La casa de JazzUV abrió sus puertas al 2018 con una nueva imagen, los murales que existían fueron restaurados y en los muros blancos aparecieron, como salidos de la nada, saxofonistas, trombonistas, instrumentos musicales y listones de colores, y todo porque Paola García (Bili Bala) y Amauri Espejel (Amauri EsMarq) llegaron con su talento y se pusieron a chambear. Ambos forman parte del Colectivo Casa Grande, el mismo que puso guapos varios muros de Xalapa y Coatepec para que recibieran sonrientes al pasado festival JazzUV.
Ambos estuvieron haciendo su talacha el primer fin de semana del año, fui a verlos el sábado y regresé el domingo con la intención de entrevistarlos, Paola tenía que regresarse, así que solo pude hablar con Amauri, he aquí lo que me dijo:
«Soy Misael Amauri Espejel Márquez, mejor conocido como Amauri EsMarq, nací en el Santuario de la Luciérnaga, en el estado de Tlaxcala, vengo de una familia muy humilde y muy tranquila que afortunadamente siempre me impulsó. Cuando estaba en la primaria, quedé en noveno lugar, a nivel nacional, en los exámenes académicos y como premio nos llevaron a Ciudad de México a conocer al entonces presidente Fox. También nos llevaron a conocer todos los espacios culturales interesantes de la ciudad y me encontré por primera vez con el arte en los museos, en Bellas Artes, en los murales, pero hubo uno en especial que me cambió por completo, La Fusión de dos Culturas, de [Jorge González] Camarena, que está en el Castillo de Chapultepec. Me quedé totalmente absorto con ese mural y a raíz de eso empecé a disfrutar el arte muchísimo más de lo que lo hacía, a entenderlo de una manera muy distinta.
«Siempre tuve el gusto por dibujar, a pesar de que en mi familia no existen artistas. Cursé la escuela de una manera muy normal y cuando llegó el momento de elegir una carrera, no pude escoger una carrera convencional -una de las que la gente esperaría porque me quedé con el estigma de niño listo- sino que, un poco en decepción de la familia y de los profesores, elegí la carrera de artes porque sabía que era lo que me gustaba.
«Soy de la primera generación de artes del estado de Tlaxcala y tuve la suerte de que los profesores que nos daban clases iban de la ENAP [Escuela Nacional de Artes Plásticas, actualmente Facultad de Artes y Diseño de la UNAM], me dieron clases maestros como Fanuvy Núñez, Abel Benitez, Jesús Mayagoitia, aprendí muchísimo de ellos.
«Cuando terminé la escuela, pasé un par de años viajando de mochilazo por el país, conociendo de norte a sur, llegué a viajar en barco a Cuba y a Guatemala. Después regresé a mi casa ya mucho más tranquilo y me puse a trabajar en el Instituto Tlaxcalteca de la Cultura, pero estaba un poco decepcionado porque hasta ese momento no había logrado dedicarme plenamente a la creación artística.
«Pasaron un par de años, me desesperé y dije voy a renunciar a los cinco trabajos que tengo y me voy a dedicar a pintar y a dibujar y a mejorar todo lo que pueda porque no puedo vivir solo de dar clases, yo estudié para hacer obra, no para enseñar. A raíz de eso me clavé cerca de un año a dibujar prácticamente enclaustrado y me llegaron las primeras oportunidades, una de las primeras fue un encargo de tres murales para el proyecto En México nos mueve la paz, en la Ciudad de Tlalculalpan, Tlaxcala. Hice los tres murales y me enamoré del arte urbano, algo que no había practicado mucho, y a raíz de ese momento no lo dejé para nada, en un plazo de dos meses llegué a crear algo así como 15 murales, los siguientes seis meses hice otros 30 y comenzaron a caer las primeras convocatorias de arte, me aceptaron en festivales como Ciudad Mural y otros, y desde entonces no he parado, afortunadamente he ido creciendo poco a poco.
«Tengo un colectivo que se llama Colectivo Casa Grande, nuestro lema es Todos bajo el techo del arte. Mis compañeros son artistas súper mega talentosos, de ellos solo puedo decir maravillas y juntos hemos estado creciendo, hemos viajado bastante, tenemos cerca de dos años con un ritmo de trabajo muy fuerte en el que pasamos, literalmente, de un proyecto al siguiente y de norte a sur del país, y esperamos que muy pronto ya estemos saliendo de él.
«Originalmente formé el colectivo con mis alumnos del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura, pero poco a poco yo iba creciendo como artista y también el proyecto se iba volviendo un poco más serio, salió la oportunidad de crear un festival en la misma ciudad de Tlalculalpan, en el que pude organizar que 30 artistas de todo el país, algunos locales y algunos internacionales fueran a pintar. Se crearon 40 murales en ese festival y ese fue el detonante para decir ¿sabes qué?, este proyecto del colectivo tiene que ir mas lejos, y se comenzaron a integrar amigos que me había encontrado en los festivales a los que había ido y cuando veía su trabajo decía oye, me gusta lo que haces, quiero trabajar contigo.
«Nos comenzamos a unir, en este momento somos ocho: dos compañeros Francia que son Oceane Rou y Valerian, dos de Puebla, Mr. Rocket (Ricardo Márquez) y David no existe (David Ramos); dos de Ciudad de México, Leo Monzoy y Bili Bala (Paola García); Anphybia, que es de Chihuahua, y yo, de Tlaxcala. El colectivo no tiene una sede ni un espacio en cual trabajemos sino que nos movemos por todo el país. Nuestras funciones principales son crear festivales, trabajar para proyectos como el que estamos haciendo en esta institución, JazzUV, y participar de manera tanto colectiva como individual en los festivales y en los proyectos que se realizan por todo el país.
«Nuestra compañera Anfibia es de Chihuahua pero estuvo estudiando un tiempo aquí en Xalapa y se enteró de que JazzUV tenía la pretensión de hacer unos murales con motivo de su festival de jazz, recomendó nuestro trabajo y les mandamos nuestro book, les gustó y en cosa de tres semanas se armó el proyecto, se cerró y una semana después ya estábamos aquí. Xalapa nos acogió con muchísima agua (risas), veníamos con el tiempo un poco medido y el agua nos complicó mucho pero intentamos hacer lo mejor posible.
«Xalapa es una tierra muy linda y muy cultural pero probablemente el arte urbano no esté tan explotado, sí hemos encontrado algunos exponentes pero quizá no tiene toda la fuerza que debería, entonces para nosotros ha sido un nicho muy bonito porque la gente nos recibió muy bien, el mural que yo hice está en la calle Rébsamen, se llama Jarocho Jazz, tuvo muchísima aceptación y me sorprendió la cantidad de gente de Xalapa que lo compartió y hablaba de él en las redes. Nos sentimos muy felices de haber trabajado aquí y vamos a regresar las veces que nos inviten».
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