Luego de que sus amagos verbales no surtieron ningún efecto, la noche de este lunes 11 Agustín Basave Benítez tuvo que presentar formalmente por escrito su renuncia como presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRD para que los grupos del partido del sol azteca que hasta ese momento se oponían a la alianza con el PAN en cuatro estados, entre ellos Veracruz, finalmente votaran a favor de coaligarse con el blanquiazul.

La estrategia electoral 2016 del PRD se mantenía atorada por dos bloques: el encabezado por Basave y Nueva Izquierda (NI) –el grupo de “Los Chuchos”, que lideran los ex dirigentes Jesús Zambrano, actual presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, y Jesús Ortega– en pro de amplias alianzas en ocho entidades, y uno opositor que forman seis corrientes que rechazaban más de cuatro coaliciones con Acción Nacional.

En este plan estaban firmes las alianzas aprobadas en los estados de Durango y Zacatecas, y se promovían la de Oaxaca y otra más, pero excluyendo a Veracruz. Hasta la tarde del pasado lunes, ninguno de los dos bloques lograba la mayoría calificada de dos terceras partes de votos del CEN para decidir con validez estatutaria la política de alianzas, pues la correlación era de 10 votos por la propuesta de Basave y 15 en contra.

En posicionamiento difundido la semana anterior, Alternativa Democrática Nacional (ADN), la segunda corriente del PRD, acusó a “Los Chuchos”, sus antiguos aliados, de buscar fortalecer la candidatura presidencial del PAN en 2018, junto con Basave Benítez, al cederle las entidades con más distritos electorales federales para apuntalar al panismo.

“(Basave) Amenaza con renunciar si no se le aprueba su propuesta de alianzas con el PAN de amplio espectro en ocho entidades. Todos sabemos que las elecciones de 2016 son un paso para la presidencial de 2018.

“En el fondo, quienes exigen el mayor número de alianzas con el PAN y defienden en particular las de Puebla y Veracruz, tienen como propósito impulsar una candidatura presidencial con ese partido”, acusó ADN, liderada por el secretario de Organización del CEN del PRD, Camerino Márquez, y por el ex senador mexiquense Héctor Bautista López.

“Que quede claro, con la eventual salida de Basave Benítez, los únicos que se benefician son los de Nueva Izquierda, que están construyendo desde ahora una alianza para 2018 con el objetivo de que regrese el PAN a Los Pinos, cerrando el paso a las izquierdas y sometiendo al PRD a los intereses panistas”, advirtió.

Para esa expresión, Basave Benítez y NI quieren “darle el triunfo al PAN” en los estados 3 y 5 en importancia electoral, Veracruz y Puebla, que reúnen 37 distritos electorales federales, a cambio de Tlaxcala, de poco peso político-electoral e incierto apoyo panista. Además, según ADN, los interlocutores de Acción Nacional condicionaban aprobar la alianza de Oaxaca sólo a cambio de Veracruz.

Ante este escenario, el secretario de Organización del CEN del PRD aceptó que sí era viable un acuerdo pero que éste se tenía que discutir y votar, ya que sólo se pedía apoyo sin debate. “El Congreso nos ordenó que las alianzas con el PAN eran por excepción, no la regla, y quieren revertir ese mandato”, recordó Camerino Márquez, de ADN.

Sin embargo el tiempo se les agotaba, pues aunque en el caso concreto de Veracruz el plazo legal para registrar las alianzas ante el Órgano Público Local Electoral (OPLE) vence hasta el 7 de febrero, en otras entidades como Hidalgo y Tamaulipas el límite para firmar los convenios de coalición es el 19 de enero, y en Oaxaca el 24 de este mismo mes.

En su carta de renuncia, Basave califica de ridícula y “ofensiva para mi persona” esta “presunción conspiracionista” de que su interés por coaligarse con el PAN en Veracruz y otros siete estados sea “para llevar a la Presidencia de la República a un político a quien yo he enfrentado mientras ellos han avalado, pactando con él y otros actores externos su paquete de alianzas.”

Sin embargo, con la alianza PAN-PRD en Veracruz Basave le estaría allanado el camino a la gubernatura a Yunes Linares, su ex correligionario priista y amigos, ambos, del malogrado candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, asesinado en 1994.

Casualmente ahora, Miguel Ángel Yunes va en el proyecto presidencial de 2018 del gobernador panista de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien acaba de dar posesión como secretario de Gobierno al ex mandatario de Oaxaca, Diódoro Carrasco, quien en 2005 renunció al PRI y en cuya administración como secretario de Gobernación (1999-2000), al final del zedillato, coincidentemente Yunes Linares fue su jefe de asesores.

Precisamente se ha especulado que la llegada de Carrasco al gabinete morenovallista es para operar desde Puebla a favor de las alianzas PAN-PRD en los estados vecinos de Veracruz y Oaxaca, su terruño natal, donde en 2010 maniobró a favor de la coalición opositora que llevó al poder a Gabino Cué, su ex asesor y ex secretario particular.

En opinión de analistas políticos como Jacqueline Peschard, “la pugna interna del PRD sobre las alianzas electorales para este 2016 no es por principios ideológicos, ojalá y así fuera”, sino que “se trata, como siempre, de una pelea por definir cuál de las corrientes que lo integran se queda con la maquinaria del todavía hoy principal partido de izquierda”. La académica de la UNAM expone que “el centro de la atención se ha colocado en Veracruz que, para el dirigente del PRD es la joya de la corona, en primer lugar por las dimensiones poblacionales y electorales del estado y porque no ha tenido alternancia en el poder y es paradigma nacional de la corrupción y la inseguridad”. Sin embargo, la articulista de El Universal critica que no se debata “la dudosa calidad moral y política” del candidato del PAN, Miguel Ángel Yunes. “Basave ha insistido que la alianza busca construir ‘bloques programáticos y de gobierno’ para rescatar al estado de los abusos del régimen autoritario del PRI, ¿de verdad piensa que su propuesta es viable con ese candidato?”, cuestiona.