Jerusalén es uno de las principales puntos de discordia entre Israel y los Territorios Palestinos. Esta ciudad, que ambas partes reclaman como propia, es la sede dos de los sitios sagrados más importantes para el judaísmo y el islam: el Muro de los Lamentos y la mezquita de Al Aqsa.

El acceso a los dos lugares, principalmente de los palentinos a Al Aqsa, se ha complicado en los últimos años. En mayo de 2021, fue el escenario de violentos enfrentamientos entre la policía de Israel y manifestantes palestinos, que desencadenaron una ofensiva de Hamás y una respuesta israelí con misiles.

Incluso la operación lanzada por Hamás el sábado 7 de octubre, y que hasta el momento ha causado la muerte de más de 900 personas en Israel, es conocida como «Diluvio de Al Aqsa”, una referencia al templo clave para los prácticamente del Islam.

¿Qué son el Muro de los Lamentos y la Mezquita de Al Aqsa y dónde están?

Las historias del Muro de los Lamentos y de la Mezquita Al Aqsa llevan unidas más de 1,000 años.

Los orígenes de la mezquita, el segundo sitio más sagrado para los practicantes del islam, se remontan al siglo VII. Fue construido por primera vez en 637 d.C., solo cinco años después de la muerte del profeta Mahoma. Ha sido destruido, reconstruido y renovado varias veces.

El edificio actual data en gran parte del siglo XI y alberga oraciones diarias y reuniones de los viernes que atraen a grandes multitudes. Fue construida sobre el sitio del Templo judío destruido por los romanos en el año 70, y cuyo único vestigio es el Muro de los Lamentos, explica Indira Sánchez Bernal, Directora Asociada del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México.

Se encuentra adyacente a importantes lugares religiosos judíos y cristianos, en particular el sitio del Primer y Segundo Templos Judíos.

¿Cuál es su importancia?

Llamada por los judíos Har HaBayit (Monte del Templo), la explanada es el lugar más sagrado del judaísmo. Pero la mayoría de los fieles no acuden a ella pues el rabinato les prohíbe el acceso, por temor a que pisen y desacralicen el santo lugar.

Sin embargo, algunos grupos judíos ultraortodoxos abogan por un mayor acceso y control del sitio, buscando recuperar el histórico Monte del Templo, considerado por los judíos como el lugar donde Dios promete su plena presencia.

La mezquita de Al Aqsa (la mezquita más lejana), por su parte, «tiene un profundo significado para los musulmanes alrededor del mundo. Pero también es importante resaltar su gran relevancia política para los palestinos. Estos dos hechos la hacen un punto focal para el conflicto”, dijo el periodista y el profesor universitario Ken Chitwood en un artículo para The Conversation.

De acuerdo con el Corán —el libro sagrado del Islam—, este es el lugar desde el cual Mahoma ascendió al cielo. El domo de la roca es el lugar físico donde el profeta físicamente ascendió.

Se hace referencia con frecuencia en la tradición islámica y los hadices (registros de algo que el Profeta Mahoma dijo, hizo o aprobó tácitamente) se cree que mientras estuvo en La Meca, Mohoma originalmente orientó las oraciones de su comunidad hacia Al-Aqsa.

Además de estos monumentos, en la explanada también se encuentra la iglesia del Santo Sepulcro, uno de los sitios más importantes de adoración para la Iglesia Católica, ya que la tradición dicta que los restos de Jesús, el mesías del cristianismo y un profeta del Islam, se encuentran en este sitio.

“Jerusalén, en esta perspectiva, es un lugar que va a contener a las tres principales religiones reveladas: judaísmo, cristianismo e Islam”, señala la especialista del Tec de Monterrey.

¿Qué tienen que ver con la guerra?

La religión ha jugado un papel muy importante para el desarrollo del conflicto. Sánchez Bernal, académica del Tec de Monterrey, indica que algunos especialistas ubican el origen del conflicto 2,000 años atrás. Entonces, de acuerdo con los Rollos del Mar Muerto —exhibidos en el Museo Nacional de Israel—, ya había vestigios de la presencia de tribus israelitas en la Palestina histórica.

Quien expulsan a las tribus israelitas —Sánchez Bernal aclara que no debe confundirse con israelí, el gentilicio actual de Israel— fue el Imperio Romano. “Los árabes no llegan a este territorio hasta aproximadamente entre el 650 y el 700 de nuestra era”, señala la especialista.

De 1228 a 1919, Palestina fue una provincia del Imperio Otomano. En esta etapa histórica las tres religiones conviven en armonía. “Había una dinámica intercultural en la que había una convivencia entre árabes, judíos y población cristiana, a tal grado que eso se puede ver arquitectónicamente y en los mercados que se construyeron en la época”, indica la profesora del Tec de Monterrey.

