Alabado sea el bendito, que llegamos a las indias…
“A las dos horas después de media noche pareció la tierra de la cual estarían dos leguas amainaron todas las velas, y quedaron con el treo, que es la vela grande sin bonetas, y pusiéronse a la corda, temporizando hasta el día viernes, que llegaron a una islita de los Lucayos, que se llamaba en lengua de indios Guanahaní”.
Del diario personal, de Cristóbal Colón al momento de su llegada a Guanahaní, en el archipiélago de las Antillas, el 12 de octubre de 1492.
Así nos relata Andrés Barahona Londoño, al inicio del libro de su autoría Las Músicas Jarochas, ¿De Dónde Son? Un acercamiento etnomusicológico a la historia del son jarocho.
A lo largo de 811 páginas nos va relatando el marco histórico evolutivo del Son como tradición en Veracruz. En 14 capítulos describe la influencia histórica de las diversas culturas en este genero musical. Integrando en el desarrollo de la obra Murales, sitios Arqueológicos, Códices, Libros pictográficos, Frailes, Pinturas, Máscaras, Estatuas, Instrumentos para Música del antiguo Egipto, griegos, y de otras y estas regiones, de otros y de estos tiempos. Hasta llegar a Linda Ronstadt y el Fatal Mambo (Fatalmente bello) de Montpellier Francia.
En una fusión de descubrimientos y conquistas que permiten los arreglos sociales, que integran y vinculan el entendimiento de las nuevas generaciones en el legado cultural.
Y así de conquistas y deseos, de libertades y manifestaciones, Barahona realiza su valiosa aportación al estudio del Son Jarocho y sus creaciones. Estas definiciones de movimiento y evolución constante que emergen de la definiciones establecidas, buscan afanosamente los nuevos lenguajes y expresiones musicales, definiciones que resultan necesarias e indispensables para el cambio de la constante musical, que más de las veces permanecen estatizadas por un costumbrismo no evolutivo, estableciendo códigos de comportamiento social, que se manifiestan en actitud y aptitud. Es por ello que la tendencia a la fusión de los diversos conceptos musicales es una forma de subsistencia.
Esta tendencia que se advierte en la música, no deja de influir en el sonido del modernismo, influenciado por la globalización con incidencia glocal, lo que provoca evolución en las expresiones músico-culturales afines e integradas a otros hemisferios geográficos.
En el libro Las Músicas Jarochas de Barahona Londoño, encontramos que la expresión poética popular de la décima o espinela, es sin duda el genero literario versístico con fuerte presencia en los países iberoamericanos. Siendo el verso decima,l el genero que se ha mantenido vigente a lo largo de estos cinco siglos, con sentido de pertenencia, desde el intercambio cultural de estas sociedades. Entre canto y baile, la décima y su música han permanecido inseparables, lo que le ha permitido desenvolverse en una gran variedad de manifestaciones culturales, mestizas afro-hispanas en el continente americano, estableciendo un genero coreográfico de declamación, canto, música y verso.
Quizá el malaguense Vicente Gómez Martínez Espinel, autor de La Vida del escudero Marcos de Obregón (1618), que a partir de sus Diversas Rimas de 1591, transformó la estructura de la décima. Estrofa conocida como espinela en su honor, nunca imaginó que aquella afortunada integración entre poesía y música, siguiera dando constantes y renovados frutos en estos tiempos.
Editado y publicado en 2013, este acervo cultural, de la obra de Barahona permite adentrarse con vitalidad y riqueza entre sus páginas cargadas de amplia información floreciente que ya ocupa un lugar destacado como aporte de la investigación musical del son mediante el conocimiento de su historia, y nos reafirma que la historia hace poesía y hace música, siendo estos elementos expresiones de fuerza, de voluntad del hombre para encontrarse consigo mismo y los hechos sociales que lo circundan, cohesionando su existencia con el hacer, porqué, qué sería de esta vida, sin el hacer, que sería del hombre con una vida sin sentido, sin objetivos de presente y futuro, presente y futuro que trascienden en la infinitud del tiempo, y esta trayectoria etnomusicológica, nos permite la comprensión que abona un canto de amor y de pasión compartido, como una integración de la existencia.
Todas estas culturas revisadas en la obra etnomusicológica, creadoras de sonidos y palabras armónicas comunican al hombre, porque el hombre en sus expresiones corporales y fonéticas esperó un largo proceso de evolución para que los sonidos los convirtiera en música, canto y danza. Y como lo menciona el pensador Julio César; la palabra música tiene como origen la palabra griega mousiké, que significa aquello que esta protegido por las musas.
Para los griegos, la música está vinculada estrechamente al origen mitológico del personaje aedo Museo, que con sus melodías era capaz de curar diversas enfermedades. Esta figura en las leyendas áticas tiene la misma significación que Orfeo, por lo que se le atribuyen cualidades de músico, adivino y creador de poemas míticos, que sanan las condiciones emocionales adversas y mitigan y estimulan las funciones neurofisiológicas que son el antídoto para la recuperación de las incertidumbres del alma. Evocación de música y canto, canto, música y poesía para renovarse espiritualmente e ir descubriendo los ritmos desde su origen, en un singular aporte de sensación y pensamiento mágico a través del tiempo. A esto invita la lectura de la obra de Andrés Barahona en un exhaustivo y minucioso repaso de hechos, costumbres y creencias interculturales que apuntan hacia los orígenes y definición del hombre.
