¿Qué estado le dejará Cuitláhuac a Rocío?
Yo
Desde que escuché la frase por primera vez me reí, pensé que se trataba de una broma del presidente tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, pero no: combatir a la delincuencia organizada mexicana “con abrazos no balazos” es una soberana succionada de líquido lácteo (parafraseando al ilustre ex gobernador Fidel Herrera Beltrán), la cual no tiene cabida en el sentido común de los mexicanos.
Si el vejete nos ofrecía terminar con la inseguridad y combatir al crimen organizado creímos que era cosa seria. Que su gobierno lo haría, a diferencia de los anteriores que por coludirse con ellos los dejaban con las manos amarradas pero recibiendo parte del botín que representaba el trasiego de droga hacia los estados unidos con las fatales consecuencias que hemos padecido, fue un buen gancho para sumar votos pero una soberana agarrada de pendejos.
El vejete traía acuerdos con los principales capos de la delincuencia, ellos lo patrocinaron en sus campañas y lo llenaron de billetes pero lo condicionaron a entregar el país si ocupaba la presidencia, lo que hizo sin chistar sosteniendo que su estrategia para combatir al crimen era de “abrazos no balazos”…¿A quien se le ocurre semejante idiotez y a qué tipo de ciudadanos les vende esta babosada?
Y no es que seamos un país de tarados pero el mayor número de mexicanos, los pensantes, creímos que se trataba de un juego de palabras detrás de las cuales existía una verdadera estrategia de combate al crimen, pero nos topamos con pared, el vejete hablaba en serio como propietario de el gran circo que armó con los millones de mexicanos que votamos por él (si yo entre ellos) que a la vuelta de unos meses en el Culiacanazo nos dimos cuenta de la agarrada de majes, ni modo.
El saldo de los abrazos
Pero enterese de como nos fue con AMLO y su maldita estrategia. Con 194 mil 510 víctimas de asesinato y 53 mil 566 víctimas de desaparición registradas entre diciembre de 2018 y octubre de 2024, el sexenio de Andrés Manuel López Obrador resultó el más violento en la historia reciente de México; su estrategia basada en las Fuerzas Armadas y en el lema “abrazos, no balazos”, no pudo sacar al país de la espiral homicida en la que se encuentra desde el inicio de la guerra contra el narcotráfico, proclamada por Felipe Calderón Hinojosa en 2006.
De acuerdo con los datos oficiales actualizados del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), durante el sexenio de López Obrador se registraron 20 mil 624 víctimas de asesinato en Guanajuato, 16 mil 245 en Baja California, 16 mil 237 en el Estado de México, 13 mil 696 en Chihuahua, 13 mil 668 en Jalisco y 12 mil 888 en Michoacán.
Las autoridades de Sonora y Guerrero reportaron más de 9 mil asesinatos cada una, mientras que las de Veracruz, Morelos y Nuevo León registraron cifras superiores a 7 mil víctimas de homicidio y feminicidio.
En comparación con los últimos años del sexenio de Enrique Peña Nieto, la gestión de López Obrador estuvo marcada por un incremento sustancial en los homicidios dolosos y feminicidios en Morelos, Nuevo León, Michoacán, Sonora y Zacatecas, y con un estancamiento de la violencia en niveles elevados en Baja California, Chihuahua, Guanajuato o el Estado de México.
El gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo heredó de sus antecesores un país hundido en la violencia, lo que se ve reflejado en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), dada a conocer ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), según el cual 58.6% de la población se siente insegura en su ciudad.
En tan sólo tres semanas al frente del país, la presidenta ha tenido que lidiar con el conflicto entre Mayitos y Chapitos en Culiacán, que salpica a la vida política local; el asesinato del sacerdote Marcelo Pérez en San Cristóbal de las Casas y la masacre de migrantes en Villacomaltitlán, Chiapas, por parte de militares; la decapitación del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos; los atentados contra abogados y políticos en la Ciudad de México; los asesinatos de una niña y enfermera en Nuevo Laredo por parte de soldados de la Guardia Nacional y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena); o las balaceras y quemas de vehículos en Villahermosa.
Lo de Cuitláhuac otra broma
Los estudiosos de los fenómenos políticos opinan que AMLO encontró a su paso, sobre todo de la segunda campaña en adelante, un sedimento de putrefacción oficial adecuado para sus fines y lo aprovechó. Todo lo malo que hicieron los gobiernos priistas y panistas fue la materia prima que este ladino tabasqueño uso para sembrar entre los mexicanos un sentimiento de odio de parte de las clases más desprotegidas en contra de las clases medias hacia arriba: eres pobre porque ellos han robado lo tuyo, y ese lema cuajó.
La polarización social, combustible básico para el crecimiento del partido Morena, hizo su aparición con tal ciao que a la fecha es lo que alienta los intentos dictatoriales de un atarantado tabasqueño que ha deseducado su vida y su actividad política criminal a burlarse de todos, especialmente de los más estúpidos.
