Dicho por él mismo, el presidente López Obrador está caliente. Lo calienta que los medios exhiban, un día sí y otro también, los excesos, la corrupción y el tráfico de influencias de los integrantes de su gobierno y de su familia.
Sin embargo, desde hace varias semanas, la protagonista de los escándalos por una riqueza súbita e inexplicable y una compleja red de complicidades, ha sido la candidata de Morena al gobierno de Veracruz Rocío Nahle, quien podría resultar responsable del mayor caso de corrupción en la historia del país.
El último escándalo involucra a su futuro yerno, quien acreditó ser un eficaz mediador de servicios, concesiones y contratos dentro del sector energético durante el tiempo en que la zacatecana fue Secretaria de Energía. Fernando Bilbao Arrieta formó parte del clan Nahle-Peña antes de ser parte de la familia.
¿De qué se acusa al joven y muy afortunado empresario? La Comisión Reguladora de Energía autorizó permisos para la explotación de hidrocarburos, así como un trato preferencial a sus empresas creadas en este sexenio: Comercializadora Delta Dibal (material eléctrico), Servicios y Premezclados Forte (materiales de construcción) y Servicios y Petrolíferos del Norte (energéticos).
En 2018, cuando obtuvo su cédula profesional, Fernando Bilbao reportó al SAT ingresos por solo ¡¡1,300 pesos!!, pero seis años después, las empresas que tiene junto a su socio Daniel Díaz Muñoz facturaron más de 100 millones de pesos. ¡A eso se llama prosperidad y un exitoso aspiracionismo!
Exhibida tanta vulgar ratería, el Presidente arremetió en contra de los medios que hicieron pública la información, tratando de salvar la moribunda candidatura de la zacatecana en Veracruz.
“Revisen eso y que, si tienen pruebas de corrupción, denuncien ante la autoridad competente, pero si no, que no calumnien, así de claro. Es que sí calienta”, dijo un colérico presidente en su mañanera.
Presidente: los medios informan, no litigan. Corresponde a los órganos de fiscalización y a las contralorías iniciar las investigaciones correspondientes. En el caso de Rocío Nahle, ya se presentaron las denuncias correspondientes, sin que a la candidata zacatecana se le moleste ni con el pétalo de un citatorio.
La señora Nahle y su esposo –quien al no ser servidor público tendría que explicar el lavado de dinero que lo persigue- deberían estar compareciendo ante las autoridades judiciales y no haciendo campaña, tratando de perpetuar su ambición y su riqueza.
Por supuesto que todos los veracruzanos quisiéramos tener una suegra que aun antes de formalizar el compromiso, ya nos haya resuelto nuestro futuro económico. Pero eso sólo sucede en las entrañas de un gobierno corrompido hasta la médula.
A partir del 3 de junio, una vez que se consume la derrota electoral de la zacatecana, no volverá a poner un pie en Veracruz. Su destino será el exilio como forma de evadir la justicia. Se le acabará de súbito el amor a Veracruz y tendrá que devolver las propiedades mal habidas que jamás volverá a disfrutar.
La riqueza de la zacatecana y su yerno, eso sí “calienta” a los veracruzanos, presidente.
La puntita
Dos datos para la candidata de Zacatecas que pide a sus opositores tomar Amlodipino: este medicamento se desarrolló a partir del veneno de una serpiente, seguramente de ahí su nombre. Segundo: lástima que en los hospitales de Veracruz no hay ni paracetamol. Todo se lo robaron.
Tenía que ser Yunes