Por Héctor Yunes Landa

La eficacia de un programa social no se mide por el número de despensas que se reparte sino por la cantidad de personas que logran salir de la condición de pobreza en la que se encuentran. Muy contrario a esto, el gobernador Miguel Ángel Yunes ha hecho de la pobreza un negocio muy rentable. No solo electoralmente, sino también en el ámbito de sus finanzas personales.

Lo que en principio se mostró como un acto criminal por la entrega de leche agria a niños de educación básica y de despensas con productos en mal estado a familias damnificadas -luego de que se reportaran casos de alimentos en descomposición en los municipios de Zongolica y Minatitlán, respectivamente-, sirvió para descubrir la red de complicidades y el millonario negocio que hay atrás del programa “Veracruz comienza Contigo”.

De acuerdo a documentos oficiales que se hicieron públicos y una estupenda investigación del periodista Marco Antonio Aguirre Rodríguez, nos enteramos que este programa social le podría generar ingresos por más de 406 millones de pesos al Gobernador del Estado, a través de la empresa que provee estos productos con sobreprecio. Sólo eso podría explicar la decisión de mantener el contrato con esa misma empresa a pesar del “despensagate”.

Hace una semana, el Gobernador anunció una vez más su “Programa de desarrollo social 2018”, con el cual se hará una entrega mensual de 700 mil despensas, 100 mil más de las anunciadas en enero pasado, cuando dio inicio al programa “sueldo rosa” para 150 mil madres solteras y 60 mil mujeres en abandono. Tan sólo en estos programas, el gobierno propone subsidiar la carencia económica de más de 910 mil veracruzanos.

En el primer caso, lo que no sabíamos es que las despensas que forman parte del programa social han sido adquiridas con un sobreprecio; no sería extraño que en el caso del “sueldo rosa” nos enteremos muy pronto de beneficiarias que no existen, que no viven en el estado o que son personas que pertenecen a la nómina estatal. Igual que en la administración de Javier Duarte.

Según la investigación periodística, el contrato con el proveedor detalla el contenido de las despensas y el precio unitario de cada una. Cada despensa se compone por medio litro de aceite Patrona, 1 lata de atún, 1 kilogramo de frijol negro marca Kosland, 1 kilogramo de arroz de la marca Kosland, 400 gramos de avena en hojuela Kosland, 200 gramos de soya texturizada, 200 gramos de pasta integral de trigo marca Miller, y se entrega en una caja de empaque blanco.

Esta despensa costó el año pasado, según el mismo contrato, 136.31 pesos; sin embargo, si se hubiera adquirido en este año, aun considerando los aumentos de la cuesta de enero, hubiera costado 87.95 pesos a precios de un supermercado de los muchos que hay en la ciudad de Xalapa. Eso implicaría un sobreprecio de 48.36 pesos por cada despensa.

El eficaz comerciante que hoy funge como Gobernador, nos dijo que se van a entregar 700 mil despensas mensuales, por lo que “el sobreprecio acumulado por las mismas asciende a 33 millones 852 mil pesos. Ésta cifra, multiplicada por los 12 meses del año, hace un acumulado de 406 millones 224 mil pesos”, nos explica el periodista luego de hacer su investigación de mercado, la cual puede ser consultada por cualquier ciudadano.

Pero la cantidad a pagar de más puede crecer todavía, por las despensas que se compren fuera de éste programa.

En el documento oficial dado a conocer, se observa un sobreprecio en prácticamente todos los productos de la despensa. Por ejemplo, un litro de leche que en el mercado podemos adquirir en 15.95 pesos, el gobierno estatal lo ha hecho en 20 pesos. A cada litro de leche, por muy agria que esté, el gobierno y/o su proveedor favorito obtienen una utilidad adicional de más de cuatro pesos. Lo anterior sin considerar que, al mayoreo, el precio debe, por simple lógica, ser mucho menor.

Otras dos perlas: el arroz súper extra lo adquirieron el año pasado en 20.91 pesos; sin embargo, el precio consultado la semana pasada en supermercados fue de sólo 10.90 pesos; el sobreprecio fue de 10 pesos. El medio litro de aceite vegetal Patrona lo cotizaron en 19.09 pesos, pero ese mismo producto, en esa misma presentación, tiene un precio unitario de mercado de 11.89 pesos, es decir, 7.20 pesos menos.

La desastrosa situación económica que hoy padece Veracruz es consecuencia de la corrupción absoluta que se vivió en la última década; sin embargo, pese a la situación, estas prácticas continúan realizándose por parte del Gobierno. Hoy nos hemos enterado, a raíz de un escándalo, del negocio que existe en la compra de las despensas. Pero, ¿cuántos otros negocios se realizan de esta misma forma, considerando todos los productos, bienes y servicios que adquiere el gobierno de Veracruz cada año?.

No sólo se agrió la leche, también el negocio.

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