A los gobiernos actuales les faltan varias cosas, una de ellas es dinero.

Por eso vemos y padecemos falta de servicios públicos, que no hay apoyos a sectores productivos y las fallas en las atenciones médicas, por dar ejemplos.

Bueno, dinero sí hay, lo que sucede es que las becas y las nuevas pensiones absorben una gran parte del presupuesto y dejan sin recursos a otros campos.

Y si a esto se le agregan las megaobras (Tren Maya, refinería de Dos Bocas y aeropuerto AIFA), que son un enorme gasto improductivo y los robos como el realizado con las compras de medicinas, pues el resultado son las carreteras destrozadas sin mantenimiento, por decir algo.

Así que, ante la falta de dinero generalizado en los gobiernos federal y estatales, hay necesidades no cubiertas que quién sabe cuándo sean atendidas.

Por lo mismo no debería extrañarle a los profesores de Veracruz, con cuarenta años de servicio, que no les entregaran sus medallas al mérito, por cuatro décadas de servicio en las aulas, en la ceremonia del pasado 15 de mayo, Día del Maestro.

Sí, en esa ceremonia en la que a gritos pidieron sus medallas y la titular de la SEV, Claudia Tello, tuvo que intervenir para afirmar que en unos días las tendrían.

Ya pasaron tres semanas y los profesores siguen esperando… y seguirán esperando, pues no hay dinero para esas cosas.

La falta de dinero golpea por todos lados. En el sector educativo afecta, por dar otro ejemplo, a los Tecnológicos. Ahí, una decisión de la gobernadora Rocío Nahle, de no cobrar las inscripciones, ahora se revierte contra los alumnos.

En el Tecnológico de Xalapa alegan que al no cobrarse las inscripciones -hay más de cinco mil alumnos en ese plantel, se juntaba un buen dinero- ahora no pueden darse algunos servicios de importancia.

Este tipo de situaciones irán agudizándose en todos los servicios que dan los gobiernos. A ver hasta dónde se llega y qué pasa cuando el dinero sea menos.

¿CACHIRULES EN EL CONSEJO UNIVERSITARIO?

En los deportes se estila ocupar la palabra “cachirul” para referirse a los integrantes (infiltrados) en un equipo que legalmente no pertenecen a él, pero que son refuerzos para lograr el triunfo.

Esta palabra ahora podría aplicarse al controversial Consejo Universitario General de la Universidad Veracruzana (UV) efectuado el fin de semana, pues en su fase inicial el todavía rector Martín Aguilar planteó a los consejeros su aval para permitir la permanencia de “invitados especiales”.

Un consejero pidió se indicara quiénes y cuántos eran los invitados, a lo que el rector solicitó se pusieran de pie. Para sorpresa de los consejeros se pudo observar a casi cuarenta personas.

El académico consejero solicitó que fueran respetuosos y que se abstuvieran de votar, ya que tenía evidencia de que en ocasiones anteriores los “invitados” han votado siendo que eso solo es atribución que de quienes son parte del Consejo.

¿Por qué la presencia de esos invitados o cachirules, como ya les empezaron a llamar en la UV? ¿Qué tenían preparado que ante los reclamos ya no pudieron proponer?

Por cierto, durante su periodo rectoral Martin Aguilar ha reiterado que una de sus prioridades es “poner en el centro al estudiante”.

Resulta ahora relevante la frase cuando en el Consejo General Universitario el Rector presentó la solicitud de prórroga a su rectorado que hizo llegar ante la Junta de Gobierno de la UV y luego hablaron estudiantes y maestros.

Fueron alrededor de 35 participaciones de consejeros maestros y alumnos de diferentes facultades, institutos y centros de investigaciones. Del total de participaciones de estudiantes ninguna fue en respaldo a la intención de prórroga de Aguilar. Por el contrario, fueron estudiantes quienes expusieron acoso y amedrentaciones por parte de funcionarios días antes del Consejo, convocándolos a reuniones para convencerlos de apoyar la ratificación del actual rector.