La La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) está apostando por un sistema de propulsión por plasma pulsado que podría reducir el tiempo de misiones tripuladas a Marte. El tiempo se reduciría de unos seis meses por trayecto a solo dos meses. Desde que el humano llegó a la luna, el ojo está visto en fuertes investigaciones para llegar a Marte. Pero para poder llegar a considerarla como base, va a ser necesario va a ser necesario que tengamos la capacidad de ir y volver con cargas y tripulaciones mucho más rápido de lo que lo hacemos ahora.

La NASA planea enviar a sus primeras misiones tripuladas a Marte durante la década que viene. Para ello quiere emplear naves espaciales con sistemas de propulsión híbrida que combinen tecnologías químicas y eléctricas y que sirvan como hábitat temporal para los astronautas. Por ahora parece que el Starship de SpaceX tiene todas las papeletas para ser el transporte oficial de esas primeras misiones.

Cómo funciona el motor que diseña la NASA para viajar más rápido a Marte

El Starship de SpaceX es el cohete más potente del mundo, ya que tiene 33 motores Raptor y un sistema reutilizable de combustión por etapas que usa metano-oxígeno. Tras tres vuelos de prueba ha demostrado que puede hacerlo llegar al espacio.

Sin embargo, la NASA también está apostando por un nuevo cohete de plasma pulsado (PPR), cuyo diseño es mucho más eficiente que los métodos actuales de propulsión química. La compañía Howe Industries está desarrollando este revolucionario propulsor que combina un gran empuje y un elevado impulso específico o Isp, una medida de la eficacia con la que un motor genera empuje, que le permiten reducir significativamente el tiempo de viaje necesario para llegar a Marte.

El PPR es una evolución del concepto de fusión- fisión pulsada (PuFF) de la NASA, y también utiliza un sistema de energía nuclear basado en la fisión nuclear que obtiene energía de la división controlada de átomos. En este proceso la combustión se propaga y expande contra una tobera magnética mediante la deflagración, que implica descargas eléctricas que crean fuertes campos magnéticos y producen altas densidades y temperaturas de plasma que generan el empuje.

El nuevo motor es más pequeño y sencillo que sus predecesores, y también tiene un mayor empuje que permite misiones a mayor distancia. El nuevo propulsor funciona bien en naves espaciales mucho más pesadas, posibilitando la instalación de un blindaje adicional antiradiación que evita la exposición de la tripulación a las dañinas partículas de alta energía, denominadas Rayos Cósmicos Galácticos.

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