Hay, por lo menos, dos veracruzanos que tuvieron la suerte de gobernar un par de entidades ajenas al terruño que los vio nacer. Uno es el xalapeño Xicoténcatl Leyva Mortera –un priista que falleció en septiembre de 2021 y estaba emparentado con el expresidente Miguel Alemán Valdés–, el cual gobernó Baja California Norte de 1983 a 1989, y el orizabeño Mauricio Kuri González, del PAN, quien desde 2021 lleva las riendas del próspero y pujante estado de Querétaro, cuya administración está muy bien calificada por sus altos índices económicos y de seguridad.

¿Por qué entonces se ha desatado una fuerte campaña xenofóbica en contra de Rocío Nahle, la secretaria de Energía oriunda del estado de Zacatecas que aspira gobernar Veracruz?

La más interesada en descubrir el origen y causa de estos ataques debería ser la
la ingeniera química paisana del senador Ricardo Monreal, si es que finalmente obtiene la candidatura y quiere ganar la elección de 2024.

¿Acaso el presidente municipal de Xalapa, Ricardo Ahued, quien tampoco es nativo de Veracruz sino del estado de Hidalgo, generaría el mismo repudio que Nahle? Se presume que no. Y es que el exitoso empresario, que llegó de niño con sus padres a residir a la capital veracruzana en busca de un mejor nivel de vida, es bien visto y aceptado por la ciudadanía, pues ya fue electo como diputado local y federal, senador y dos veces alcalde.

La diferencia, al parecer, entre Ahued y Nahle es el don de gentes, la sencillez, la honestidad y los buenos resultados.

Desde 2004, cuando contendió por primera vez por la alcaldía xalapeña abanderado por el PRI, Ahued jamás ha peleado por ninguna otra candidatura. Todas, hasta el momento, se las han ido a ofrecer gobernantes y líderes partidistas hasta las puertas de su casa. Inclusive se ha dado el lujo de rechazar algunos cargos de elección popular que poderosos personajes le han propuesto. En la presente sucesión gubernamental, para la que recibió el apoyo de diversos sectores que no militan en Morena –principalmente de empresarios–, dejó claro, desde un principio, que no iba a confrontarse con nadie por tan disputada nominación.

¿Le estará fallando entonces a Nahle el diálogo y la conciliación? ¿Su error será acaso la soberbia de saberse la favorita del jefe del Ejecutivo federal Andrés Manuel López Obrador y de la virtual candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum, quienes necesitan postular por lo menos a cuatro mujeres competitivas en los ocho estados en los que se elegirán gobernadores?

De acuerdo con el artículo 116 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la secretaria de Energía está legalmente habilitada para ser la titular del Poder Ejecutivo de Veracruz, pues la Carta Magna establece que “sólo podrá ser gobernador constitucional de un Estado un ciudadano mexicano por nacimiento y nativo de él, o con residencia efectiva no menor de cinco años inmediatamente anteriores al día de los comicios, y tener 30 años cumplidos el día de la elección, o menos, si así lo establece la Constitución Política de la Entidad Federativa.”

Nahle, nativa de Río Grande, Zacatecas, lleva más de 35 años residiendo en el puerto de Coatzacoalcos. Inclusive ya ejerció dos cargos de elección popular por la entidad veracruzana: diputada federal y senadora.

Sin embargo, corre el riesgo de que cualquier otro aspirante la impugne por incumplir con el requisito de “ser veracruzano en pleno ejercicio de sus derechos”, según la base quinta de la convocatoria emitida por el Comité Ejecutivo Nacional de Morena.

¿Quién será el o la valiente que decida echarse este trompo a la uña?