La energía nuclear siempre está en la picota, pero es una opción limpia, renovable y potente para suministrar energía a los hogares de millones de personas. Con el aumento de la demanda energética, cada vez es más necesaria, y a la vez se están desarrollando opciones muy a tener en cuenta. La obtención de hidrógeno rojo de las centrales nucleares o la apuesta de China por las mismas es una muestra clara de estos esfuerzos globales para mejorar la situación. Sin embargo, ahora una startup ha propuesto algo verdaderamente interesante.
Un salto adelante en los reactores de fisión
La startup Deep Fission ha presentado un concepto realmente sorprendente que podría revolucionar la industria de la energía nuclear. La seguridad y el coste de las centrales es algo que siempre ha levantado cierto resquemor dentro del mercado de las energéticas, pero esta empresa novedosa busca cambiar esto y hacer que las preocupaciones por la seguridad y el coste sean cosa del pasado. Eso sí, de momento en un concepto, no en algo realmente tangible.
Hablamos de un reactor nuclear compacto, de menos de 76 cm de ancho, diseñado para ser colocado en un pozo de perforación a 1.6 km de profundidad. Este, aprovecha la geología natural como una barrera de contención, eliminando la necesidad de las carísimas estructuras de ingeniería civil que de forma habitual han inflado los presupuestos de las centrales nucleares.
El diseño se basa en la tecnología probada de los reactores de agua presurizada (PWR por sus siglas en inglés), pero simplificada y adaptada para su uso subterráneo, haciéndola mucho más barata y funcional. Operando a 160 atmósferas de presión y 315°C, el reactor utiliza ingeniosamente la presión de la columna de agua de 1.6 km para su presurización.
Como hemos dicho, la seguridad siempre es algo que ha preocupado en materia nuclear. Sobre todo después del calamitoso desastre de Chernobyl en el año 1986. Sin embargo, en este caso se pueden evitar muchos de los problemas que plantea una de estas tecnologías. El sistema de enfriamiento es 100% pasivo y si hubiera una situación de peligro extremo sería tan sencillo como rellenarlo de hormigón y sellarlo. Aunque siempre existe el peligro de algún tipo de filtración, a esas profundidades sería algo realmente extraño. No obstante, el diseño es autolimitado, ya que el propio sobrecalentamiento amortigua la reacción nuclear.
La flexibilidad otra ventaja. El reactor podría extraerse a la superficie en 1-2 horas para inspección o mantenimiento por lo que los tiempos de inactividad se acortarían sustancialmente.
El concepto está siendo revisado por las autoridades del Departamento de Energía de Estados Unidos, por lo que, de recibir luz verde, podría ser implementado y puesto a prueba fusionando de forma determinante la conexión entre la energía nuclear y la geología de nuestro planeta. Algo muy interesante, ya que en el pasado se ha apostado por la energía geotérmica, pero en este caso se le daría una profunda vuelta de tuerca.
lavanguardia.com
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