Cuando Reino Unido coloniza esta zona es cuando se originan los mayores conflictos. Ya entonces, habían surgidos movimientos nacionalistas tanto judío (el sionismo, principalmente, que reclama el regreso a la tierra prometida), como palestino, apoyado por los nacionalismos árabes que surgieron en la región.

En 1947, después del holocausto judío a manos de la Alemania Nazi y del fin de la segunda Guerra Mundial, la recién surgida Organización de las Naciones Unidas emite la resolución 181, que divide el territorio en tres partes: un poco más de la mitad para Israel, el Estado judío, otra parte un poco menor a 50% que correspondería a Palestina, y Jerusalén, que quedaría como un territorio internacional.

Sin embargo, “este es un territorio que siempre ha estado en disputa. Ambos movimientos, tanto el nacionalismo árabe como el sionismo, consideran que Jerusalén debería ser la capital de uno o del otro”.

De esta parte, la más disputada es Jerusalén del Este, donde se localizan los sitios sagrados, y que, de acuerdo con la división de Naciones Unidas, quedaría dentro del territorio de Palestina que hoy se conoce como Cisjordania.

En 1967, durante la guerra de los Seis Días, Israel ocupó Jerusalén del Este, parte de Cisjordania y los accesos a la Explanada de las Mezquitas.

“No fue un evento cualquiera. Esa guerra transformó Medio Oriente porque tuvo un impacto significativo en la política en el mundo árabe, en Israel, en la implicación de Estados Unidos en esta región del mundo”, explicó Kenneth Stein, profesor de Historia de Medio Oriente y Ciencia Política en la Universidad Emory, en Georgia, a la BBC en un artículo publicado en 2017.

La primera gran consecuencias es la expansión del territorio israelí. Arrebató a Jordania el control de Jerusalén Este y Cisjordania. Antes de la guerra, los palestinos vivían bajo la soberanía del reino y contaban con la ciudadanía jordana. Sin embargo, después de la guerra y sin el apoyo de los países árabes, surgió un movimiento palestino nacionalista.

La explanada ha sido ya testigo de varios conflictos. En 2000, Ariel Shalom, el entonces líder de la oposición israelí guío a los legisladores de su partido, Likud (derecha), al lugar. Ahí dijo las siguientes palabras: «El Monte del Templo está en nuestras manos y permanecerá en nuestras manos. Es el lugar más sagrado en el judaísmo y es el derecho de todo judío visitar el Monte del Templo”.

Los palestinos protestas. Se produjeron enfrentamientos que derivaron en la segunda intifada palestina. Más de 3,000 palestinos y unos 1,000 israelíes murieron.

En mayo de 2021, los palestinos que protestaban contra el desalojo de familias en sus territorios se enfrentaron con la policía de Israel en el sitio de al Aqsa, lo que hizo que al menos 163 palestinos y 17 agentes de policía israelí resultaran heridos.

En respuesta a esto, el grupo islamista Hamás lanzó cohetes hacia Jerusalén desde la Franja de Gaza, lo que desencadenó un conflicto de 11 días con Israel.

En 2022, cuando coincidieron por primera vez en décadas la pascua judía y el ramadán, el mes sagrado de los musulmanes, se produjeron escenas violentas cuando la policía de Israel desalojó la explanada y escoltó a los visitantes judíos al complejo. La policía de Israel aseguró que se lanzaron piedras hacia el Muro de las Lamentaciones.

Pero el conflicto más grave, y que dio origen al ataque de Hamás del 7 de octubre, ocurrió en abril de este año. Entonces la policía israelí allanó la mezquita de Al Aqsa, pues aseguró que “agitadores” se habían atrincherados con fieles en su interior.

Las protestas comenzaron debido a informes de que extremistas judíos planeaban sacrificar una cabra en el Monte del Templo durante la Pascua, como se hacía en tiempos bíblicos antes de que los romanos destruyeran el templo.

La policía y las autoridades religiosas israelíes afirmaron que no permitirían un acto de esa naturaleza.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, insistió en que la policía «debía actuar para restablecer el orden… garantizar el acceso libre a todas las religiones y mantener el statu quo en el Monte del Templo”.

Sin embargo, el waqf islámico que administra la explanada calificó la incursión policial como «una flagrante violación de la identidad y función de la mezquita como lugar de culto exclusivo para los musulmanes”.

Sánchez Bernal explica que este tipo de conflictos también puede crecer debido a la composición actual del gobierno de Israel, ya que se trata del más ortodoxo de la historia, pues el Likud, el partido de Netanyahu, se alió con agrupaciones ultranacionalistas y de extrema derecha para llegar al poder.

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