Con la imagen a la baja de los dos principales activos del priismo en Veracruz, según indican la mayoría de las encuestas –la del presidente de la República Enrique Peña Nieto y la del gobernador Javier Duarte de Ochoa–, hay quienes presuponen que el escenario que más les convendría a los candidatos de la alianza tricolor para salir triunfantes pese al aparente rechazo mayoritario del electorado sería el de un alto abstencionismo en la jornada electoral del 7 de junio próximo.
Sin embargo, la presunta veracidad de esta hipótesis es severamente cuestionada por algunos estudiosos del fenómeno electoral en México, como Jorge Alcocer, quien en un artículo editorial publicado la semana anterior en el diario Reforma considera como un “mito” la creencia de que la elevada abstención beneficiaría de manera directa al PRI.
“¿Quién lo inició, o a partir de cuándo adquirió visos de verdad? No tengo la respuesta”, admite Alcocer, director fundador de la revista “Voz y voto” y quien además ha sido diputado federal de oposición y subsecretario de Desarrollo Político de la SEGOB.
“El razonamiento es elemental, y por ello mismo no requiere de mayor evidencia por quienes lo sostienen: dado que el voto duro del partido tricolor es el de mayor peso relativo, una elevada abstención realza ese voto duro y otorga al PRI condiciones para obtener la victoria; incluso para alcanzar mayoría absoluta, por sí mismo, en la Cámara de Diputados (251 curules).
“En 2009, cuando varios intelectuales promovieron el voto nulo, el mito se hizo presente; este año, ante el llamado de otros personajes para boicotear las elecciones en curso, ha vuelto a cobrar actualidad. Quienes están en contra del boicot esgrimen como principal argumento que el PRI será el beneficiario.
“La evidencia no abona en favor del mito. Veamos algunas cifras. En 1991, la última elección intermedia con triunfo contundente del PRI, la participación ciudadana en las urnas fue del 60.3%; en 1994, última elección con mayoría absoluta del PRI en la Cámara de Diputados, la participación fue del 75.3%, porcentaje que no ha vuelto a ser alcanzado.
“De 1997 a 2012 ningún partido ha obtenido mayoría absoluta en la Cámara de Diputados; el porcentaje de participación ciudadana más reducido para el periodo se registró en 2003, con 42.3%, que en el otro lado de la moneda significó una abstención del 57.7%. El PRI no obtuvo mayoría absoluta.
“En la elección presidencial del año 2000, la participación fue del 64%, y el PRI perdió la Presidencia de México. Hace tres años la participación fue del 62%, dos puntos menos que en 2000, y el PRI ganó la elección presidencial.
“Es cierto que, como regla general, en elecciones intermedias votan menos ciudadanos que en las presidenciales, pero no existe registro (1991-2012) de participación nacional menor al 40% en tales elecciones.
“En conclusión: la evidencia empírica nos dice que el PRI ha ganado, y perdido, en elecciones federales, presidenciales e intermedias, con alta participación ciudadana en las urnas; en cambio, no tenemos evidencia que muestre al PRI ganando elecciones federales con alta abstención. En primer lugar, porque de 1997 a 2012, sin importar el nivel de participación/abstención, ningún partido ha obtenido, por sí mismo, mayoría absoluta en la Cámara de Diputados; y en segundo lugar, porque no hemos tenido participación nacional por abajo del 40 por ciento. Los datos de comicios locales abonan en el mismo sentido.
“El argumento de que el boicot debe ser rechazado porque beneficiará al PRI es un mal argumento. Por las evidencias y porque supone que quienes atiendan el llamado al boicot, de ir a votar, lo harían por partidos diferentes al PRI. Lo segundo es igual a suponer que quienes no declaran intención de voto a los encuestadores votarán por la oposición. Ambos supuestos son un mito, y como tal deben ser tratados.
“Como apunté al inicio, un mito deriva de otro: el llamado voto duro.
“El peor resultado para el PRI en una elección federal ocurrió en 2006, cuando la participación del electorado fue del 58.5%, la más baja después de 1994. Mi querida y recordada amiga María de las Heras sostenía que Roberto Madrazo (PRI) tendría una votación de, al menos, un 30%, debido al voto duro de su partido. En un debate pregunté a María: ¿Qué tan duro es el voto duro del PRI?; me respondió que el cálculo era producto de su propia metodología. El PRI, aliado con el PVEM, obtuvo el 22% de la votación nacional y se ubicó en tercer lugar.