En el caso de los veracruzanos, el señor de los abrazos para burlarse nos dejó como su representante, administrador o lo que sea, a un payaso, al profesor Cuitláhuac García Jiménez, un “luchador social” de tantos y tantos que han salido de las aulas de la Universidad Veracruzana creyendo que la teoría que les impartieron a lo largo de su carrera es la verdad absoluta, que el mundo es tal cual se los contaron, entonces salen con un afán guerrillero incontenible, hasta que se dan cuenta que para encontrar trabajo se requiere tener valores y principios no solo ser un tlacuache ideólogo que quiere que el mundo se ajuste a sus caprichos.
Pues este empleado presidencial, de quien tantas veces se burlo AMLO diciendo que era
un “funcionario ejemplar, honesto, el mejor gobernador que han tenido”, dedicó su tiempo a satisfacer sus preferencias, o sea a las pachangas, las orgías, el desmadre y la frivolidad dejando al estado en el abandono y a varios de sus “colaboradores” llenando las talegas de dinero robado. Así se bruló AMLO de los veracruzanos por eso estamos en la miseria junto con todo el país.
Historia de un mexicano ejemplar
Fernando Valenzuela, el legendario lanzador cuya increíble ascensión a la fama con los Dodgers de Los Ángeles cautivó a los fanáticos del béisbol y creó el fenómeno cultural conocido como «Fernando manía», murió 63 años, según informó Los Ángeles Dodgers, su equipo.
Antes de la postemporada de los Dodgers en 2024, el equipo anunció que Valenzuela se alejaría «de la cabina de transmisión de los Dodgers por el resto de este año para centrarse en su salud».
A lo largo de su carrera de 17 años en la MLB, Valenzuela fue seis veces All-Star, terminando su carrera con 173 victorias en temporada regular y más de 2,000 ponches. Valenzuela jugó 11 temporadas con los Dodgers, pero también tuvo períodos con los California Angels, St. Louis Cardinals, Philadelphia Phillies, Baltimore Orioles y los San Diego Padres.
El menor de 12 hijos, Valenzuela provenía del pequeño pueblo mexicano de Etchohuaquila en el estado de Sonora y se convirtió en una de las figuras más icónicas del béisbol de las Grandes Ligas. Tenía el cabello largo y grueso, era un poco regordete, pero su icónico movimiento de lanzamiento, su comportamiento sereno y sus actuaciones dominantes cautivaron a la comunidad latina y al mundo por igual.
Con un aviso de 24 horas, Valenzuela fue lanzado al estrellato en 1981, cuando el manager de los Dodgers, Tommy Lasorda, lo nombró como el lanzador del Día Inaugural debido a lesiones de último minuto en los dos primeros abridores del equipo.
Era una situación que la directiva de los Dodgers nunca habría imaginado, después de tener el lujo de recurrir a ganadores del Premio Cy Young como Don Newcombe, Don Drysdale y Sandy Koufax para abrir la temporada en años anteriores.
En comparación, Valenzuela tenía un total de 17 entradas de relevo lanzadas en las Grandes Ligas, aunque sin carreras permitidas, su currículum apenas se parecía al de un abridor del Día Inaugural.
Si eso no fuera suficiente presión, Valenzuela estaba debutando contra los campeones defensores de la división National League West, los Houston Astros, que habían eliminado a los Dodgers en un desempate de un juego la temporada anterior. Todo eso no pareció importar al zurdo de 5’11 y 180 libras, ya que retiró magistralmente a 11 de los últimos 12 bateadores que enfrentó para terminar un juego completo de cinco hits sin carreras, según las estadísticas de Baseball Almac, para una victoria de 2-0 frente a una multitud de 50,511 personas en el Dodger Stadium.
El previamente desconocido lanzador novato se convirtió en una sensación de la noche a la mañana al seguir su actuación del Día Inaugural con siete victorias en sus siguientes siete aperturas de manera dominante.
‘El Toro’ lanzó nueve entradas en siete de sus primeras ocho aperturas en su carrera, cinco de ellas sin carreras, y terminó con un promedio de carreras limpias (ERA, por sus siglas en inglés) por debajo de 0,50 durante ese período.
Valenzuela terminó con un récord de 13-7 y un ERA de 2,48 en su temporada de novato acortada por huelga, que culminó lanzando un juego completo en una victoria de la Serie Mundial contra los Yankees de Nueva York. Se convirtió en el único jugador en la historia de la MLB en ganar el Premio Cy Young y el Premio al Novato del Año en el mismo año.
Reflexión
Suenan muy esperanzadores todos los comentarios que hace la gobernadora Rocío Nahle durante su recorrido de agradecimiento por el estado. Siempre propositiva planteando La ejecución de importantes obras durante su gobierno que arranca el primer minuto del primer día de diciembre del presente año.
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