Escuchar del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares un intenso panegírico de su propia familia, alabando su constancia de 13 años denunciando la corrupción de los dos últimos gobernadores de Veracruz; señalar que su propia familia sufrió las consecuencias de esa lucha personalísima y festinar como un logro exclusivamente suyo la detención en Guatemala de Duarte, fue como ser testigo de uno de los actos más soberbios que cualquiera podría esperar de un mandatario.

Lo que escuchamos este domingo debió sorprender a muchos veracruzanos. Cientos de paisanos murieron durante la última década como producto de la alianza de los dos gobernadores anteriores con el crimen organizado; miles debieron emigrar por la amenaza que todavía es latente a pesar del cambio de gobierno o del gobierno del cambio.

Gracias a la corrupción solapada por el gobierno de Enrique Peña Nieto, a quien Yunes agradece la detención de Duarte, muchos veracruzanos con problemas de salud fallecieron pues no fueron atendidos en sus enfermedades, y cientos de empresarios perdieron sus negocios por deudas que no quiso pagar Duarte en su desenfrenado apetito de robar dinero mal habido y, ahora, no solo se les niega el pago sino que son marginados de contratos públicos, para favorecer a empresarios poblanos.

De ellos no se acordó Miguel Ángel Yunes Linares: “Toda mi familia tuvo que pagar las consecuencias de haber tomado la decisión de enfrentar a la banda que se apoderó del Gobierno de Veracruz; hicieron todo para impedir que llegara a gobernador porque sabían que haría justicia, que no habría perdón”. Y más adelante: «La guerra sucia en contra nuestra fue brutal. Lo más grave es que llegaron a la agresión personal en contra de Miguel, mi hijo, quien salvó la vida después de un grave atentado. Así de fuertes y sucios son los intereses que los Yunes, desde la oposición, afectamos y pusimos al descubierto”.

No, señor Gobernador. No fue el único en criticar y señalar las corruptelas de Javier Duarte, ni su familia la única en recibir amenazas y atentados. Ni siquiera fue el primero en presentar una denuncia contra Javier Duarte. Desde 2014, la Auditoria Superior de la Federación presentó cada año denuncias ante la Procuraduría General de la República (PGR) por desvíos multimillonarios de recursos, que el gobierno federal evitó que se investigaran. En total, la ASF interpuso 56 denuncias contra el gobierno de Duarte por no solventar el manejo de los fondos públicos en los años 2010 al 2014, y por simular el reintegro de fondos federales, mucho antes que Yunes Linares comenzara su acto de campaña presentando su denuncia en la Fiscalía General del Estado.

Fueron periodistas quienes hicieron una exhaustiva investigación, que se publicó en Animal Político, sobre las empresas ‘fantasma’ o empresas ‘fachada’, a través de las cuales se pretendió justificar la utilización de enormes sumas de dinero público, etiquetado principalmente para programas sociales, mediante la simulación más descarada. Prácticamente, este trabajo fue el que destapó totalmente el escándalo a nivel nacional e internacional, lo que obligó a las autoridades federales a evaluar su apoyo al entonces gobernador priista y a que la PGR atrajera la denuncia presentada por el candidato Yunes.

Por supuesto que el ahora Gobernador fue persistente y debemos agradecerle que, gracias a ello, no hubiera un sospechoso descuido y que Javier Duarte esté desde el sábado en una cárcel guatemalteca esperando a ser repatriado para enfrentar en prisión las acusaciones de corrupción que se ciernen en su contra. Porque, por desgracia, nadie lo juzgará por los demás delitos, por los 19 periodistas asesinados durante su gobierno, por las muertes de niños enfermos de cáncer que no recibieron sus medicamentos reales, por los millones de veracruzanos que pasaron a formar parte de las estadísticas de la pobreza y la pobreza extrema. Porque todo se lo llevó este ladrón, protegido por el presidente Enrique Peña Nieto, a quien ahora se le agradece por haber hecho lo que debía, lo que le obliga la ley a su gobierno.

Aunque los periodistas antaño críticos terminen la semana con las rodillas sangrando de tanto inclinar la cerviz y, como fieles escuderos de su gobierno, le atribuyan todo el mérito del encarcelamiento de Duarte, recuerde que en Veracruz vivimos unos 8 millones de habitantes y que no todos fuimos condescendientes de los gobiernos priistas, y que en el país muchos más que usted exigimos que se hiciera justicia a los veracruzanos.

Por lo demás, esta detención ha sido calculada meticulosamente por la Presidencia de la República para tener un fuerte impacto mediático en el contexto del proceso electoral en el Estado de México. Solo le pido un poco de humildad.

¿Qué hacer con Karime Macías?

Uno de los procesos que corroborarían una posible negociación de Javier Duarte de Ochoa para entregarse sería que no se aplicara justicia correctamente no solo contra el exgobernador sino contra uno de los cerebros más ingeniosos y rapaces: su esposa Karime Macías Tubilla, quien dilapidó como propios los recursos de los veracruzanos. Fue ella quien ideó negocios multimillonarios con los recursos del erario, junto con toda, sí, toda su familia.

Hasta la mañana de este domingo, Karime Macías también estaba bajo custodia por autoridades de Guatemala. Según Stu Velasco, subdirector de la Policía Nacional Civil de Guatemala, la mujer cuya imagen es diferente a la que se conocía, se acercó a los policías cuando detuvieron al exmandatario y se identificó como su esposa. Tras la detención, Karime Macías acompañó al exgobernador a la cárcel de Panajachel y posteriormente, al Penal Matamoros zona 1 capital, ubicado en la ciudad de Guatemala. Sin embargo, no fue detenida ya que no había ninguna petición en su contra.

Aunque las autoridades de México trabajan en la solicitud de extradición de Javier Duarte de Ochoa por los delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, lo cierto es que la PGR ya ha dicho cómo se las gastan nuestras autoridades federales. Este domingo, Duarte fue trasladado en un coche patrulla escoltado por policías hasta el Centro de Privación de Libertad Matamoros, una prisión ubicada dentro de un destacamento militar en la capital guatemalteca, mientras espera a comparecer ante el juez que giró su orden de aprehensión con efecto de extradición.

¿Qué pasará con Karime y demás familiares? Nada. Durante una conferencia de prensa en la Embajada de México en Guatemala, funcionarios de la PGR informaron que la esposa y familia de Javier Duarte no son sujetos de investigación judicial por el momento. Karime ni siquiera enfrenta una orden de extradición. Será maravilloso para la familia del ladrón que nos gobernó por casi seis años: él ingresará a la cárcel, si otra cosa no sucede, pero su esposa, sus cuñadas, sus suegros, su madre y sus hermanos podrán disfrutar de la enorme fortuna que robaron a los veracruzanos.

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