Nuevo impulso al proyecto para convertir centrales térmicas en plantas de energía infinita usando el magma terrestre en cualquier lugar de la Tierra
El cañón de plasma que puede satisfacer el hambre energética de la civilización para siempre está hoy un poco más cerca de hacerse realidad. La tecnología que, según sus inventores del MIT, permitirá abrir pozos geotérmicos en cualquier parte del mundo para generar millones de teravatios de electricidad a escala planetaria ha recibido un empujón con la apuesta de dos gigantes industriales como Mitsubishi Corporation y Standard.
Las compañías han puesto 21 millones de dólares para la primera prueba de Quise para sus operaciones experimentales de la compañía que quiere usar una tecnología de perforación de microondas de alta potencia capaz de derretir cualquier roca como si fuera papel para acceder a la fuente ilimitada de calor del magma terrestre a profundidades de 3 a 20 kilómetros por debajo de la superficie.
La tecnología de Quaise, que ya hemos visto en anteriores artículos, se consolidó tras más de una década de investigación en el MIT y se perfeccionó en pruebas del Laboratorio Nacional de Oak Ridge. Según Carlos Araque, CEO y cofundador de Quaise Energy, esta inyección de capital acelerará sus operaciones sobre el terreno y asegurará la cadena de suministro que permita que la energía geotérmica profunda pase a ser la energía indispensable del siglo XXI.
Potencial para satisfacer la demanda eléctrica de todo el planeta
Según la compañía, la energía geotérmica de gran profundidad supera radicalmente los recursos geotérmicos convencionales al crear diez veces más energía con significativamente menos recursos. Al contrario que otras energías renovables, la perforación que propone Quaise ofrecerá una fuente de electricidad inagotable y fiable las 24 horas del día, 7 días de la semana, con un uso mínimo del terreno. El potencial de esta tecnología para proporcionar un acceso casi universal a energía limpia es quizás la más prometedora de todas las existentes, incluyendo la fusión nuclear, a la que todavía le quedan innumerables retos que solucionar.
Según Toshiaki Nobuhara —gerente general del departamento de energía internacional de Mitsubishi— “el mundo necesita, más que nunca, tecnologías innovadoras que puedan ofrecer abundante calor y energía libres de carbono. Creemos que la geotérmica profunda tiene un gran potencial para convertirse en una de estas tecnologías”. Mark Cupta, director General de Prelude Ventures, otro de los inversores en Quise, afirma que “el mundo necesita grandes cantidades de energía libre de carbono para alejarse de los combustibles fósiles. Quaise está creando una solución verdaderamente escalable que permite que casi cualquier pedazo de tierra de la Tierra produzca abundante energía limpia”.
El enfoque de Quaise implica no solo la tecnología de perforación pionera, sino también un plan estratégico para reutilizar las instalaciones de las centrales térmicas existentes. Al perforar en estas plantas de generación térmica y centros industriales, la compañía tiene como objetivo aprovechar la infraestructura y la mano de obra existentes, acelerando así la transición a la energía limpia. Esta estrategia destaca las implicaciones más amplias de la tecnología de Quaise para facilitar una transición energética más rápida y sostenible.
Qué está haciendo Quaise
Según Quaise, tardaremos unos cuatro años en ver la primera central eléctrica que promete un nuevo tipo de explotación geotérmica que nos dará electricidad ilimitada y barata a escala planetaria. Todo gracias al magma, corriendo por tubos kilométricos excavados en la corteza terrestre por perforadoras de plasma desarrolladas en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
Si el proyecto tiene éxito — y parece que van por buen camino, a juzgar por su desarrollo en los últimos meses — será una revolución energética sin igual en la historia de la humanidad. Es una tecnología que, según me contó Carlos Araque en una entrevista por email — ingeniero del MIT, CEO y cofundador de Quaise — está mejor posicionada que la fusión para ofrecer electricidad ilimitada a escala planetaria.
Araque dice que el primer test fuera del laboratorio — donde ya han llevado a cabo numerosos experimentos a escala 1:1 con gran éxito — será en un prototipo que arrancará en 2024. Si va bien, “la primera operación comercial arrancará en 2028”, asegura el ingeniero, que utilizará sistemas de perforación de ondas milimétricas para poder excavar más allá de lo que nadie ha conseguido jamás. En las imágenes que acompañan este artículo se puede ver cómo será la primera central experimental.
Mucho antes que la fusión nuclear
“La geotermia puede proporcionar la escala de energía adecuada para nuestra civilización y cuenta con una mano de obra, una cadena de suministro y un marco normativo establecidos para hacerlo más rápidamente que la fusión”, me comenta Araque. “La geotermia funciona. La fusión aún no.”
La idea de Quaise es perforar directamente en los lugares en los que ya existen centrales térmicas tradicionales, que usan combustibles fósiles. Primero usarán sistemas de perforación tradicionales para llegar a los cinco kilómetros de profundidad, algo normal en la industria de la extracción de gas o petróleo. En ese punto, pasarán a su taladro de energía dirigida.
El taladro fue inventado en el MIT por Paul Woskov — uno de los cofundadores Quaise — que creó este sistema de perforación usando un girotrón. A grandes rasgos, este aparato derivado de los tubos de vacío utiliza un haz de electrones que se amplifica en cavidad hueca de resonancia. Dentro hay un campo magnético que acelera estos electrones a velocidades relativistas, amplificando de forma radical la energía de las microondas. El resultado es que el haz de energía que sale del taladro de Woskov es capaz de vaporizar cualquier roca imaginable.
Los ingenieros de Quaise aseguran que su nuevo taladro de energía dirigida llegará sin problemas a profundidades de hasta 20 kilómetros, una distancia totalmente imposible con perforadoras mecánicas. A esta profundidad, accederán a una temperatura lo suficientemente alta como para hacer funcionar una turbina de una central térmica. Una vez adaptadas, las centrales tradicionales pasarían a utilizar el ese poder calorífico.
El santo grial de la energía
Si, como afirman los científicos de Quaise, podemos llegar a esta profundidad en cualquier parte del mundo, conseguiremos una fuente energética ilimitada durante las 24 horas del día por un coste muy reducido. El acceso global a la energía geotérmica eliminaría la necesidad de combustibles fósiles de un plumazo. Todos los países serían totalmente autosuficientes. En poco tiempo, esta fuente de energía gratuita podría abaratar la factura de la luz a precios ridículos, afirma la compañía. En Islandia, por ejemplo, la factura energética media — que incluye electricidad, calefacción y agua caliente — es de unos 22 euros.
El acceso a una cantidad virtualmente ilimitada y constante de calor también permitiría que la humanidad continúe avanzando sin generar CO2. Según las estimaciones, podríamos alimentar la civilización durante 20 millones de años usando sólo el 0,1% de su calor. Libre de límites energéticos, también se podría generar hidrógeno verde en cualquier parte, lo que serviría para electrificar el transporte con un uso limitado de las baterías de litio.
Tambié dejaríamos de depender de las renovables — que son intermitentes por naturaleza y requieren de soluciones de almacenamiento, caras y tóxicas como las baterías. En definitiva, podríamos quitarnos de encima todas las plantas solares, hidráulicas, atómicas y eólicas que afectan a la vida salvaje reclamando esos espacios para la naturaleza. Esperemos que tengan éxito y resuelvan los retos técnicos que tienen por delante. Tendremos la respuesta en sólo dos años.
elconfidencial.com
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