La destacada influencia de la Maestra Irene Vázquez Valle sobre el autor, que con generosidad motivo al investigador a reforzar mediante la lectura y prolongadas charlas el gusto por tocar los sones, quien con gentileza aporto a Andrés la tesis sobre el son jarocho del Dr. Daniel Sheehy, y un compendio inédito de textos de época de 1845-1946 titulado Historia y Fandango, además de numerosos artículos y textos alusivos, lo que originó la creación de un libro de entrevistas realizadas hace 20 años con músicos y decimistas jarochos, llamado Por su Propia Voz.
Ese bagaje documental, es consecuencia del desarrollo de esta obra en un proceso de un documento previo y una redacción de un poco más de 16 meses.
A Andrés Barahona Londoño, le es necesario cocinar, lo cual le agrada, cocina para su señora madre de 93 años de edad, para él y sus dos hijos. Realizando una fusión de la cocina hindú, china y mexicana. Verduras, carne, pollo y mariscos, sin chile, integran el guión de su arte culinario.
Barahona Londoño ha realizado esta obra como conclusión de una parte de su vida, y el libro es un agradecimiento al Son Jarocho y a Veracruz.
Veracruzano por adopción Barahona Londoño, nació en el México D.F. de 1956. Es músico, laudero, decimista, etnomusicológo, periodista, compositor de canciones para niños y creador del Método Interactivo de Sensibilización Musical ¡Cántale Pues!
Compositor de canciones infantiles en diversos géneros musicales, que también agradan a los mayores, entre ellos el huapango y el son. Ha publicado de manera independiente cinco discos; Llevarnos Bien (2003); México y Yo (2005); Corazón (2009); Chiquitines (2011); y Gracias y desgracias (2015).
Así mismo Andrés Barahona es Miembro Fundador de la Asociación Iberoamericana de la Décima en 1991, con sede en la Habana Cuba. En 2004, público el libro titulado Versos Compañeros. Décimas. En 2008 presentó al público un compendio titulado ¡Gracias Cri Cri! Ofrenda decimal en Homenaje a Francisco Gabilondo Soler, con 60 versadores de 60 países.
Como versador ha participado en calidad de ponente, en numerosos Encuentros de Decimistas, tanto nacionales como internacionales desde 1991.
Como etnomusicólogo ha sido ponente y conferencista en múltiples encuentros musicales y académicos desde 1982.
Como músico arpista, jaranero y percusionista ha participado en numerosos eventos nacionales e internacionales desde 1978.
A Andrés Barahona le gusta escribir. Publicó durante 3 años una columna semanal en el Diario de Xalapa, titulada ¡Alto la Música!, sobre temas de etnomusicología y pedagogía. Coordinó un proyecto de investigación etnomusicológica denominado Testimonios Jarochos, que en el 2013 publicó en 3 libros relacionados con la historia del son jarocho:
Las Músicas Jarochas. ¿De dónde son? Un acercamiento etnomusicológico a la historia del son jarocho.
Por su propia voz. Pláticas con músicos y decimistas jarochos. Historia y Fandango. 1845-1946 .Textos de época relacionados con el son y la cultura jarocha. Compilación de la Maestra. Irene Vázquez Valle.
Tradujo al español la tesis doctoral del etnomusicólogo Daniel Sheehy, escrita en 1979 (inédita): The son jarocho. History, Style and Repertory of a Changing Mexican Musical Tradition.
Barahona es docente en el Instituto Superior de Música del Estado de Veracruz
Este libro, gracias a sus aportaciones, con sus analísis, contribuye al entendimiento del origen de la diversidad de identidad y sentido de pertenencia, como fuerza creadora de la representación poético-musical del mestizaje. Barahona provoca con su obra Las Músicas Jarochas ¿De dónde son? Un acercamiento etnomusicológico a la historia del son jarocho, una dimensión consciente-racional para que la música no se aleje de su sentido original y su esencia humana.
La creación de una obra de estas características, es parte importante y escencial para los valores de este pueblo, tan necesitado de sí mismo, de emociones que conceptualizen su estado de ánimo, que esta sujeto a la impresión afectiva que determina su personalidad y su grandeza como fruto de las manifestaciones sociales en que se desarrolla el individuo.
Fortaleza y creación, creación y fortaleza, historia que conduce el devenir en la interacción de las diversas culturas, que se encontraron y hermanaron en su origen y su historia. Son y música, Barahona-jarana y arpa, que enlazan las memorias humanas del pasado, que son presente, en búsqueda del porvenir, en los acordes del Son Jarocho.
Andrés Barahona Londoño, un veracruzano universal de orgullo para Veracruz.