Qué alegría es tenerte para mí nomás…

Mario Ruiz Armengol
Mario Ruiz Armengol

-¿Se acuerda de mí, maestro?
-Cómo no, eres el chillón, nos vimos anoche.
Eran las postrimerías del siglo pasado, yo tenía un programa en Radio UV que se llamaba To Be Or Not To BeBop, Mario Ruiz Armengol estaba en Xalapa y lo invité. La noche anterior había dado un recital en la Facultad de Música, mi amigo (a quien también invité al programa) lo encontró en el estacionamiento al finalizar el concierto; estaba solo, se le acercó y le pidió que le cantara Ternura. Tener esa voz cascada y dulce, y esa presencia en exclusividad en una noche xalapeña, provoca el llanto de cualquiera. Mayito, como era conocido, encontró esa manera de acariciarlo: le dijo “chillón” y rio. En las pocas veces que lo traté, encontré esa constante: siempre tenía maneras sutiles de apapachar a la gente.
Pese a ser uno de los músicos mexicanos más importantes del siglo XX, Mario Ruiz Armengol es poco conocido. Es mucho menos conocido que Carlos Chávez o Silvestre Revueltas, pero tiene una obra importante en el terreno de la música clásica. Es mucho menos conocido que Agustín Lara, Guty Cárdenas o Armando Manzanero, por citar sólo a tres de los iconos de nuestra música popular, pero tiene, también, una gran producción bolerística. Es conocido y celebrado por los jazzistas mexicanos, cierto, pero no sé qué tanto lo sea por los escuchas de jazz, a pesar de haber sido reconocido por al menos tres figuras importantes del jazz mundial: Duke Ellington, Billy Mays y Claire Fisher.

¡Ay!, qué adiós que parece decir… no te vas de aquí

Homenaje a Mario Ruiz Armengol
Homenaje a Mario Ruiz Armengol

Por gestión del Ivec y Conaculta, recientemente se realizó un homenaje para conmemorar su centésimo aniversario (nació el 17 de marzo de 1914) con un insólito concierto, en el que 352 teclas y 40 dedos se pusieron al servicio de las partituras del connotado músico. Édgar Dorantes, Mateo Aguilar, Abraham Barrera y Alejandro Mercado, vertieron todo su talento y su sapiencia sobre los cuatro pianos de cola que habitaron la Sala Emilio Carballido del Teatro del Estado, el pasado 11 de mayo.

Y cambiaste mi dolor por cosas buenas…

Recordemos algunos datos del maestro Armengol:

  • Nació en el Puerto de Veracruz en 1914 y, desde muy chico, se trasladó a la Ciudad de México. Fue fundador de la XEW, a los 16 años, y dos años más tarde, director de la emisora.Partituras
  • A los quince años debutó como director con la orquesta de Leopoldo Beristáin; los músicos tuvieron que cooperar para comprarle unos pantalones largos al novel director.
  • Su vasta producción, que comprende música popular, música clásica y jazz, consta de más de 300 obras: 31 piezas infantiles, 19 danzas cubanas, 16 estudios, 16 reflexiones, 32 miniaturas, 5 valses; scherzos, minuetos, sonatas, fantasías, preludios, música para piano a cuatro manos, música de cámara para piano y violín, violonchelo, arpa y flauta, y más de 90 canciones entre boleros, tangos y música con influencia brasileña.
  • Ha sido interpretado por Andy Rusell, Chucho Martínez Gil, Jorge Negrete, Emilio Tuero, Fernando Fernández, María Luisa Landín, Amparo Montes, José Antonio Méndez, Lola Beltrán, Marco Antonio Muñiz, José José, Gualberto y Arturo Castro, Guadalupe Pineda, Roberto Pérez Vázquez, Rodolfo «Popo» Sánchez, José Luis Caballero, Enrique Méndez, Paty Carrión, Mariana Álvarez, Verónica Ituarte, Gustavo Rivero Weber, Enrique Nery, Alejandro Duprat, Gildardo Mojica, Elizabeth Meza, Alejandro Corona, Eleonora Barrales Cortés, Luis Enrique León, Mateo Aguilar, Abraham Barrera, Alejandro Mercado, Edgar Dorantes y muchos más.
  • En 1954 fue nombrado Mr. Harmony por músicos estadounidenses tan importantes como Duke Ellington, Billy Mays y Claire Fisher.