“Sin duda que tenemos segmentos del electorado que pueden ser calificados como de voto duro, que obedece a razones diversas, que van del clientelismo a la lealtad partidista. Pero la evidencia da cuenta de un cambio fundamental: que la mayoría del electorado ejerce su voto en libertad, y que esa mayoría, uno a uno, no ha escriturado ni vendido su voto a ningún partido”, resume Alcocer.
Entonces, según los argumentos de este especialista, en Veracruz, el estado con el tercer mayor padrón electoral del país, los candidatos de la alianza PRI-PVEM que salgan triunfantes se habrán adjudicado el mérito de haberlo conseguido tras convencer y obtener la confianza de la mayoría de los votantes. Pero… ¿por qué el Comité Ejecutivo Nacional priista le ha encomendado en Veracruz al senador Héctor Yunes Landa operar el Programa de Movilización cuya etapa final será acarrear votantes a las urnas el mero día de la elección? ¿O acaso mienten otros experimentados personajes como el ex dirigente estatal del PRI, Felipe Amadeo Flores Espinosa, quien como candidato no ha perdido una sola elección pese a los escenarios adversos que le ha tocado sortear en el distrito electoral de Huatusco que durante dos Legislaturas ha representado como diputado ante el Congreso de la Unión, cuando afirma que el 50 por ciento de una votación se gana de antemano con la pura estructura electoral?
‘Si el águila hablara’
En la novela escrita por el exgobernador Miguel Alemán Velasco nos muestra cómo muchas veces el poder suele transformar a los seres humanos, perdiendo al hombre encumbrado que no se sabe dominar en un laberinto del cual no podrá escapar ni más allá de la temporalidad del cargo.
Sugiere, también, que “a veces el poder se debe practicar con calor y elegancia; casi siempre con absoluta frialdad y, como todo ejercicio, necesita práctica y destreza aún para aprender a dejarlo a tiempo….”
Así, con esa misma pasión, con elegancia, destreza y mucha práctica viene desarrollando su gestión como dirigente estatal del PRI el boqueño Alfredo Ferrari Saavedra, quien hace gala de sus habilidades adquiridas a lo largo de varias décadas de trabajo desde las bases de su partido. Desde antes y después de ser ratificado en la presidencia del CDE del partido tricolor, Ferrari Saavedra se mantiene alerta, haciendo análisis y prospectiva de las posibilidades de triunfo en cada uno de los 21 distritos electorales federales del estado, los cuales ha estado recorriendo desde hace varias semanas.
Jueves, viernes, sábado y ayer domingo, el líder priista caminó por todo el norte de la entidad al lado de los candidatos Sofía del Sagrario de León Maza (Pánuco), María del Carmen Pinete Vargas (Tantoyuca), Alberto Silva Ramos (Tuxpan), Víctor Manuel Salas Lima (Poza Rica), Heidi Salazar Espinosa (Papantla) y Edgar Spinoso Carrera (Martínez de la Torre), escuchó a la militancia, a las amas de casa, a los jóvenes, a los campesinos y personas de la tercera edad. Así, tal como dicta la moraleja del libro “Si el águila hablara”, sin soberbia, con trabajo y dedicación, Alfredo Ferrari está decidido a llevar el timón del partido para conducirlo a buen puerto y entregar las mejores cuentas en este competido proceso electoral federal.
‘La familia está de acuerdo’
Ayer, en su recorrido por el mercado “Jáuregui” en busca del voto popular, la candidata de la alianza PRI-PVEM por el décimo distrito electoral (Xalapa Urbano), Elizabeth Morales García, fue acompañada por el ex alcalde y diputado local David Velasco Chedraui, echando por tierra los rumores y especulaciones de que el joven legislador priista, miembro de una prominente familia de empresarios xalapeños, no apoyaría a la ex dirigente estatal del partido tricolor.
Esto, obviamente, no debió caer nada bien entre los enardecidos contrincantes de la ex munícipe –tanto de la oposición como al interior del priismo xalapeño–, quienes ya se frotaban las manos y se relamían los labios anticipando la supuesta derrota de Morales García a causa del presunto divisionismo en el partido tricolor.
Sin embargo, aparte de Velasco Chedraui aún faltarían otros personajes priistas por alinear.