El sábado anterior y en su segundo viaje a Veracruz como presidenta, Claudia Sheinbaum llegó con un discurso que picó crestas, molestó sobremanera y puso iracundos a la mayoría de los veracruzanos.

En Orizaba y después de inaugurar un Hospital de Salud Mental dijo: “Me da gusto, cariño y nostalgia que hoy se despida Cuitláhuac García como gobernador. Pero no se preocupen, se irá a trabajar conmigo; luego les platico dónde, pero será en un lugar estratégico”.

Y tras calentar motores aceleró: “Cuitláhuac es una persona honesta, trabajadora, de convicciones, que transformó el estado de Veracruz tras décadas de saqueo y en la Cuarta Transformación nos sentimos orgullosos de él… trabajó incasablemente, nunca dudó en apoyar al movimiento y gobernó con honestidad y honradez”.

Casi casi una joya.

El mensaje fue muy claro: A Cuitláhuac nadie lo toca y háganle como quieran.

Sentado en el estrado, perlada la frente de sudor y rojo como un tomate, el aludido agradeció el inesperado cumplido con una torpe sonrisa.

Pero qué necesidad diría el divo Juan Gabriel. Y en efecto, qué necesidad había de que la presidenta echara sal en la herida de 8 millones de veracruzanos que califican a Cuitláhuac como de lo peorcito de la Creación y que para la de malas le tocó a Veracruz como gobernador.

Testigo de la escenita, Rocío Nahle sonrió y aplaudió por pura institucionalidad. Pero al día siguiente, en su toma de posesión y frente a la propia Claudia, lo bajó de la nube al manifestar que implementará el programa de alfabetización “Nunca es tarde para aprender”, con el fin de “erradicar el nada honroso primer lugar en analfabetismo que ocupa nuestra entidad”.

El carambazo pandeó a Cuitláhuac ya que en efecto nada hizo por bajar los índices de analfabetismo. Y para muestra va un dato revelador y demoledor. En agosto del 2019 se comprometió a que la SEV vía el IVEA alfabetizaría a 500 mil adultos veracruzanos del millón 80 mil que deambulan por esos caminos de Dios sin saber leer ni escribir. Pero en días pasados el secretario de la SEV, Víctor Vargas Barrientos, dijo durante la glosa del Sexto Informe de Gobierno, que lograron alfabetizar a 18 mil 919 mujeres y hombres.

En palabras llanas, se alfabetizó apenas al 0.7 por ciento de ese medio millón.

¿Acaso no lo sabe Claudia Sheinbaum?

¿No sabe que la mayoría de los caminos rurales hechos por la administración de Cuitláhuac quedaron en estado deplorable a las pocas semanas de su terminación? ¿No sabe que se le inundó un puente a 72 horas de su inauguración? ¿No sabe de sus abusos de poder contra sus adversarios políticos y ciudadanos de a pie? ¿De su abandono al campo, a los niños con cáncer, a las mujeres maltratadas, a las madres de los desaparecidos y a los huérfanos de los feminicidios?

¿Ignora que Cuitláhuac bajaba la cortina los fines de semana para irse de pachanga y se desentendía de la entidad? ¿Ignora que también se desentendía los días de entre semana?

¿No sabe que el ingeniero mecánico solapó y protegió abusos  desmanes amenazas y extorsiones de Eric Cisneros Burgos, Verónica Hernández Giadáns, Hugo Gutiérrez Maldonado y Cuauhtémoc Zúñiga Bonilla?

Y por último ¿no sabe que Cuitláhuac está catalogado como el peor gobernador de Morena en el país y el peor en la historia de Veracruz?

Claro que lo sabe, vaya que sí.

Entonces ¿por qué llegó con un discurso tan ofensivo y tan cargado de falacias?

Porque el discurso no fue de ella, tiene la caligrafía de su jefe y hacedor Andrés Manuel López Obrador que le ordenó que lo dijera y la señora presidenta obedeció.

Que le purga Cuitláhuac, claro que sí (aunque no tanto como a Rocío Nahle que lo detesta). Que no lo quiere cerca, claro que no.

Pero…

Sucede que a dos meses de su toma de protesta Claudia no manda en este país; la mandan. No tiene ninguna autoridad y por consiguiente no puede ordenar; le ordenan. No puede ni manotear porque le manotean. Y tampoco puede hacer uso del poder porque carece de él.

Ella es sólo la señora presidenta.

bernardogup@nullhotmail.com