***

Édgar Dorantes tuvo una relación muy cercana con él, he aquí su testimonio:

Jardín de Música

CoronaA Armengol lo conocí casi cuando llegué a Xalapa, a través de Alejandro Corona, quien lo conoció desde la infancia porque era muy amigo de su papá, Reynaldo Corona, que también era pianista de música popular, muy buen músico.
La historia de Armengol es fabulosa, ojalá algún día alguien se anime a escribir una biografía de alta calidad. Nació en 1914 en el Puerto de Veracruz, pero casi siempre vivió en el DF; su papá era músico de carpa y él dejó a su mamá desde muy chiquito, para ir a buscar a su padre y ahí empezó a tocar todos los instrumentos, a los trancazos, con todos los músicos de la carpa.
A los 18 años ya era director musical de la XEW, uno se pregunta qué pasó entre los 8 y los 18 años en su proceso musical. Era un genio; sólo gente como él o como Charlie Parker, o como Chopin; sólo gente así logra tener una voz definida a los 18 o 20 años, es algo increíble, yo tengo 42 y apenas siento como que me estoy acercando (risas).
Mario Ruiz Armengol aprendió a tocar todos los instrumentos, y cuando digo todos, son todos: tocaba trompeta, trombón, corno, saxofón, flauta, violín, clarinete, viola, chelo, contrabajo, piano, guitarra; uno dice, ¿cómo puede ser?, tenía un talento impresionante.
XEWÉl me platicó que en casa de su mamá escuchaba discos de Duke Ellington y todos esos músicos del swing, y luego sacaba todo el disco, de oreja. Aprendió a escribir música, ¿dónde?, no sé, pero él escribía sus arreglos, los escribía para orquesta completa. Fue arreglista de Gonzalo Curiel, de Agustín Lara, trabajó con todos los de la época de oro del cine mexicano, junto con muchos músicos; fue un ambiente musical muy fuerte el de la XEW.
Pero hasta finales de los 60, principios de los 70, es que decide empezar a escribir música para piano, con todas las notas escritas, antes siempre habían sido arreglos de música popular y de cosas parecidas al jazz, era un improvisador tremendo. Esta música es que le empezó a gustar mucho a Alejandro Corona, porque él toca música clásica, entonces yo aprendí ese Armengol. Yo empecé a conocer ese Armengol en el 88, ahí empezó una relación maestro-alumno porque Corona nos llevaba con él y tocábamos su música; Armengol componía cosas nuevas y nosotros, los alumnos de Alejandro, las tocábamos.

Tuvimos muchos momentos de inmensa felicidad…

Édgar Dorantes
Édgar Dorantes

Cuando terminé la Facultad de Música, me hice muy amigo de Armengol, ya por mi lado, y seguí visitándolo. Era muy bonito porque yo llegaba a México al Hotel San Diego, que está a una cuadra y media o dos cuadras de la XEW, me hospedaba ahí, desayunaba con él en un café de la esquina, donde siempre le gustaba desayunar, después nos íbamos a la XEW donde, afortunadamente siempre le prestaron un piano de media cola; él trabajaba ahí, ahí se ponía a componer su música y ahí la compartía conmigo y con muchos músicos que lo iban a visitar. Después de esa mañana de trabajo nos regresábamos al café, comíamos, y él descansaba un rato y yo me iba a mi cuarto del hotel, también a descansar un rato y por la tarde volvíamos a vernos y yo lo veía escribir su música. Tenía una mesita y ahí, con una regla y un plumoncito de punto fino, empezaba a pasar en limpio lo que había escrito en la mañana, ya veía poco, lo recuerdo con los lentes muy pegados al papel; escribía muy bonito su música.
De Armengol aprendí muchas cosas, aprendí la naturalidad de la música. Me acuerdo que cuando alguien le preguntaba, “¿oiga, maestro, pero cómo le hace?”, él decía, “pues igual que los otros, mijito, así, como le hizo Chopin y como le hizo Duke Ellington, pues así le hago yo”. DiscoGuau, yo aprendí mucho de eso, es que tiene toda la razón, ¿pa’qué le damos tantas vueltas?, él está aprendiendo directamente de donde tiene que ser, y ese fue un gran ejemplo para mí. Y también fue un gran ejemplo de vida, porque era un ser humano impresionante, un ser humano generoso; no tenía rencores, no se peleaba con nadie, no tenía broncas. Él hacía su música y la regalaba, o sea, no la hacía de tos. Otra cosa es que nunca pensó que estaba haciendo algo importante, siempre decía: “yo estoy haciendo mi música, y ya”, o sea, no tenía ningún tipo de pretensión más allá de componer, y ahora que ves la música que escribió para piano es increíble, para mí es de la música más hermosa que he escuchado en mi vida.
Armengol tuvo un gran impacto en mí, sí, en mi vida hay gente que tiene mucho peso; él es uno de ellos.




https://www.youtube.com/watch?v=iUXZEGfEKSk

CONTACTO DE FACEBOOK                            CONTACTO EN G+                            CONTACTO EN TWITTER