechos que ocurrían en México en aquélla época.
Posterior al año 2000 esos manifiestos causaron revuelo, sobre todo en el mercado literario de España, mientras que en nuestro país surgió un ataque virulento por parte de los medios de comunicación, pues catalogaron a la cofradía de amigos como arrogantes.
“Había algo de osadía y provocación, pero no pensamos que fuera a llegar a tanto”, dijo Urroz al precisar que estos textos fueron traducidos a varias lenguas.
Sin embargo, fue un arma de dos filos porque, para bien, abrió las puertas para que muchos lectores se acercaran a nosotros y, por otro lado, ocasionó que se acercaran más a los manifiestos y no a las novelas, acotó.
Ante los asistentes, tanto el integrante de esta corriente como Edgar García Valencia coincidieron en destacar que en la actualidad ya no existen espacios ni pluralidad para la crítica literaria, cuando en los ochenta y noventa sí los hubo.
No obstante, resaltaron que esta etapa tuvo una repercusión y sonoridad en otros mercados y lectores.
“Espero que haya influido para inspirar a otros jóvenes a continuar esta estirpe de escribir grandes novelas.”
Eloy Urroz también subrayó que para él la poesía representa su pequeño espacio sagrado, “es marginal por naturaleza, la novela simplemente hay que trabajarla para hacerla cada vez mejor”.