Todavía no empiezan las campañas electorales para elegir al nuevo gobernador de Veracruz en 2024, pero la súbita aparición de Miguel Ángel Yunes Linares “Miyuli” como candidato suplente de su hijo al Senado de la República, irremediablemente adelantará la sucesión del 2030.

No es una exageración afirmar que quienes hoy serán los candidatos en primera fórmula al Senado, Manuel Huerta y Miguel Ángel Yunes, serán los candidatos al gobierno de Veracruz en seis años. El primero, en su último año como Senador de la República; el segundo, en su último año como alcalde de Veracruz.

Un gobierno tan impopular como seguramente lo sería el de Rocío Nahle no será capaz de construir a un candidato competitivo. Como lo ha hecho López Obrador, Nahle no permitirá que haya más protagonista que ella misma.

En el cada vez más probable escenario de que gane Pepe Yunes, la candidatura del primogénito de Yunes sería parte del acuerdo alcanzado en esta elección. En Morena y en la oposición no habría otros candidatos. Ya le tocó al PRI, entonces le tocaría al PAN, en caso de mantener la alianza opositora.

¿Cuáles son los escenarios? Hasta ahora el más claro lo tiene Manuel Huerta. El ex delegado federal trae todo el “punch” en Morena a pesar de que sus tratos con el gobierno estatal y con la candidata Nahle no son los mejores. Así como sólo se entendió con López Obrador, ahora sólo lo hará con Claudia Sheinbaum.

Huerta ya ganó la encuesta interna de Morena a Gobernador y sólo la decisión del Presidente le arrebató la candidatura. En caso de ganar la elección de junio, acumularía dos medallas difíciles de igualar: vencer a Nahle y vencer a los Yunes. Entonces no habría espacio para otro candidato.

Eso lo sabe muy bien y no sólo está construyendo su campaña para Senador, sino que ya ajusta equipo para quienes lo acompañarán en este periplo de seis años.

Enfrente sucede algo similar. Los Yunes no sólo buscarán ganar la elección al Senado, sino que intentarán sacar más votos que quien resulte electo gobernador del estado. Esto les significaría un triunfo simbólico, es decir, vencer a Morena y superar en votos al futuro gobernador. Eso también prácticamente les amarra la candidatura.

Para eso subieron a papá Yunes a la contienda. Para construir el 2030 debido a que su hijo sólo será senador por algunos meses antes de pedir licencia para competir por la alcaldía de Veracruz, el verdadero proyecto que le interesa. Pero el ex gobernador sería Senador prácticamente los seis años, lo que le otorgará ventajas muy importantes: fuero, exposición mediática y una intensa vida política.

Hay quienes aseguran que la intención de bajar a su hijo Fernando y subirse él es precisamente para garantizar fuero y evitar cualquier contratiempo con la justicia. Esto se antoja difícil luego de que el gobierno estatal nunca pudo probarle nada y la justicia federal negó tener alguna investigación en su contra.

Si ni López Obrador ni Cuitláhuac García pudieron llevar a la cárcel a Miguel Ángel Yunes –acaso lo mantuvieron a raya de la actividad política-, se ve muy difícil que Claudia Sheinbaum o eventualmente Rocío Nahle puedan hacer algo en su contra. Eso está descartado.

Ninguno de los dos Miguel Angel Yunes aguantaría otra derrota electoral. El ex alcalde de Veracruz tiene altísimas probabilidades de volver a gobernar el puerto, pero venir de una derrota no es buen augurio. Lo mismo pasará con su papá: volver a perder la elección a manos de Morena nada les garantiza para el 2030.

Por lo pronto, la irrupción de Miguel Ángel Yunes ya le puso sabor al caldo. Veracruz será una de las elecciones más cerradas e intensas en todo el país. Conociendo al choleño, es difícil pensar que nadarán de muertito porque ya tienen asegurada la curul.

En una encuesta publicada ayer domingo, Manuel Huerta aventaja por escasos cinco puntos a Miguel Ángel Yunes Márquez, en un escenario en el que todavía no aparecía su papá. Es evidente que su presencia modificará los momios.

El próximo 2 de junio podríamos estar conociendo a quien seguramente será el gobernador de Veracruz en el 2030.

Winckler, el mensaje para Yunes

La nueva detención del ex fiscal Jorge Winckler no se puede entender fuera del escenario electoral.

Favorecido por una decisión de la justicia federal -lo que le permitiría dejar la prisión y pasar a arraigo domiciliario-, ahora enfrenta otro proceso penal tras ser acusado de los delitos de desaparición forzada y privación ilegal de la libertad en modalidad de secuestro. En este caso, lo acusan del delito de tortura.

Rodolfo Félix Cárdenas, parte de su defensa jurídica, detalló que la acusación proviene de Francisco Zárate Aviña, quien es la misma persona por la que aprehendieron al exfiscal por los delitos de desaparición forzada y secuestro. Es decir, se trata del mismo acusador y de la misma gata jurídica pero revolcada.

Con Winckler en la cárcel, el gobernador intenta darle un argumento a su candidata para acusar de estos delitos a quien será el candidato al Senado y, por ende, poderlo involucrar en las investigaciones.

Dado el resolutivo del viernes, es muy difícil que mantengan firme la acusación. Sin embargo, al igual que sucedió con Rogelio Franco, eso es lo de menos. Lo importante es mantener por varios meses la espada desenvainada por sobre la cabeza de Yunes Linares.

Villalpando y Ana Miriam, vividores sin entrañas

¿Algún xalapeño sabrá de algo que hayan hecho en su beneficio el diputado federal Rafael Hernández Villalpando y la diputada local Ana Miriam Ferráez Centeno, que no fuera vociferar la misma letanía de la 4T?

El papel de Villapando, ex elcalde y ex rector de la Universidad Veracruzana, ha sido poco menos que nefasto. No hay acción, iniciativa o actividad que se recuerde a favor de los xalapaños que haya desempeñado en el Congreso federal. Se convirtió en un vividor que hoy busca su segunda reelección, pero que ante el rechazo de las propias tribus morenistas, decidieron bajarlo de la contienda.

Por su parte, Ana Miriam Ferráez, la misma que desde el panismo reconoció que López Obrador “le daba asquito”, ahora pretende representar a los xalapeños en el congreso federal. Fuera de actuar como sumisa aplaudidora y recordada por sus dislates legislativos –señalar el desempeño de un funcionario o servidor público, no es motivo de violencia de género, por si tiene la tentación-, no representa más que sus propios intereses.

Ninguno de los dos distingue a la ciudad, al contrario. Ambos sólo representan a dos fugaces y oportunistas, personajes que brincaron desde otros partidos políticos para acomodarse en un movimiento sin cuadros. Sin la marca, no ganarían ni en su propia casa.

La ratonera

  1. Las denuncias en contra de Joana Marlene Bautista fueron presentadas por el propio Poder Judicial. En esta historia de vendettas, habrá que ver hasta donde la ex funcionaria está dispuesta a guardar silencio respecto de lo que ella y sus colaboradores hicieron con millones de pesos de un quebrado Poder Judicial, cumpliendo órdenes desde el palacio legislativo y la Subsecretaría de Finanzas. Nada lo hizo sola.

  1. A López Obrador no le impresiona ver el zócalo lleno en un mitin político. Lo ha hecho muchas veces. Lo que lo acalambra es que ahora suceda como cuando él era opositor: sin acarreos, sólo con la voluntad y el hartazgo de la gente. Si alguien sabe de eso, es él mismo.