En menos de treinta días han asesinado en este país a siete políticos o candidatos a puestos de elección popular. El primero fue en diciembre, en Acapulco y era de Morena. En este mes de enero y hasta el viernes 26, habían asesinado a seis: uno en Morelos que era panista; otro en Chiapas que era perredista; otro en Colima que era militante de MC; otro más en Michoacán también emecista y dos del PRD en Guerrero (marido y mujer).
El sábado 27 la cifra macabra se elevó a ocho víctimas ya que fue ultimado a balazos en Cuitláhuac, Veracruz, Alejandro Naredo García, ex líder del comité del PRD en ese municipio. De acuerdo con datos preliminares, alrededor de las 11:00 horas Alejandro caminaba por el centro de Cuitláhuac cuando unos sujetos se le acercaron, le dispararon y huyeron.
Pero si eres de los que piensan que esto es apenas comienza, qué mal andas, lector. De acuerdo con el informe Votar entre balas de la organización Data Cívica, entre el 1 de enero de 2018 y noviembre de 2023, se registraron en el país 1,563 ataques, asesinatos, atentados y amenazas contra personas que se desempeñan en el ámbito político, gubernamental o contra instalaciones de gobiernos o partidos.
En tres meses del año anterior, del 7 septiembre (cuando dio inicio el proceso electoral) al 28 de noviembre, se registraron 81 asesinatos contra actores políticos. Una barbaridad en los tiempos de paz de la 4T.
Si, pero con los de antes había más violencia.
Pues no.
Con siete asesinatos en enero (contando el de Alejandro Naredo), el 2024 se perfila como el año más sangriento de la historia para los actores políticos por dos razones: porque la violencia ya rebasó a las autoridades y porque es año electoral.
Los expertos indican que los estados más sangrientos para participar en política electoral son: Veracruz, Oaxaca, Puebla, Guerrero y Michoacán.
¿Veracruz? ¿Qué acaso Veracruz no es un estado seguro? Lo repite con frecuencia el señor gobernador.
Es evidente que o anda bien norteado el señor, o ignora lo que pasa en el territorio que supuestamente gobierna. En las elecciones del 2021 Veracruz fue la entidad más violenta e insegura del país ya que concentró el 16 por ciento del total de asesinatos en tiempos electorales.
Urge que tanto el gobierno estatal como los municipales protejan a los aspirantes a puestos de elección popular.
Qué bueno que le brinden protección a la señora Rocío Nahle que trae más guaruras que Obama, pero ella no es la única candidata. La obligación de este gobierno es protegerlos a todos sin distinción de partidos, si no desean que se repita otro cobarde atentado como el que privó de la vida a Alejandro Naredo.
Ah, y ya que hablo de él.
Alejandro perteneció casi toda su vida al PRD, partido del que se fue para dedicarse a la música y a brindar servicio en un taxi.
A ver si no sale hoy el vocero de la Fiscalía, Cuitláhuac García, a decir que como el señor no pertenecía a ningún partido, su muerte no puede clasificarse como crimen político. Y (lo que será peor) agregue que las líneas de investigación están enfocadas en la música y en las dejadas.
De que es capaz; es capaz.
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