La muerte planeó su viaje
hasta esta capital
pues la corrupción es tal
y vio tanto personaje
de maloliente linaje
que se acercó, lujuriosa,
para llevarse a la fosa
a tantísimo cabrón.
Aterrizó en el panteón,
dicen que así fue la cosa:
Organizó una redada
para alimentar sus arcas
con ineptos y heresiarcas,
su presa más anhelada.
La cosecha fue iniciada
al llegar a su destino
porque halló, con mucho tino,
un gran refrigerador
donde vio al gobernador
con tres Frutsis y un Pingüino
Su entusiasmo fue mayor
en el centro. -Me emociona
encontrar tanta tetona
que se encuera sin pudor,
llevarlas será un honor
a mi lejana comarca
pues el viaje a aquella charca
es realizado en carretas,
pero jalan más las tetas
-dijo, contenta, la parca
Y ya que en esas andamos
pues, también me llevaré
a la Lady SSP
para frenar los reclamos.
Vamos, muchachas, vamos
recuperemos Xalapa
que ya parece barraca
aunque afirmen, con cinismo,
que promueven el turismo.
Vayamos por Harry Grappa.
Van a llegar de rodillas
los atletas visitantes;
competirán, vacilantes,
entre tantas zancadillas
porque no tendrán ni villas,
ni buenas instalaciones.
Correrán sus maratones
adivinando el camino
y con tanto desatino
llegarán a los panteones.
Los juegos serán seguros
oigo decir por doquier,
pero si apenas ayer
los golpes eran tan duros
que un funcionario, en apuros,
decía desesperado:
compren perros y candado.
Para que no se repita
te vas, Bermúdez Zurita,
al panteón de mi condado.
Un anhelo sempiterno
ya desata los arrojos
de los azules y rojos
que traen un duelo fraterno
para llegar al gobierno.
No te apures, ya no ayunes
que ante tantos asegunes
ya tomé una decisión:
voy a llevarme al panteón
a todititos los Yunes
Hubo una gran inquietud
y se armó tremendo brete
cuando llegó El Molcajete
a velar por la salud.
Ya preparo un ataúd
que deberá ser muy grueso
pues llevará sobrepeso.
Si la panza es leitmotiv,
juntos irán Nemi Dib
y su sucesor Obeso
Tanta calle destrozada,
tantas obras inconclusas,
tantos pretextos y excusas
ya me tienen enfadada.
Voy por la calle, apurada,
mojándome los calcetines
mas no ceso mis rondines
y espero, con mucha maña,
para hincarle mi guadaña
a ese Zúñiga Martínez.
Llegó a la tercera edad,
ya cumplió setenta años
y el recuento de los daños
es muy grave, de verdad.
La pobre universidad
tiene arrugada la cara,
ella que fue tan preclara
ya perdió todos sus dones.
Como amo a los ladrones
voy por Ladrón de Guevara
¿Qué le pasa a esta Atenas?
¿qué pasó con su cultura?,
¿le quieren dar sepultura
las manos torpes y ajenas
que prefieren las verbenas
soeces y denigrantes
a las personas pensantes
que honran a la ciudad?
Es indignante, en verdad;
iré por los ignorantes.
Muy grande será mi dicha
cuando me lleve al panteón
a Juan Octavio Pavón
y a su amiga Adela Micha
que han causado la desdicha
de los videntes y escuchas
porque se sienten muy truchas
pero no llegan ni a bagre.
Los rociaré con vinagre
porque sus culpas son muchas.
Y para engordar el caldo
voy a pasar por el PRI
porque sé muy bien que ahí
contaré con el respaldo
de Elizabeth y Don Aldo.
Qué bonito, pa’su mecha
fue muy buena la cosecha;
muchas gracias, Veracruz,
este año fue de luz,
me regreso satisfecha.
Y así, la muerte, cantando
¡México lindo y querido!
se regresó hasta su nido
muy contenta, celebrando
que aunque sea de vez en cuando
en México es recibida
con festiva bienvenida.
Ahora cambiemos la suerte,
rematemos a la muerte
y celebremos la vida.
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