Algunos dependen directamente de la herencia, otros pueden cambiar por factores ambientales. Pero muchas de las características físicas más visibles de las personas surgen de múltiples variaciones genéticas

Los genes son instrucciones que las células utilizan para producir proteínas y así funcionar. Cada persona hereda dos copias de cada gen, una de cada progenitor. Esta información puede presentar diferencias sutiles, conocidas como alelos, y cuando se fusionan surge el genotipo cuya tarea es determinar un rasgo físico. Por ejemplo, la textura del cabello es moldeada por esta interacción genética.

Las características que se observan en la apariencia de cada individuo son conocidas como fenotipo. Además del pelo, otros rasgos físicos se determinan por los genes heredados: desde la altura de una persona hasta el color de sus ojos, los genes se combinan de formas diferentes en cada persona, incluso en los miembros de una misma familia.

Sin embargo, algunos de estos factores físicos también dependen de elementos ambientales e incluso algunas prácticas podrían favorecer el desarrollo de una característica. Por ejemplo, la altura puede ser influenciada tanto por los genes como por factores del contexto como la nutrición, el tipo de alimentación, las enfermedades congénitas y la práctica de actividad física.

Ojos claros, genes recesivos

Los genes tienen dos clasificaciones principales: dominantes y recesivos. Un gen dominante es aquel cuya variante se expresa aunque solo haya una copia presente, mientras que el recesivo necesita dos copias para manifestarse. No todos los genes recesivos están vinculados con anomalías o enfermedades. Algunos pueden estar relacionados con rasgos completamente normales, como el color de ojos. Por ejemplo, la combinación de dos genes recesivos hace que las personas tengan ojos azules.

Un estudio publicado en Science Advances identificó 50 genes para el color de ojos a partir del análisis de casi 195.000 personas en Europa y Asia. El equipo de investigadores del King’s College de Londres y el Centro Médico de la Universidad Erasmus de Róterdam aseguró que las variaciones genéticas del color de los ojos en los asiáticos con diferentes tonos de marrón son similares a lo que sucede con los europeos de ojos azules. Los hallazgos también representan un acercamiento a la comprensión de enfermedades oculares como el glaucoma pigmentario y el albinismo ocular.

La textura del cabello es producto de los folículos y la evolución

La interacción de genes específicos, como KRTHAP1 y TCHH, juega un papel en la determinación de la estructura del cabello. El segundo gen, TCHH, parece relacionarse con diferencias en la textura del pelo en personas de ascendencia del norte de Europa, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, pero aún falta evidencia para afirmarlo. Si bien hay diferentes asociaciones de los tipos de cabello con una variación genética determinada, los folículos ofrecen una vía más clara.

Existe un principio identificado en este tema: el folículo que aparece en forma perpendicular a la superficie de la piel verá nacer cabello lacio. Esto se debe a que la queratina se produce de forma homogénea en cualquier dirección. Al tener una distribución un poco más simétrica alrededor del cráneo, la forma del crecimiento del pelo será circular, según Muy Interesante.

En el caso contrario, una persona con cabello rizado tiene folículos cerca del plano paralelo respecto a la superficie del cuero cabelludo. La queratina surge de forma asimétrica. De esta forma, la caída del cabello formará elipsis; también crecerá más por un lado que por el otro. La aparición de este tipo de pelo también tiene explicaciones antropológicas que lo consideran un resultado evolutivo para proteger a las personas de los rayos UV y retener el calor, de acuerdo con National Geographic.

En cualquier caso, el color está definido por varios genes, que trabajan juntos para determinar la cantidad y el tipo de melanina, el pigmento que da color al cabello.

Aunque factores ambientales como la salud general, la dieta, y el cuidado influyen en las características del cabello, los genes ofrecen la base subyacente que dirige estas características en un nivel fundamental.

La estatura es 80% genética

La estatura es una de las características físicas más ligadas a la herencia genética. La altura que una persona podría llegar a tener en la edad adulta está determinada, en gran medida, por un complejo entramado de genes. En un estudio publicado en la revista científica Nature Genetics se lograron identificar 697 variantes genéticas relacionadas con este rasgo. Sin embargo, otros elementos ambientales como la alimentación sana y la actividad constante influyen, pues en algunos casos las personas crecen más de lo esperado.

Respecto al porcentaje en el que interviene la herencia genética en la estatura, se ha estudiado desde 2007. En la actualidad, se sabe que el 80% de la variabilidad de la altura es atribuida a los genes. Además, la empresa GIANT (Genetic Investigation of Anthropometric Traits), esclareció que existen más de 400 regiones del genoma humano que intervienen en este rasgo físico, según BBC.

La herencia interviene al regular el desarrollo y crecimiento de los huesos y los tejidos en el cuerpo humano. Las variantes genéticas relacionadas con la estatura afectan la producción y la acción de las hormonas del crecimiento, así como la formación de cartílago y huesos en las etapas tempranas de la vida. Sin embargo, es probable que si los padres de un bebé son altos, él también lo sea al madurar.

Hoyuelos en las mejillas, un rasgo irregular en las familias

Los hoyuelos (hendiduras en las mejillas) pueden aparecer en familias enteras. Los biólogos pensaban que eran rasgos hereditarios, pero en años recientes se sabe que podría tratarse de una característica irregular. En general, este fenómeno se consideraba un resultado de los genes dominantes, lo que significa que una copia del gen alterado está presente en cada célula, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

La aparición de hoyuelos en las mejillas se debe a que ciertos músculos faciales funcionan de manera única y crean pequeñas depresiones en las mejillas al sonreír o reír. A diferencia de las características faciales más uniformes, son considerados rasgos dominantes irregulares. Lo anterior significa que su presencia sigue una herencia genética poco previsible y puede surgir incluso si solo uno de los padres los tiene.

49 genes para el lóbulo de la oreja

El lóbulo de la oreja, a diferencia de otros rasgos físicos, es el resultado de un complejo baile de genes. El hecho de que una persona tenga esta parte separada o pegada al rostro depende del historial genético de sus antecesores, aunque en la actualidad se ha identificado que es producto de la intervención de varios genes a la vez.

En un estudio realizado con muestras de al menos 75.000 participantes, los científicos llevaron a cabo un registro en el que exploraron las variaciones genéticas relacionadas con el lóbulo de la oreja. La investigación determinó que participan 49 genes que tienen un papel importante en ambos tipos de lóbulos, según el análisis publicado en la revista científica American Journal of Human Genetics.

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