El debate actual sobre la reducción de la jornada laboral se centra en la construcción de un régimen de transición, no en si se debe aprobar la reforma.
Manuel Baldenebro (Morena), presidente de la Comisión de Trabajo, destaca la necesidad y justicia de la reducción, pero enfatiza la importancia de acordar la implementación, detalla el medio El Economista.
Aunque el dictamen fue aprobado en la Comisión de Puntos Constitucionales, aún puede modificarse en el pleno para incluir un régimen de transición.
Se propone que la reforma constitucional indique el inicio del proceso de reducción y establezca un tiempo, dejando detalles como el cómo en las leyes secundarias.
Esta semana concluyen los foros de Parlamento Abierto, donde se discutió la propuesta de reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales.
El sector empresarial pide un diálogo social para una transición gradual, mientras especialistas y sindicatos destacan los beneficios de la reforma.
Manuel Baldenebro busca que el dictamen aprobado en el pleno ya contemple avances en el régimen de transición, similar a cambios anteriores en la Ley Federal del Trabajo.
El objetivo del régimen de transición es garantizar una implementación exitosa sin perjudicar a los trabajadores ni a las empresas.
Se busca un equilibrio entre la protección de los trabajadores y el desarrollo empresarial, con un enfoque en cómo construir el proceso.
El legislador subraya que el proceso de reducción de la jornada laboral ya comenzó y no se detendrá por el análisis del régimen de transición.
OCDE pide que se avance en la aprobación de la reforma
Mario López Roldán, director de la OCDE en México, destaca la necesidad de que la reforma sea un proceso más que un suceso.
México ocupa altos lugares en horas de trabajo y desequilibrio entre la vida laboral y personal, justificando la reducción del límite en el tiempo de trabajo.
La OCDE muestra preocupación por el estado de los trabajadores en México y aboga por una atención especial en este tema.
Se menciona la preocupación por un sector fundido con obstáculos para aumentar su productividad.
Chile y Colombia recientemente redujeron su jornada laboral, mientras que Ecuador estableció un límite de 40 horas semanales en 1997, siendo pionero en la región.
La experiencia internacional se utiliza como argumento en los foros para respaldar la importancia de la reforma, pero con una implementación gradual.
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