Después de que se diera a conocer que la abanderada de Morena a la gubernatura de Veracruz sería Rocío Nahle y de que el ex secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, la balconeara de muy fea manera al declarar que la encuesta la había ganado Manuel Huerta y ella había quedado en segundo lugar, hubo quienes quisieron minimizar el más que notorio truene entre ambos personajes.

¿Distanciamiento o rompimiento?, le pregunté a uno de los cercanos a Eric. “Distanciamiento con tufo a rompimiento. Pero si Rocío quiere ser gobernadora tendrá que buscarlo para que la ayude con la elección. En palabras llanas mi hermano, Rocío necesita de Eric más que Eric de Rocío”, fue su contestación.

Pero Eric esperó en vano una llamada que nunca llegó. Medio mosqueado, le escribió unas líneas a Rocío que ésta no contestó. En el inter le pidió a Cuitláhuac que lo regresara a la Secretaría de Gobierno y aquí hay dos versiones. Una dice que el gobernador le dio con la puerta en las narices como desquite a tantas faltas de respeto que recibió de quien fuera su subordinado. Y la otra asegura que Cuitláhuac le pidió su parecer a “la señora gobernadora” que respondió con un lacónico y terminante: “ni se te ocurra”. Y agregó; “Dile que se vaya de Veracruz”, lo que puso en alerta al ahora exfuncionario.

El domingo 19 de este mes Rocío asistió a su primera reunión como precandidata donde estuvo la plana mayor de Morena menos Eric. Cuando le preguntaron por esa ausencia dijo: “No he hablado con él, no sé dónde está o qué piensa, pero no hay problema…”, que en buen cristiano quiere decir: “Eric me vale gorro”.

Y con eso tuvo el aludido para comenzar a moverse.

Trascendió que bien acalambrado, Eric buscó un acercamiento con el Gurú de Palacio Nacional por medio de su amigo Alejandro Esquer (el poderoso secretario particular del presidente), que le aconsejó que se desapareciera por un buen tiempo.

Si Alejandro le pasó el recado al presidente éste debió recordar los agravios que recibió del hijo predilecto de Otatitlán, que lo mandó dos veces al diablo cuando le ordenó que renunciara a su cargo y luego hiciera su campaña por la gubernatura.

Y lo que son las cosas; en apenas 46 días (del 13 de octubre en que presentó su renuncia a la Secretaría de Gobierno al día de hoy), Eric Patrocinio Cisneros pasó de ser el político más poderoso y temido de Veracruz a punto menos que un cero a la izquierda porque se quedó solo y su alma.

Dejado a su suerte por un gobernador que ya no gobierna y por un presidente que no olvida; abandonado por los alcaldes a los que tuvo en un puño a base de amenazas, sin informantes que le den cuenta de lo que hacen o dejan de hacer infinidad de ciudadanos, sin policías que estén a sus órdenes para lo que se ofrezca y odiado por la mayoría de los veracruzanos, el ex secretario de Gobierno está lo que le sigue a entrampado.

Y no lector, no es Roció la que necesita de Eric, es Eric quien necesita de la benevolencia y el perdón de Rocío; es Eric quien necesita del olvido de los munícipes a los que hizo ver su suerte; es Eric quien necesita de la compasión y misericordia de los hijos de las mujeres asesinadas como la alcaldesa de Jamapa; es Eric quien necesita de las oraciones de su Santidad el Papa y hasta de un milagro del Cristo Negro de Otatitlán, para hacerle frente al vendaval que se le vendrá encima si la zacatecana se convierte en gobernadora.

Ahora que si por lo mucho que le sabe a la señora ésta decide no llamarlo a cuentas, conque le prohíba regresar a Veracruz habrá hecho lo que nunca hizo Cuitláhuac García por los veracruzanos.

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