La próxima barrera de la NASA para encontrar vida extraterrestre podría estar debajo de las lunas de Júpiter y Saturno, ya que en un esfuerzo por perforar los océanos congelados de Europa y Encelado, habría respuestas sobre formas biológicas no conocidas hasta el momento.

Para eso, está la misión Cryobot, un robot perforador gigante que tendría la misión de llegar a las profundidades de ambos satélites.

La NASA cree que la luna de Júpiter, Europa, y la luna de Saturno, Encélado, muestran una fuerte evidencia de un océano subsuperficial global debajo de una corteza de hielo de agua de kilómetros de espesor.

Para llegar ahí a las profundidades de esos océanos se utilizará el cryobot, una sonda cilíndrica autónoma que utiliza calor para derretir el hielo que se encuentra debajo. Luego, el agua derretida fluye alrededor de la sonda antes de volver a congelarse detrás de ella. La perforación térmica de hielo es tan simple y efectiva que se ha convertido en una herramienta común para estudiar glaciares terrestres y capas de hielo.

En febrero de 2023, la Oficina de Ciencia y Tecnología de Exploración Planetaria (PESTO) de la NASA convocó un taller en el Instituto de Tecnología de California, que reunió a casi 40 investigadores de primer nivel de diversos campos e instituciones de todo el país para discutir el progreso en la maduración de esta tecnología y evaluar los desafíos pendientes.

¿Qué necesita la misión Cryobot para tener éxito?

  • En primer lugar, el corazón de un cryobot es un sistema de energía nuclear que genera el calor sostenido necesario para derretirse a través de kilómetros de hielo. Se han identificado varios sistemas de energía nuclear que podrían adaptarse a un sistema criobot, incluidos los conocidos sistemas de energía de radioisótopos (RPS) que han impulsado muchas misiones en el espacio profundo, y los reactores de fisión que pueden desarrollarse en los próximos años.
  • En segundo lugar, se requiere un sistema de gestión térmica para gestionar el calor producido por el sistema de energía nuclear a bordo, mantener temperaturas internas seguras y distribuir el calor al medio ambiente para un rendimiento eficiente. Este sistema requiere dos circuitos de fluido bombeados independientes: uno que hace circular un fluido de trabajo interno a través de canales incrustados en la piel y otro que hace circular agua helada derretida con el entorno circundante.
  • Las cáscaras heladas de Europa y Encélado contendrán impurezas como polvo y sal, que, cuando están suficientemente concentradas, pueden requerir sistemas auxiliares para penetrar. Se ha demostrado que una combinación de «chorro de agua» y corte mecánico es eficaz para eliminar escombros que van desde partículas finas hasta bloques sólidos de sal debajo de la sonda.
  • Por último, una misión criobot requiere un enlace de comunicación robusto y redundante a través de la capa de hielo para permitir que el módulo de aterrizaje transmita datos a un activo de retransmisión en órbita o directamente a la Tierra. Los cables de fibra óptica son el estándar de la industria para comunicarse con sondas de fusión terrestres y vehículos de aguas profundas, pero requieren una validación cuidadosa para su despliegue a través de capas de hielo, que están activas.

Las conclusiones del taller de NASA:

«En general, el consenso de los participantes en el taller fue que este concepto de misión sigue siendo factible, científicamente convincente y la forma más plausible a corto plazo de buscar directamente vida in situ en un mundo oceánico. El apoyo continuo permitiría a los científicos e ingenieros avanzar aún más en la preparación de los criobots para futuras oportunidades de misión. El potencial para la detección directa de vida en otro mundo parece más posible que nunca».

digitaltrends.com

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