Aunque regularmente suele escribir sobre temas ambientales, ayer, sin embargo, Iván Restrepo, un afamado académico de la UNAM y del IPN, publicó en La Jornada –el diario capitalino más afín a la 4T, del que fue cofundador en 1984– un texto titulado “Canal 22: irregularidades en plena austeridad republicana”, en el que denuncia el desastre que heredará su director Pavel Granados, al cual acusa de que además de “no llenar el perfil profesional que se exige para ese cargo (grado de licenciatura) y sin el menor conocimiento del manejo televisivo”, llegó “con una docena de inexpertos administrativos procedentes de Veracruz” que comanda “un panista que antes era agente del Ministerio Público en dicha entidad”.
Restrepo apunta que una prueba del desconocimiento del manejo televisivo de Granados Chaparro “es que adquirió sistemas digitales no compatibles que vuelven lentos los procesos de producción” y que, “por eso, el archivo histórico del 22 resulta muy poco accesible y no se usa adecuadamente”.
“Ilustran programas y noticieros con materiales que años atrás subieron a Youtube”, señala.
Entre sus incompetencias, menciona también que “el área jurídica ha perdido varias demandas por despidos injustificados de personal” y que “otras están sin resolver”. Una falla más, dice, es que “su área de comunicación social e imagen es más grande que la de una secretaría de Estado”, que “elabora anuncios que no se transmiten y una gaceta interna inservible”.
“En plena austeridad republicana y con un salario mensual de 100 mil pesos más otras prestaciones, Granados envió a sus cercanos amigos a España a cubrir diversos actos, cuando el 22 tiene allí corresponsal. Por su parte, realizó varios viajes a París, uno de ellos acompañado de su asistente”, comenta.
En cambio, recrimina que “parte de la videoteca está debajo de las escaleras del edificio, expuesta al polvo y a la humedad. Hay filtraciones de agua en las zonas de edición de videos. Cuando el canal transmitía apenas un noticiario, tenía ocho sistemas portátiles de grabación. Hoy, cuatro, pese a contar con una numerosa pero ineficiente área de producción. Agrego que el 22 pasó más de un mes sin Internet. Está demandado por su proveedor por falta de pago. En lugar de solucionar judicialmente ese asunto, el canal contrató a otro proveedor”.
Sarcástico, dice que “fiel a la austeridad republicana, pagó generosamente a una producción externa los tres capítulos de ‘Reflexión en movimiento’, para celebrar los 30 años del canal”, los cuales “se cumplieron en junio del año pasado” y “apenas se transmitieron este mes”.
“Más austeridad: el programa ‘Catarsis 22’, conducido por Pedro Kóminik, debía producirse externamente. Sin embargo, se hizo en las instalaciones del canal. Kóminik cobró 150 mil pesos por cada emisión. Algunos de sus entrevistados, Eduardo Nava, encargado de producción y programación de la empresa y quien respalda todo lo hecho por Kominik”, mismo que luego de suspenderse dicho programa por su elevado costo, ahora estrena otro, “Cristal contra concreto”, cuyas emisiones pasaron de 13 a 26 capítulos.
Restrepo anota una última irregularidad: “el 22 recibió en comodato la Casa de Roberto Cantoral, compositor que dirigió caciquilmente durante 28 años la Sociedad de Autores y Compositores de México. Pero ese comodato no coadyuva en nada a la misión y objetivo del canal. Es una sangría económica que le hereda a la administración que mañana inicia tareas”.
O sea que el caso de Radio Televisión de Veracruz (RTV) no es el único donde bajo el régimen de la 4T predomina la incompetencia de sus directivos y la mal entendida “austeridad republicana”. Sólo que, en la televisora de los veracruzanos, ubicada en el Cerro de la Galaxia, de Xalapa, ya causó la muerte de un trabajador –Abraham Márquez Carmona– a finales de agosto pasado, al caer de una desvencijada escalera cuando cambiaba una lámpara.
¡Aaaaah! Pero hace seis días, el miércoles 25 de septiembre, el director general de RTV, Víctor Hugo Cisneros Hernández, difundió en las redes sociales de la televisora estatal cuatro fotografías presumiendo “la entrega de equipamiento, botiquines y material de protección civil y Montajes y Servicios Generales”, entre ellas una escalera tijera nuevecita que, de haberse adquirido antes del fatal accidente, Márquez Carmona no habría perdido la vida.
Cisneros Hernández –otro improvisado y negligente como Pavel Granados, de Canal 22– “tapó el pozo luego del niño ahogado”.
¿Su conciencia estará tranquila? Lo bueno es que todo indica que ya se va. A menos que la gobernadora electa Rocío Nahle lo “premie” por los servicios prestados en su campaña con cargo a los veracruzanos.
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