Aviones de combate israelíes atacaron objetivos en la Franja de Gaza el viernes, poco después de que expirara una tregua de una semana, mientras la guerra con Hamás se reanudaba con toda su fuerza. En el cielo del asediado enclave podían verse columnas de humo negro e Israel arrojó volantes sobre zonas del sur pidiendo su evacuación, lo que podría indicar una ampliación de su ofensiva.
En Israel se activaron las sirenas antiaéreas en tres granjas comunitarias próximas a Gaza, lo que sugiere que los insurgentes habrían reanudado también sus ataques, aunque no se reportaron incidentes. La reanudación de las hostilidades avivó la preocupación por la suerte de los palestinos en el pequeño territorio costero, así como por los cerca de 140 rehenes que siguen retenidos allí tras la liberación de más de un centenar durante la tregua.
Qatar, que ha ejercido de mediador junto a Egipto, dijo que sus negociadores seguían tratando de alcanzar un acuerdo para reactivar el cese al fuego. El Ministerio de Exteriores qatarí indicó que el papel de Israel en la reanudación de los combates “complica los esfuerzos de mediación y agrava la catástrofe humanitaria”.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se reunió en la víspera con funcionarios israelíes, a quienes pidió que hagan más para proteger a la población civil palestina en su campaña para destruir a Hamás. Blinken llegó el viernes a Dubái para participar en la cumbre climática COP28, donde se verá con ministros de exteriores árabes y otros funcionarios.
La campaña con la que Israel respondió a la letal incursión de Hamás en el sur de su territorio el 7 de octubre, se ha cobrado la vida de miles de palestinos, desplazó a la mayoría de los 2.3 millones de habitantes de la Franja y causó una crisis humanitaria. Cientos de miles de desplazados se hacinan ahora en el sur del enclave, sin salida alguna, lo que plantea dudas acerca de cómo una ofensiva israelí en la zona podría evitar una cifra elevada de víctimas civiles.
Tampoco estaba claro hasta qué punto atenderá el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, las peticiones de Washington, su principal aliado. La oficina del mandatario dijo el viernes que el país “está comprometido a alcanzar los objetivos de la guerra: liberar a los rehenes, eliminar a Hamás y garantizar que Gaza no vuelva a suponer nunca más una amenaza para los residentes de Israel”.
Sólo unas horas después de la reanudación de los combates, el Ministerio de Salud gazatí, controlado por Hamás, reportó 32 fallecidos más y docenas de heridos.
En los volantes lanzados en el sur de la Franja, Israel instó a la población a salir del este de Jan Yunis y advirtió que la ciudad era ahora una “peligrosa zona de combate”. Otros panfletos pedían a los residentes en varios vecindarios de la Ciudad de Gaza que se marchasen al sur.
El ejército de Israel hizo público más tarde el viernes un mapa que divide el enclave palestino en cientos de parcelas numeradas y pidió a los residentes que se familiaricen con el número adjudicado a su ubicación en caso de una posible evacuación. No estaba claro cómo se informaría a los afectados de los pedidos de desalojo.
Cientos de miles de personas huyeron del norte del territorio al inicio de la guerra y muchos se refugiaron en Jan Yunis y en otras ciudades del sur.
Uno de los primeros ataques aéreos del viernes destruyó un edificio de gran tamaño en Jan Yunis. Instantes después se vio a residentes buscando frenéticamente a sobrevivientes bajo los escombros mientras los médicos llegaban al lugar. Un herido fue trasladado en una camilla.
Hamás culpó a Israel del final de la tregua tras rechazar todas las ofertas presentadas por el grupo insurgente durante la noche para entregar más rehenes y cadáveres.
Más información: G7 apoya la extensión de la tregua en Gaza entre Hamás e Israel
El anuncio de Israel sobre la reanudación de su ofensiva se produjo apenas 30 minutos después de que terminara el alto el fuego, que entró en vigor el 24 de noviembre, a primera hora de la mañana.
Durante la semana de pausa en los combates, Hamás y otros grupos insurgentes del enclave liberaron a más de 100 rehenes, en su mayoría israelíes, a cambio de la salida de 240 palestinos de cárceles en Israel.
Casi todos los que han recuperado la libertad son mujeres y menores de edad, pero el hecho de que queden pocos rehenes de estos grupos entre los cautivos en Gaza ha complicado un acuerdo para una posible ampliación.
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