La renuncia de algunos diputados a la bancada de Morena, cuando ya están por irse, no es porque se hayan vuelto unos demócratas de la noche a la mañana, simplemente no les cumplieron sus caprichos. Por ejemplo, al voraz delincuente y corrupto del «huevo» Arteaga, como a los becerros, le dieron un manotazo en el chipo para que dejara la ubre; Cecilia Guevara, quién llegó a ser Presidenta del Congreso, no pudo colocar a hijos y parentela en cargos de elección y el gobierno. La mismísima tía Chío la bateó de manera arrogante. La historia de Boni Castillo, todos la conocemos: no tiene llenadora. En realidad ninguno de ellos representa nada, no aportan nada. Lo importante es el mensaje: «este barco se hunde, ya hay que largarse». Si tan seguros estuvieran de ganar, se tragan el orgullo, degluten sapos y aguantan el baño. !Morena y su candidata agonizan en Veracruz!