«No hay camino para la paz, la paz es el camino».

Mahatma Gandhi

El derecho humano a la paz es un derecho universal que todos los seres humanos deben disfrutar. Sin embargo, en la realidad actual, este derecho es frecuentemente vulnerado, como lo ejemplifica el conflicto armado en Siria.

Desde 2011, Siria ha sido el escenario de una guerra devastadora que ha causado una crisis humanitaria sin precedentes. Según datos de la ONU, más de 500,000 personas han muerto y alrededor de 12 millones han sido desplazadas, ya sea internamente o como refugiados en otros países. Este conflicto comenzó como parte de la Primavera Árabe, cuando las protestas pacíficas contra el régimen de Bashar al-Assad fueron respondidas con una represión brutal, desencadenando una guerra civil que rápidamente se convirtió en un conflicto internacionalizado.

En el contexto sirio, la paz debe construirse sobre la base de la justicia, la reconciliación y el respeto a la dignidad humana.

La justicia transicional también es necesaria para disminuir los efectos del conflicto. Esto implica no solo la persecución de crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos, sino también el establecimiento de comisiones reconciliación que permitan a las víctimas ser escuchadas y reconocidas. La memoria histórica y la verdad son fundamentales para prevenir futuros conflictos y para que la sociedad siria pueda avanzar.

Además, la reconstrucción del país debe ir más allá de la infraestructura física. La reconstrucción social y económica es igualmente crucial para garantizar una paz sostenible. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la guerra ha causado daños masivos a la infraestructura civil en Siria. Se estima que más del 50% de los hospitales y centros de salud del país han sido dañados o destruidos, lo que dificulta enormemente la atención médica para la población afectada.

El derecho humano a la paz en el contexto del conflicto armado en Siria requiere el compromiso y la acción concertada de la comunidad internacional. No se trata solo de poner fin a la violencia, sino de construir una sociedad donde todos los ciudadanos puedan vivir con dignidad, seguridad y esperanza para el futuro.