Hace algunos años, nuestro amigo Sergio González Levet nos invitó a un grupo de reporteros a comer a su casa. El propósito era tener un encuentro con el recién nombrado Coordinador de Comunicación Social, Alberto Silva. Fue casi en petit comité, por lo que todos tuvimos la oportunidad de escuchar y ser escuchados.
Como suele suceder en cada cambio del titular de esa área, el ofrecimiento era establecer una nueva relación con los medios y garantizar un trato equitativo, respetuoso y de colaboración mutua. Hasta ahí todo iba bien.
En la reunión se percibía una predisposición a descalificar todo lo que tuviera un tufo a su antecesora Gina Domínguez; para entonces, el tema de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de Periodistas (CEAPP) -cuya creación había sido iniciativa de la propia Gina- estaba muy álgido. Las voces que criticaban ferozmente su existencia se multiplicaban, así que Silva traía una propuesta de tres bandas: su desaparición.
Por un lado, se pondría en evidencia a la propia Gina de que su propuesta no funcionó –aunque la decisión de extinguirla dependía, como hoy, del Congreso y no de la CGCS-; por el otro, ofrecer a reporteros y columnistas que el presupuesto destinado a la CEAPP, sería utilizado para crear un fondo que apoyara la adquisición de vivienda y la seguridad social de los reporteros de a pie, los que más la sufren. Como saben, nada de eso pasó.
La propuesta fue festinada por quienes querían cobrar revancha a Gina y también por quienes sí entendían que era una necesidad. Y entonces me preguntaron mi opinión. Pero si ya saben cómo soy, para qué me invitan.
Lo primero que les dije es que no tenía lógica: ¿por qué el gobierno habría de asumir las obligaciones patronales de los medios de comunicación?; medios, dicho sea de paso, que en ese entonces no tenían problemas financieros, muchos de los cuales navegaban en la abundancia mientras sus empleados seguían ganando el salario mínimo o por nota publicada. Ya ni les cuento la reacción de algunos, entre ellos, el propio Coordinador.
Bueno, pues ayer, en medio de un clima de severa crisis económica para medios y reporteros, el senador Héctor Yunes propuso la creación de un Fideicomiso para apoyar a periodistas en los casos de fallecimiento o enfermedades que requieran de gastos médicos mayores. La iniciativa provocó de inmediato un debate entre los compañeros del gremio; debate que no sólo nos involucra a todos, sino que debe ser extensivo a los reporteros de toda la entidad; al final Xalapa no lo es todo, es apenas una parte.
Entiendo que algunos estarán de acuerdo y otros no. Habrá quien diga que se trata de una iniciativa que tiene jiribilla electoral y habrá otros que digan que debe ser responsabilidad del propio gremio.
En particular, me parece una iniciativa oportuna por necesaria. No era el propósito del encuentro del senador con los medios de comunicación venir a exponer cómo opera un fideicomiso de estas características; al final, hizo la más importante: dejar sembrada la iniciativa para que si esta corresponde en realidad al interés de los reporteros, entonces florecerá.
Aunque no me preguntaron como sí lo hicieron en casa de Sergio, comparto mi posición. Independientemente de quien sea el responsable de operar el fideicomiso, es necesario que se considere una figura de administrador con experiencia no sólo en el aspecto técnico, sino en la capacidad de allegarse recursos por la vía de donaciones y otro tipo de apoyos que ya existen a nivel nacional e internacional.
Que ese administrador sea ajeno a los medios; hasta ahora, cuando se deja a los propios medios el libre albedrío de este tipo de iniciativas, fracasan porque se consideran sesgadas o que favorecen sólo a un grupo, una corriente, una región o a un grupo de medios específicos. Y si no me creen, nomás échenle un ojo a cómo ha sido cuestionada la discrecionalidad de la CEAPP para determinar el tipo de apoyo que otorga y sus destinatarios.
Pero lo más importante. Para hacer que esta iniciativa sea verdaderamente de los periodistas, debemos demostrar voluntad de participar. La legitimidad no se va a lograr en función de lo que los compañeros obtengan del fideicomiso, sino de lo que aporten a su patrimonio.
Entre algunos colegas lo he planteado y me permito reiterarlo en este espacio: hagamos una aportación económica directa para la creación del patrimonio original del fideicomiso; con lo que se quiera y pueda, que se haga público, con la convicción de que será para fortalecer un gremio que hasta ahora poco conoce de la solidaridad.
Independientemente de la suerte que corra el fideicomiso, nadie podrá regatear al senador Yunes Landa el valor de la iniciativa; su disposición a participar en la solución de un problema en un momento realmente crítico. En esta ocasión, no se trata de sustituir la responsabilidad patronal, sino de ayudar precisamente a quienes hoy no tienen empleo y que requieren de apoyo económico en tiempos por demás difíciles.
Después de todos estos años, en que la mayoría de los esfuerzos gremiales e institucionales han fracasado, entiendo que las decisiones colegiadas son muy complicadas pero no imposibles. Además, críticos por naturaleza, los periodistas odiamos que nos critiquen; estamos acostumbrados a ser celosos guardianes de nuestra verdad.
Pero esta es una buena oportunidad. Las condiciones están dadas, sin embargo, se requiere de generosidad y colaboración por parte de todos. En este esfuerzo, sabremos de verdad quien la tiene.
La del estribo…
- ¿Qué nos quiso decir Aurelio Nuño, Secretario de Educación del Gobierno de la República, cuando asegura que el PRI está listo para el 2018? ¿Acaso está anunciando su llegada al PRI Nacional en lugar de Enrique Ochoa? Si el presidente Peña y su grupo no abren la baraja, la rebelión priista será peor de lo que imaginan.
- Hipólito Rodríguez, el próximo alcalde de Xalapa, ha dicho que el gasoducto no va. Américo Zúñiga dice que las campañas electorales sólo sirvieron para desinformar sobre el tema. ¿Y si ellos –la autoridad municipal y la empresa- se hubieran dado a la tarea de informar mucho antes de las elecciones? No lo hicieron; parece que la suerte del gasoducto está echada.